Capítulo 9

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"... I take you as an opportunity

I thought I could chase you with a cold afternoon

Let a couple of years dilute what I feel for you..."

Aterrizamos en Tenerife dos días antes de lo que me indicaba mi jornada de grabación, pero porque habíamos decidido tener esos dos días para nosotros solos. Pedí autorización y no solo me dieron el visto bueno si no que también se ocuparon de que el hotel donde me quedaría me hicieran una reserva para dos personas para la fecha que habíamos decidido ir. Lo bueno de estar trabajando lejos de mi país es que aunque tenía que admitir que los dos habíamos sido muy reconocidos a nivel mundial, era más fácil intentar pasar por desapercibido.

Durante la semana le blanqueé a mi hermana mayor todo lo que estaba viviendo y después de sufrir un ataque de taquicardia la escuché gritar y aturdirme. Llegó la pregunta que no quise que hiciera pero era cuestión de segundos "¿Y Santiago?" "No sé Ani, ya voy a ver que hago, pero la verdad es que no quiero seguir con eso, más allá de Peter" y giré mi cabeza para espiarlo mientras tendía la cama y sonreí "Sabes que siempre voy a estar del lado de lo que sentís Lalita, así que, lo que necesites me avisas. Te extraño mucho" y terminamos lloriqueando de lo mucho que nos extrañábamos pero riendo a la vez, con muy pocas palabras le dije que no podía seguir hablando del tema y fue cuando Peter paso a dejar un beso en mi cachete mientras doblaba la ropa para guardarla en su espacio que había dejado para él.

- La habitación es la 274 – y Miguel, que su nombre lo indicaba la placa que colgaba en su pecho, nos entregó las tarjetas magnéticas y sonrió – Tienen que subir por ese ascensor al segundo piso – lo señaló – y buscar la habitación – Peter envolvió sus dedos con los míos y asintió – Cualquier duda marcan el cero y se comunican con recepción, ¿vale? –

- Si – sonreí – Muchas gracias Miguel – y me devolvió la sonrisa – ¿Vamos? – lo miré a él y apretó fuerte mis manos y nos acercamos al ascensor –

Entramos a lo que por la próxima semana sería nuestro nuevo nidito de amor y como un nene dejó su mochila en el piso y corrió hacia la cama para tirarse. La estaba probando y la aprobó cuando desplegó su sonrisa y levantó sus dedos pulgares, dejé caer mi cartera y me tiré encima de su cuerpo. Me beso toda la cara y reímos. Estábamos en una película y yo no quería terminarla. Insistió solo un poco, para bajar a la playa porque le dije que sí automáticamente. Me puse la bikini y el su short de baño y agarré las cosas necesarias para pasar una tarde en la playa, bajamos y después de volver a saludar a Miguel, salimos del hotel con rumbo a la playa que estaba justo bajando del hotel. Nos ofrecieron una reposera con una sombrilla y mientras Peter terminaba de encargar el almuerzo yo me acomode con nuestras cosas en el espacio indicado por la chica que se encargaba del lugar. Hice sonar mis dedos y me saqué el vestido playero que llevaba puesto para ponerme protector solar y exponerme un poco al sol. Necesitaba tomarme estos dos días con él para poder dejar a mi cabeza tranquila entre tantos líos.

El trabajo y Peter en el mismo lugar, fueron claves para atravesar la semana, él me esperaba cada vez que yo volvía de trabajar y siempre tenía algo listo para mí, si no era una cena en el departamento, era salir juntos a algún bar, lo más encubiertos que se pudiera. Si estaba muy cansada, él se ocupaba de malcriarme y mimarme para que pudiera descansar, me hacía despreocupar de todo y cuando mi cara cambiaba por algún llamado o mensaje de Santiago, solamente retiraba mi celular de mis manos, lo apoyaba en algún lado y con sus besos me decía que todo iba a estar bien.

Ese mediodía en la playa almorzamos unas rabas frescas y brindamos con cerveza. Reímos un montón y me agarró para llevarme al agua entre gritos y cosquillas. Nos zambullimos juntos y nos besamos apasionadamente, me colgué en su cintura para que no saliera del mar y me tiró para atrás, cuando me levanté riendo lo vi correr a la orilla, tire mi pelo rubio para atrás y fui tras él para montarme en su espalda y escuché cómo su risa retumbó por todo su cuerpo.

DestinadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora