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Las cuatro mosqueteras observamos con nuestro ceño fruncido a la nueva pareja del año, completamente desconcertadas, sin entender nada. Estamos en el almuerzo pero nuestros estómagos se cerraron y la curiosidad nos picó, tenemos solo cuarenta minutos para comer y ya pasaron veinte, aún así todos miramos hacia esa mesa, incluidos los otros tres mosqueteros que sólo halagan al de ojos claros.
—¿Desde cuándo estos dos están juntos? —inquiere Ginger con molestia. Ellos dos tienen una especie de hermandad, han crecido juntos, creo que es obvio que sentiría una porción mínima de celos al verlo con una mujer si lo considera su hermano y aún más si se pasean por el hospital como si fueran novios.
—Es mi modelo a seguir —expresa Vince limpiándose una falsa lágrima. Me río pero inmediatamente finjo estar tosiendo cuando la pelirroja clava sus ojos asesinos en mi—. Relájate, Gin, tú sigues siendo su favorita.
—No necesito que me lo recuerdes porque ya lo sé.
—No pensé que se conocían —murmura Seth comiendo una papa frita.
—Yo tampoco —lo sigue Jason—, casi ni tenemos relación con ellos, excepto en los casos donde los titulares lo exigen. Pero aún así..
—Yo suelo estar con Allan —digo desentendida del tema.
—Sí, porque Stevens lo ama, igual que a Alex. Son sus favoritos y deja que tengan sus propios casos y sus propios residentes como cualquier titular lo haría. Claro que él supervisa todo, pero los deja ser.
—¿Todos lo hacen?
—Nop —niega desviando su mirada hacia la pareja—, es por eso que me parece raro eso —enfatiza la última palabra señalándolos—. Ya pasamos también por algunas especialidades y, créeme, a Harry no le toco con ella.
—¿Cómo sabes? —indaga Teresa.
—Porque yo estuve con ella —se encoge de hombros recostando su espalda sobre la silla—, Harry tuvo a una de cirugía general.
—Y Smith es de cardiología —agrega Ginger.
—Exacto.
Regreso mi vista a Harry y Joyce, almuerzan juntos, se abrazan, ríen y hasta comparten besos. Me resulta asqueroso que lo hagan durante el almuerzo, pueden besarse en los pasillos o en algún cuarto de descanso, aunque de todas formas prefiero dormir en el suelo de los pasillos antes que ingresar a alguno de esos cuartos.
Ya soy muy consciente de que Ric y Riley no son los únicos que utilizan esos cuartos para sus cochinadas.
—¿Para qué dan un descanso si durante el mismo te llaman? —resopla Riley poniéndose de pie— Nos vemos luego —se despide colocando la silla en su lugar y desaparece. Miro a los demás, todos siguen mirando a Harry y Joyce.
—¿Van a mirarlos todo lo que resta del almuerzo?
—Sí —responden concentrados.
—¿Acaso eso es legal? ¿No podría denunciarla por pedofilia? —indaga Vince.
—No porque los dos tienen más de veintiún años —le informa Seth y el rubio asiente.
—Dejen de mirar —bufo—. Ustedes deberían conseguirse alguna chica o chico para dejar de ser tan chusmas —los molesto.
—Y tú deberías buscar alguien para tener sexo porque te la pasas quejándote.
—¡Ey! —exclamo ofendida. Vince me mira con una sonrisa divertida y ríe.
—Era broma, Noah, pero cállate de todas formas.
—Bien —resoplo. Al ya no tener hambre, me levanto con la bandeja en manos y tiro los envoltorios en el tacho de basura para después salir de allí. Les doy una última mirada, aún siguen viéndolos, así que salgo chocándome con otra persona—. ¿Por qué no miran por dónde caminan? —me quejo soltando un bufido y me agacho para recoger el localizador que se me cayó.
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ALEX [Kings #2]
Teen FictionNoah y Alex son el agua y el fuego. Son la furia y la calma. La herida y la cura. Juntos son explosivos, separados son destructivos. Ambos son orgullosos y esa será la ruina de su extraña relación.