"...Baby do you love me still
'Cause I miss you
I miss you
Baby, I miss you..."
Hola Madrid. Hola nuevos rumbos. Bajé del avión completamente agotada del vuelo. Dormí casi las doce horas que nos separaban. Hice la entrada a España, mostrándoles mis permisos de trabajo y una vez que mi pasaporte estaba sellado seguí. En la espera de la valija active los datos de mi celular para que empezaran a caer los mensajes. Bueno, en realidad solo me interesaba ver lo que Peter había escrito, pero eso daba igual, porque cuando recordaba el motivo por el cual no pudo darme atención cuando lo llamé antes de subirme al vuelo se me iban las ganas de leerlo. Estaba caprichosa e histérica. También celosa. No podía controlarlo. Empezaron a bajar tantos mensajes que guardé el celular en el bolso y agarré las valijas cuando las vi pasear por la cinta. Atravesé la puerta donde estarían esperándome y me encontré con varias fans. Hice lo de siempre: saludar y sacarme fotos. Estaba muy cansada así que después de unos minutos de charla me despedí de ellas y me acerqué a la persona que llevaba un cartelito con mi nombre. Nos saludamos y me indicó donde estaba el auto que me llevaría a mi nuevo departamento ubicado en el centro de la ciudad.
Una vez que me subí y apoyé mi bolso, cerré los ojos. Escuchaba mi celular vibrar sin parar, así que cuando arrancó el chofer decidí revolver mi bolso para encontrarlo. Los mensajes llegaban preguntando si ya había aterrizado. Mi mamá habló sola cuando envió un mensaje y vio que había doble tick y me reí. Marqué su número y la llamé. Escucharla me hizo bien, le conté del vuelo y todo lo que había dormido. Me recomendó descansar una vez llegada a mi casa y se lo prometí. Cuando corté le pregunté a Alfredo, el señor que manejaba, si había alguna posibilidad de pasar por algún local de comidas rápidas para comprarme una hamburguesa. Rió y tomó una calle del centro para acercarme al local. Entre y ya las voces de ahí adentro me hicieron sonreír. Esperé mi hamburguesa envuelta y volví al auto. Le compre también a él. Me agradeció tímido y apoyé su bolsa en el asiento de acompañante. Me dejó en la puerta del departamento donde un hombre y una mujer me esperaban. Los reconocí a la distancia. Eran los agentes de Vancouver, con quienes iba a trabajar. Rebecca y Claudio se presentaron y los salude con mucha emoción. Ella tenía en la mano las llaves del departamento que ocuparía durante los meses de rodaje. Me ayudaron a entrar mis valijas y cuando entre me quede fascinada con el lugar que sería mi hogar. Sonreí y apoyé mis cosas en el piso. Lo recorrí con la mirada. Después de charlar un rato y ellos mismos darse cuenta que necesitaban descansar se retiraron.
Me tiré en mi nuevo sillón y comencé a responder mensajes sin parar. Cuando empecé a escribirle a Santiago, él optó por llamarme. Hable un rato mientras calentaba mi comida y le comenté del vuelo, más de lo mismo. Terminé la conversación rápido con la excusa de tener que descansar. Me deseo suerte y que luego hablábamos, le agradecí para cortar. Respire hondo y busque el chat con Peter. Tenía 5 mensajes sin abrir. "La, perdón que no te di bola, creo que no hace falta decir nada ¿no? Te deseo el mejor de los vuelos, ojalá vos seas de las que duerme durante todo el viaje, porque yo no. Además de disfrutar y todo lo que seguro te dijeron, yo quiero decirte que te banco y que te quiero. Si caprichito Esposito. Te quiero y quiero que seas la más feliz del mundo. Nos estamos hablando. Buen viaje" sonreí como una idiota pero me enojé. "Ay la puta madre, ¿ya apagaste el celular?" revoleé los ojos "Perdón de nuevo La La Land" me mordí el labio "Bueno, chau, estoy haciendo papelones ¿no?" negué con la cabeza y el último mensaje era un corazón.
Decidí no contestarle por el momento, dejé el celular después de hacer llegar el mensaje de que estaba en mi nuevo departamento a todos mis amigos y me metí en la ducha. Respiraba diferente ahí adentro, necesitaba hacerlo mío y eso hice cuando antes de tirarme a dormir desarme una sola de las valijas para colocar mi ropa en el placard. Me tiré en esa cama, que todavía no había probado y dormí. Descansé porque me levanté al otro día completamente despeinada. Manoteé el celular de la mesa de luz y revisé los mensajes. Mi novio me había llamado y también escrito. Su último mensaje era dramático. Como siempre. Solo decía que seguro ya estaba ocupada y que me extrañaba. Que no me olvidara de él. Me reí. Y solo me limité a ponerle que me acababa de levantar. Eran las once de la mañana en España, pero para mí seguían siendo las seis de la mañana. Era jueves y el lunes mismo arrancabamos el rodaje de la serie, así que después de quejarme por tener la heladera vacía, me duché rápido y me cambié para salir al supermercado que tenía a la vuelta a comprar un par de cosas.
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Destinados
Fanfiction¿Cuantas veces nos tenemos que perder para bajar la guardia y encontrarnos?