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Alex
Miro a Noah, que no hace más que mirar al piso. En lo único que puedo pensar es en lo hermosa que se ve con aquel vestido azul que le queda de infierno. Puedo apreciar sus kilométricas piernas sobre unos zapatos dorados de un taco de, al menos, diez centímetros, con los cuales ni siquiera consigue sacarme una cabeza. Sus senos se marcan por el contorno del vestido haciendo que mi entrepierna duela, pero no es el momento adecuado para decirlo.
El cabello corto y rubio de Noah cae casi sobre sus hombros, colocado con muchísima elegancia detrás de sus orejas adornadas con dos aretes de perla del mismo color que sus zapatos.
Para mi ella es perfecta, y por eso mismo ni siquiera puedo procesar dos veces sus palabras. No me lo permito.
Es verdad que soy un idiota, y un egoísta. Sabía de sus sentimientos hacia mi y aún así seguí con ella, seguí poniéndome celoso cuando veía sus estúpidas fotos con él estúpido Nerd o Nilo o como sea que se llame. Pensar en él me pone furioso. Pensar que él la toca, que él la besa y no yo... Me dan ganas de golpearlo.
Pero no puedo seguir siendo un egoísta. No cuanto la tengo tan desprotegida frente a mi. Tan expuesta.
Guardo silencio porque no encuentro las palabras correctas para hacerle entender que lo nuestro jamás tuvo un futuro. Es demasiado duro y cruel decirlo de esa forma, pero es la realidad. Nunca nos vi ni siquiera en un noviazgo. Siendo sincero, sí lo he pensado un par de veces, Noah es la única mujer que puede hacerme sentir tanto con un simple toque; algo extraño de que suceda, y eso me llevaba a mas pensamientos raros.
—Te llevaré al hotel —digo y camino hacia ella.
—¿Es lo único que dirás? —me pregunta en un hilo de voz.
Su tono parece rogarme que la corresponda. Una parte de mi quiere hacerlo, ansía estar con ella, pero la otra parte, la idiota y la que domina, me obliga a hacer lo contrario.
—No sé qué otra cosa decirte.
Su mirada cambia. Hay algo raro, no me ve como lo hace normalmente.
—Vengo hasta aquí a decirte que te amo, ¿y sólo me dirás que me llevas de vuelta al hotel? —Aplano mis labios y me quedo en silencio para no decir algo de lo cual me arrepienta— Eres un idiota, Alex. Al menos dime que no sientes lo mismo y así me marcharé con un poco más de dignidad.
—Debes estar con ese chico Neels —sugiero con voz firme en contra de mi voluntad.
En mi cabeza pido que no lo haga.
—Sí, quizás él sea mucho mejor hombre que tú.
Aquello toca profundo en mi corazón, y el sólo hecho de imaginarla en los brazos de otro hombre me hace enfurecer.
—¿Qué estás esperando, entonces?
—Tienes razón. Pierdo el tiempo aquí contigo.
—Vete. Nada te retiene a quedarte —espeto serio. No quiero demostrarle cómo sus palabras causan este tipo de sentimientos en mi.
—Fue un error venir. Tú eres un jodido error.
—No te olvides que este error te gusta, Noah —le sonrío con arrogancia y diversión.
Por un momento, sus ojos se llenan de lagrimas que no puedo pasar desapercibidas. Quiero acercarme, liamparlas y disculparme por pasarme de la raya. Más, me quedo quieto y calado en mi lugar. Noah debería estar con alguien que esté dispuesto a todo por ella.
Enseguida, la noto cambiar drásticamente. Sus lagrimas se esfuman, su mandíbula se tensa y sin decir una palabra se aleja de mi. Ruego porque se de vuelta y me diga que no se irá de aquí hasta que admita mis sentimientos, que vuelva a repetirme esas dos palabras que algún efecto tuvieron en mi, pero jamás voltea.
Siento que esta vez no habrá otro reencuentro, que es el verdadero fin.
Y lo peor es que, mientras ella me saca de su vida, Noah Sherwoood queda marcada en mi corazón para siempre.
[...]
Un extraño sentimiento me abraza al llegar a la residencia. Creo nunca haberlo sentido, y no sé cómo describirlo. Siento que mi respiración y mis latidos se aceleran, mis manos empiezan a sudar y mi rostro también. Por un momento no soy capaz de tomar el pomo de la puerta y regresar a mi realidad. Una realidad de la que Noah ya no forma parte.
¡¿Qué es eso?!
Sacudo mi cabeza y con una de mis manos toco mi rostro, justo por debajo de mi ojo derecho, notando que está húmedo. Frunzo mis cejas confundido.
No puedo estar llorando. Ni siquiera derramando una mísera lágrima.
Ni que hubiera tenido una relación con Noah. Ni que la amara.
Pero sí la quería. La quiero. Y creo que, si hubiera tenido más disposición, estaba en proceso de ser algo más...
Y como si no tuviera suficiente, comienza a llover. Esta debe ser una especie de karma. Odio la lluvia, odio mojarme y que la ropa se me pegue al cuerpo. Pero está bien, aceptaré mi karma. Me siento sobre el césped de la entrada, mirando a la nada misma, y me obligo a tener mi cabeza en blanco. Acepto mi karma pero no quiero pensar. Sólo quiero centrarme en que tomé la mejor decisión para ambos.
[...]
—Alex, ¿qué haces aquí?
Abro mis ojos al escucharlo y enseguida los cierro quejándome. No sé en qué momento me acosté y me quedé dormido, pero enseguida descubrí que sigue lloviendo.
—Sí que eres idiota. —Nate se ríe de mi— Anda, levántate.
—No, Nate —me niego sacudiendo mi cabeza y estirando una mano para evitar que las gotas caigan en mis ojos y así poder mirarlo—. Estoy cumpliendo con mi karma.
—¿De qué karma estás hablando, idiota?
Y se sigue riendo como si yo contara un chiste.
—Cuéntame cuál es el chiste porque no lo estoy entendiendo.
Nate se torna serio y, sin decir una palabra, se acuesta a mi lado.
»¿Qué estás haciendo?
—Cuando quieras contarme lo que sucede, estaré aquí. Y si no quieres contarme, igual tienes mi apoyo.
Me quedo en silencio. Luego de unos segundos, decido correr mi mano y bajarla, permitiendo que las gotas nuevamente se estampen sobre mis ojos y los cierro.
Por unos ligeros minutos, me imagino qué hubiera pasado si hubiera correspondido las palabras de Noah. Pero el final siempre es el mismo.
No soy bueno para ser novio de nadie.
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BUEEEEENO 🥺
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ALEX [Kings #2]
Teen FictionNoah y Alex son el agua y el fuego. Son la furia y la calma. La herida y la cura. Juntos son explosivos, separados son destructivos. Ambos son orgullosos y esa será la ruina de su extraña relación.