Capítulo 22

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"...It's not time for conversation, no

I don't wanna complicate this for you

And I leave them other girls alone

If you'll be the one that I come home to..."


- ¡ME QUEDA UNA CARTA! – gritó Candela y la miré mientras festejaba en la silla. Odiaba perder contra ella, significaba después horas y horas de burla –

- Basta – la miré – No quiero jugar más contra ella

- Sos una pésima perdedora Lalita – río y cuando Peter le puso un cinco celeste, sonrió en forma victoriosa y puso su carta del mismo color y volvió a ganar - ¿Otra vuelta? – me mordí el labio y negué con la cabeza – Si te enojaras menos la pasarías mejor amiga – la miré con cara de odio y me levanté a buscar más vino –

- No podes enojarte así La – me siguió unos pasos y dejó un beso en mi hombro –

- La detesto cuando se pone así – río y como ella me escuchó también –

Decidimos quedarnos unos días más en el Sur. Peter me propuso quedarme con él y los chicos, muy agradecidos automáticamente festejaron en silencio. Escuché a Andrés decirle por lo bajo a Candela "No la vamos a escuchar más llorar" y lo fulminé con la mirada "Te escuche". Aunque reinaba la paz y bastante amor, sabía que todavía estaba en modo de prueba, y me esforcé bastante para complacerlo. La mañana siguiente a nuestro reencuentro hicimos el amor, despacio, porque siempre cuidó mi herida, y eso lo convirtió en algo mucho más tierno y amoroso. Cuando me levanté de la cama me dirigí a la cocina y reí cuando vi que no había casi nada para desayunar. Batí dos cafés y agarré unos alfajores que había encontrado. Coloqué todo en una bandeja bastante artesanal y se lo llevé a la cama. Sonrió de costado, porque, aunque nada estaba dicho, volvíamos a ser nosotros dos contra el resto de la humanidad.

Nuestro reencuentro, también, me hizo pensar cómo deberían ser las cosas a partir de ese momento. Y también sabía que nada de lo que decidiera tenía que hacerlo yo sola. Pensé mucho en cómo iba a encarar la charla con Peter. Si iba a esperar nuestro regreso, o iba a quizá, dinamitarlo todo acá mismo. Ese tipo de preguntas que rondaban en mi cabeza, no me dejaban dormir, daba mil vueltas en la cama y él cuando se daba cuenta, me abrazaba para que durmiera en sus brazos.

- ¿Podemos hablar? – le dije mientras caminábamos para llegar a Colonia Suiza. Aunque nuestros amigos estaban en el mismo lugar, por lo general, decidíamos encontrarnos a media tarde para tomar algo y después cenar todos juntos –

- De lo que quieras La – iba mirando para todos lados –

- ¿Qué tenes ganas de hacer vos con esto? – frenó y me miró – Con lo nuestro, que ya sé que después de todo lo que paso, no hay nada formal – me frené antes de arruinar la charla – Pero en el hipotético caso de que sí, de que de repente todo este bien, que seamos una pareja – revoleé los ojos - ¿Qué te gustaría hacer?

- Amarte y ya – levantó los hombros y siguió caminando. Sonreí –

- Bueno, eso lo doy por hecho – reí despacio - ¿Pero con el resto? – volvió a girar y me miró – Sabes de lo que te hablo Pitt

- ¿Vos querés saber qué pienso de blanquear esto? – nos señaló y asentí – Mira, te lo dije el otro día, yo cuando te elijo sé a lo que me enfrento y lo acepto, si no no estaría acá – levanté mis cejas pensando –

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