Capítulo 15

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Shalley Brown

No encontraba las palabras para expresar lo que estaba sintiendo, era el simple hecho de que él me hacía sentir algo inefable, nunca pensé que iba encontrar consuelo en una persona como él, pero no me arrepiento de haberlo conocido, pues ahora se ha convertido en mi confidente. Salí de allí con el temor recorriendo cada lugar de mi cuerpo, sentía mis manos sudar y mis piernas temblar, Gael me dijo que si en algún momento el director decidía suspenderme, él me ayudaría para que eso nunca pasara ¿ A caso tenía un plan? No tenía ni idea.

Pasaron algunas horas en las que el colegio literalmente me parecía un infierno, los profesores ya no me veían igual, incluso cuando no entendía algo, muy amablemente se acercaban para explicarme mientras trataban de tocar alguna parte de mi cuerpo y que decir de mis compañeros, todo el tiempo se le pasaron hablando de como hubiera gemido mientras el profesor me hacía suya, era asqueroso, yo solo quería llorar sin consuelo alguno.

—Señorita Shalley, venga a mi oficina ahora mismo — dijo el director saliendo del salón rápidamente.

—Alista el condón querida, tal vez encuentres una manera más sutil de que no te echen — musitó Hamilton entre carcajadas.

Los demás también rieron sin disimular, yo tomé mis cosas y salí del salón con los nervios atacando mi garganta; Por otra parte, no tenía razón para estar así, no había hecho nada malo y tal vez la suerte estaba de mi lado. Llegué a la oficina del director y entré con la cabeza agachada, él me pidió que me sentara y fue ahí donde vi a mi madre sentada a mi derecha.

—Señora Brown ¿Se da cuenta que su hija se convertido en un mal ejemplo para éste colegio? — preguntó con desagrado — primero la encuentro con un drogadicto que lo único que sabe es consumir y luego me entero que mantiene relaciones íntimas con todos los profesores del lugar.

—Dios — susurré al darme cuenta lo mucho que había exagerado las falsas circunstancias.

—Mi hija me contó del chico que la había salvado, aunque no me dijo que era un... — miré a mi madre y se quedó callada por unos segundos —, pero yo vine a defender a mi hija, ese maldito se quiso aprovechar de ella, no ella de él.

—Entiendo que sea su hija, debe ser muy díficil darse cuenta la ficha en la que se ha convertido — masculló.

El miedo que hace algunos segundos había sentido se ha convertido en odio, no hay sentimiento más placentero que aquel que se convierte en odio, porque las fuerzas salen desde un lugar que no sabíamos que existía. Mi madre siguió discutiendo con el director, pero era más fácil convencer a una pared de mi inocencia que a ese hombre. Cuando creí que todo estaba perdido apareció Gael con su cigarro casi apunto de terminar, sus ojos brillantes me hacían entender que tenía una idea y eso me alegraba un poco.

Brindis con Veneno (Completa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora