Capítulo 11

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"...And darling, I will be loving you till we're 70

And, baby, my heart could still fall as hard at 23

And I'm thinking 'bout how people fall in love in mysterious ways

Maybe just the touch of a hand..."

"Hola Lali! ¿Podés que te llame ahora un rato?" revisé la planilla de horarios que tenía pegada en la puerta del motorhome. Faltaba una hora y media para que volviera a escena y ya estaba maquillada, así que, contesté "Si dale, cuando quieras". Serví un vaso de agua y me senté en el sillón a esperar el llamado de mi psicóloga. Crucé un par de mensajes con Peter, quien me contó que estaba en el museo Del Prado muy entusiasmado con una exposición y que después iba a agarrar una de las bicicletas estatales para pasear un rato más. Sonreí y me envió una selfie para que yo se la correspondiera y eso mismo hice. Optó por responderme con un montón de emojis y yo solo con una nota de voz riéndome.

Mi celular sonó y atendí a Florencia para tener la sesión que la semana anterior había cancelado por falta de tiempo. Empezamos a hablar de lo mismo de siempre, me preguntó cómo estaba y me sentía. Le comenté que finalmente me había separado y se sorprendió por la velocidad que me llevó tomar la decisión pero la entendió cuando le relate la sorpresa de Peter. No sabía mucho qué decir sobre eso, pero sí que preguntar y eso, a mí, me hizo pensar.

- ¿Qué sentiste cuando lo viste? – suspiré y miré mis pies –

- Un montón de cosas – rió – Me pareció que se la jugó mucho viniendo para acá Flor – sonreí de costado – No solo porque estoy en Europa, si no por todo lo que implicaba venir hasta acá, verme, acompañarme y esperarme, aunque sean solo unos días. Y eso me hace sentir amada y vos sabes que hace mucho tiempo no me siento así

- ¿Vos crees que necesitas sentirte amada o que te amen porque sí? – reí un poco incómoda –

- No sé Flor, creo que todos necesitamos sentirnos amados si así es, si es real, y yo sé que lo mío con Peter es real, pasa el tiempo, pasan cosas y nos miramos a los ojos y es mágico – me mordí el labio – Ay, ¿re cursi no?

- No Lali – la escuché reír – es lo que sentís y es válido

- Es que yo lo amo, y eso no cambió nunca, tampoco quiero que cambie, me asusta un poco que ahora se vaya, porque no puedo parar de pensar ¿y después?, además él no me dice nada de lo que le pasa, está claro que algo más hay, pero no sé bien que es.

- ¿Por qué no sabes que es? ¿No hablaron?

- No

- ¿No querés saberlo?

- Si

- ¿Entonces? – rió –

- Me da miedo escuchar lo que no quiero. No es fácil todo esto para ninguno de los dos – jugué con mis uñas – y sé que para él menos, aunque se haga el relajado, no quiero preguntarle porque me da terror que elija dejar todo así como está para no exponerse

- Bueno Marian – hizo una pausa – creo que en algún momento van a tener que charlarlo, porque me parece que es algo que te preocupa y lo vas a convertir en angustia

- Si, estoy de acuerdo, solo tengo que encontrar el momento – gire mi cuello – Gracias Flor

- De nada – rió – Hablemos la semana que viene ¿Te parece?

- Si, esta bien – me levanté del sillón – En la semana te mensajeo para coordinar hora

Llegaba el día 17 de Peter en Madrid y eso me traía un mundo de sensaciones que no podía controlar. En los ratos de soledad lloriqueaba un poco, descargaba con mis amigas y después me dedicaba a disfrutar. No tocábamos el tema, estábamos enfocados a disfrutarnos y el misterio de él me ilusionaba en creer que no se iba a ir a ninguna parte, que simplemente estaba solucionándolo y hasta no tenerlo resuelto no me iba a decir nada. Me aferré a esa idea solamente para que no me doliera tanto. Durante su última semana mi trabajo fue agotador, y eso me enojaba. No nos dejaba disfrutar tanto tiempo juntos y no podíamos hacer nada para cambiarlo. Me escapaba lo más rápido que podía volver a mi departamento y aprovechábamos para cenar juntos, mirar algo o tener sexo. Me despertaba abrazada a él y lo llenaba de besos antes de que abriera los ojos. Las últimas noches se dedicó a decirme que me quería antes de que me durmiera. La primera vez lo sorprendí porque pensó que yo ya estaba dormida en su pecho, pero lo escuché.

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