Capítulo 8

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Shalley Brown

El día había llegado, por más que le rogué a mi madre que no quería estudiar, ésta simplemente me repetía lo mismo - Debes aprender a conllevar los problemas - no me quedó más remedio que obedecerla y alistarme para ir. Una vez terminado todo, salí de casa y empecé a caminar, no podía negar que me hacía falta la presencia de Han cuando caminaba por las solitarias calles, sus ocurrencias siempre me hacían reír alegrando hasta mi día más melancólico, la lluvia seguía presente dando a entender que el invierno había llegado, al parecer el cielo sufre junto conmigo.

Mientras caminaba sintiendo como las gotas de lluvia mojaban mi rostro, empecé a escuchar unos pasos tras de mí, por un momento pensé que podría ser Han y mi corazón alterado me obligó a dar la vuelta, pero estaba una persona parada con un aspecto escalofriante y solo logró que cayera al suelo mojando mi uniforme con el húmedo suelo. Por un momento creí que ahora sí sería raptada, pero esa risita burlona lo podría reconocer aunque estuviera en la luna.

—¿Siempre eres tan torpe Brown? — siguió riendo mientras extendía su mano hacia a mí.

—No necesito tu ayuda — musité enojada levantándome sola — ¿Acaso me estás siguiendo?

—Para tu información vivo aquí — dijo sacando un cigarro de su bolsillo —, además no eres la clase de chica que yo seguiría, simplemente no eres mi tipo.

—¿Por qué haces eso? — pregunté mirando su cigarro encendido luchando contra las gotas de lluvia.

—Preguntas mucho Brown, no te fijes en eso, solo son etapas de la vida.

Dicho eso, el chico salió de mi vista perdiéndose en la escasa niebla, su cabello mojado hacia juego con su personalidad distante y grosera, pero aunque fuera así, algo que hacía creer que tenía un corazón muy noble. Al fin había llegado al colegio, por desgracia había llegado tarde, con un fuerte suspiró entré a la clase llamando la atención de todos allí, el profesor me miró disgustado y se levantó de su asiento, solo eso me faltaba, que me regañara al frente de la clase.

—Señorita Shalley, me parece una falta de respeto que llegue tarde y se atreva a pisar mi clase — su voz sonaba enojada, era un idiota —, pero la dejaré entrar siempre y cuando acepte hacer un trabajo extra.

—Vaya Shalley ¿Es verdad que estás cogiendo con Gael? Siempre dicen que las que tienen cara de angel son unas malditas follonas — la voz de Hamilton se hizo presentido con un hiriente comentario, los demás nuevamente se rieron y como siempre los profesores no hacían ni mierda.

Entre risas y comentarios entré a la clase sacando mi libro correspondiente, un papel hecho bola golpeó mi cabeza quedando en la mesa, lo tomé y lo desenvolví dejando a mi vista un pene dibujado con el nombre Gael escrito en la hoja ¿Quién era Gael? ¿Acaso era ese chico que últimamente me he encontrado tanto? Sí es así, al fin había descubierto su nombre.

Brindis con Veneno (Completa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora