No puedo perderte (EdwardxJacob)

El tormento de la manada

Sucedió que no tuve que esperar a que anocheciera para ver a mi manada, cuando abrí la puerta media hora después de hablar con papá ellos estaban allí y no se irían hasta tener una muy dura conversación conmigo.

—Ve—papá alentó—hablare con Sue, no dejes que mi hijo te convenza de dejarlo—papá se entrometió directamente hacia Leah.

—Papá—Gruñí al mismo tiempo que Seth soltaba un "¿Dejarlo, como que dejarlo?" sacudí mi cabello en frustración—Vámonos—les instruí a ambos hermanos saliendo de casa directo al bosque.

—¡Esme dijo que regresáramos pronto! dijo que haría un gran bufete para nosotros y que invitáramos a los demás, Sam y los lobos también—Seth salto inmediatamente en su forma de lobo, la lengua de fuera y palabras a un millón por minuto. —¡Bella dijo que te llevara incluso si era arrastrando y que te dijera que la llamaras! —Seth siguió parloteando y yo lo deje ser.

—¿Cómo te fue con Sam? —Leah pregunto.

—Regular—Seth dio un salto a mitad de la nada aun jugando.

—¿Regular como intentamos matarnos o regular llegamos a un acuerdo solo por diplomacia? —El chiquillo inteligente pregunto, enterré más las patas en la tierra sin contestarles solo llenando mi mente con el camino y los sonidos del bosque. Solo cuando estuve seguro de que ni vampiros ni lobos escucharían me detuve y les di la cara, los tres en una especie de triangulo extraño mirándonos los unos a los otros.

—Habla Jacob, asi todos podemos estar enterados y volver a casa para comer o ir a celebrar con los chupasangre—Leah sonaba frustrada, hubo una rodada de ojos y él ánimo de Seth se disparó queriendo saber también.

—Necesito que vean algo primero y después de eso pueden decidir si quieren abandonarme voluntariamente o no—Seth y Leah estaban por replicar por millonésima vez que ellos no me dejarían, pero entonces abrí mi mente. La parte que protegía el lazo de la imprimación para que ellos pudieran ver.

La llamada de Edward había sido cruel, el vampiro había preguntado por Charlie y le había dicho exactamente dónde estaba. El caos de Bella gritándome porque no le pase la maldita llamada, aterrada de lo que eso significaría y Alice apareciendo con las malas noticias.

—Hombre, eso es fuerte—Seth murmuro.

—Esos dos sí que saben hacer un drama—Leah opino como si el romance de salvar a la persona que amas de su inevitable muerte fuera demasiado cursi para ella.

Navegamos en el momento en que aparecí en casa de los Swan cuando Bella volvió, listo para meter a mi mejor amiga en problemas con tal de que no viera a Cullen. Y luego el primer vistazo de ese hombre, de la persona que más amaba.

—SANTA MIERDA—Seth grito alto y agudo cuando lo vieron desde mi perspectiva. No tuve el corazón para retarlo por su lenguaje, lo dejaría pasar ahora solo porque de hecho la expresión encajaba con la revelación.

La imprimación en todo su esplendor caótico, cortando los lazos que me unían a la tierra y suplantándolos por lazos más fuertes, como mi vida se había reducido a ese hombre que acababa de volver de un intento de suicidio por creer que perdió a la mujer de su vida. Les mostré la pérdida total de control que solo Edward calmo cuando intento proteger a Bella de mí y el disgusto en su mirada que me hizo correr.

—No puede ser—Leah murmuro sonando herida, Seth tenía el pecho en el suelo y la cabeza entre las patas gimoteando con desconsuelo.

Detuve mis recuerdos hasta allí, me obligué a cerrar de nuevo esa parte de mi mente encapsulando todo lo demás que ellos no tenían que mirar, pero que supuse que podían comprender ahora.