Capítulo 4

2K 135 45
                                    

"...Baby got our head down

Baby got our head down to the ground

Looking for a stranger

Looking for a stranger to love..."


- ¿¡QUE VAN A SER QUE!? – y el grito de Eugenia hizo que tanto Rufina como Mila se dieran vuelta. María se tapó la boca y me miró – No no no – negó con la cabeza – ustedes están completamente delirantes.

- Para un poco – intercedió Candela para dejarme hablar – Contanos de nuevo La – la mesa era de chicas, había tensión y yo decidí reunirnos todas juntas en la casa de Mery para contarles la novedad y que me ayudaran a resolver el mambo que tenía bailando en mi cabeza –

- Nada amigas, eso que les conté – levanté mis hombros – discutimos, como siempre cuando sabemos que se va a terminar – suspiré y Euge revoleó los ojos, porque si había alguien que sabía de esas discusiones era ella – y me lo planteó, me dijo que seamos amantes, que sin reclamos si nada

- Y vos le dijiste que sí – asumió María –

- No puedo decirle que no, incluso fue bastante lo que aguante yo como para proponérselo – sonreí tímida y con algo de culpa – No sé chicas, es todo muy complicado, porque no nos queremos lastimar, pero en algún momento algo va a pasar que vamos a terminar sufriendo

- ¿Y para qué lo hacen entonces? – la China estaba indignada, su emoción de nuestro reencuentro se había nublado por el futuro sufrimiento de su mejor amigo – Yo los banco, y lo sabes, los cubro todo lo que me pidan, pero ya están grandes como para jugar a ser amantes. Quizá la charla que se debían era otra Lali – y abrió sus ojos como diciéndome

lo obvio –

- Ya sé Euge, pero ¿qué querés que haga? Yo les juro que intento controlar lo que me pasa hace años, pero lo veo y me tiemblan las piernas – suspiré – Él vino todo orgulloso a plantearmelo, me pidió que no nos hagamos reclamos y bueno, le dije que sí – Candela negó con la cabeza y María, que era la más comprensiva asintió y me sonrío –

- Que se dejen de joder, eso me encantaría – dijo ya harta, como siempre, con muy pocas pulgas –

- Ahora a vos necesito hacerte una pregunta – y la miré, porque necesitaba información, asintió y suspiré – eso de que me dijo de que no le puedo hacer reclamos, ¿es porque está con alguien? – la miré y todas hicimos lo mismo –

- Shit, here we go again – dijo irónica – Amiga, te amo, pero de sus temas, ocupense ustedes, yo no me quiero meter más, después terminamos a las patadas y no tengo más ganas – dijo sincera y entendí, que por primera vez iba a tener que hablar muchísimo más con Peter y dejar de buscar información por otro lado –

- Tenes razón, tenes toda la razón – levante las manos y reímos. Su malhumor se fue y me abrazó –

Terminé tirada en el medio del jardín jugando con las menores al pato ñato donde tuve que correr a Rufi y dejé que ganara mientras la risa de las dos retumbaban por todo el jardín. Magnolia intentó sumarse pero le fue imposible, así que hicimos un equipo y la corrimos despacito de la mano. Se sumó Cande, mientras las restantes debatían sobre la maternidad, nosotras quedamos tiradas en el jardín mientras las menores nos atacaban con cosquillas. Alrededor de las 7 de la tarde, me despedí de mis amigas y con Euge partimos hacía mi casa. Llegué y estaba la camioneta de Santiago estacionada en la puerta. Con mi amiga nos miramos y me miró con compasión, dios, necesitaba salir de ahí. Saludé con un beso a Euge y a sus hijas y bajé. Abrí la puerta y la música invadió mis oídos. El sonido estaba muy fuerte y retumbaba las paredes, me asomé después de apoyar mi cartera en el recibidor y me saqué mis botas para ponerme las pantuflas que esperaban en la entrada. Escuché ruido en la parrilla y me acerqué. Santiago preparaba un asado para varias personas, por la cantidad de carne que había y lo confirmé cuando se lo pregunté. Me irrité, porque no me lo consultó y hace una semana habíamos discutido porque Juana de sorpresa vino a visitarnos y no le gustó: quería una noche de pareja y mi amiga (gracias a dios) la interrumpió. No le dije nada, solo dejé un beso en su hombro y subí a la habitación para cambiarme.

DestinadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora