No puedo perderte (EdwardxJacob)

Verdades reveladas

Bienvenidos de vuelta amores míos. Sujetense y prepárense.

Me siento obligada a poner una advertencia para este capítulo: Por favor  tengan precaución con el contenido debido a que la narradora es Bella, recuerden intentar censurar un poco sus comentarios si van a insultar (sean creativos, no excepcionalmente groseros) y esperar lo mejor para más adelante.

Todos amamos a Jacob, el AAJ realmente va a tener un trabajo pesado cuidando de nuestro lobo a partir de este cap.

Bella

El silencio de Edward estaba cargado de poder. Podía ver en su rostro la fría calma que sobreviene a la tormenta y la aterradora comprensión que se asienta entre nosotros, él es todo músculos duros y expresión ilegible con una máscara que parecía meditativa, pero yo lo sabía mejor y entendía que esa mascara no duraría demasiado.

Mientras el silencio se hacía más largo yo luchaba por recuperar el control de mi misma (la ira rugiente y las acusaciones vacías comenzaban a retirarse, la neblina roja que no me dejaba pensar con claridad se asentaba a la espera de volver cuando mi concentración fallara), era difícil. Edward aun no decía una palabra, pero nuestra compañía no tenía tales reparos y comenzaba a escuchar siseos incrédulos y pedidos para mantener la calma.

—¿Desde hace cuánto? —Edward pregunto por fin. Leah hizo un ruido parecido a una risa conservando su faceta lobuna, no tenía que ser un genio para saber que ella estaba limitada por Tia para que no me atacara y que su burla era más una amenaza.

No tenía sentido mentir, no tenía sentido seguir ocultándolo. Mi mejor opción ahora mismo es hacerle ver a Edward los riesgos de esa magia, de ese engaño al que los lobos llamaban imprimación.

"Tengo que mantener a mis seres amados a salvo, espero que él lo entienda. Rezo para que Edward escuche y no se deje llevar por Jacob de nuevo. La amenaza que mi escudo mantiene alejada es la más peligrosa que he sentido desde que me convertí, es esa magia la que amenaza todo lo que conseguí: Mi casa, mi familia extendida, mi esposo e hija. Es la única amenaza, el único obstáculo que me da miedo no poder superar."

—El primer día después de convertirme—Escupí finalmente. Edward permaneció muy quieto con su máscara de falsa tranquilidad aun intacta, detrás de mí Benjamín hizo un sonido herido. —Fue tan fácil descubrirlo... —Contemple, realmente había llegado a mi sin buscarlo. Mi don me advirtió de la amenaza antes de que yo siquiera pudiera ver lo que era—Podía sentir por primera vez el escudo en mi mente, la barrera que te impedía leerme, pero había algo más, hebras muy suaves que se extendían a una mente que no era la mía—Los ojos de Edward se volvieron más oscuros, sus nudillos se tensaron como si quisiera cerrar los puños, pero se contuviera firmemente. La sorpresa se mostró en la caída suave de su barbilla; labios separados, boca abierta, una exhalación suave de aliento innecesario.

La máscara se rompió, pero no había furia "Todavía no, aun no, pero no puedo confiarme, Edward aprecia a Jacob como una especie de amigo o aliado así que tengo que ser más lista y explicarle porque esto es peligroso" Mi esposo estrecho los ojos, las rendijas de oro dorado parecían cautelosas.

—¿Como? —Pregunto. Cerré los ojos huyendo de su juicio, escondiéndome de él lo suficiente para convencer a la última parte de mi de ceder y dejar ir la ira rabiosa y concentrarme en las palabras que me darían la victoria.

"No gano nada volviendo a atacarlo fuera de mí, tengo que ser más lista que eso"

Ya no quedaba más de mí para luchar contra sus preguntas, mi escudo estaba debilitado de todas maneras, lo bastante roto como para que empezara a costarme trabajo mantenerlo en su lugar. Mi don era fuerte, tenía que serlo si quería mantener a mi familia unida y sabía que la única forma de compensar su fallo era decirle a Edward las cosas que tenía que escuchar. Las explicaciones y mi razonamiento tendrían que ser suficientes (confiaba en que sí) porque Edward siempre me entendía, él siempre me hacía ver que la mayoría de mis decisiones estaban bien tomadas porque eran estas pequeñas cosas las que nos habían unido en primer lugar y nos habían salvado tantas veces.