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Alex
El departamento de Noah es hermoso. Todo está perfectamente distribuido, y los colores que adornan las paredes se ajustan a lo que ella es. No son muy llamativos ni fuertes, sino que son cálidos y delicados. La cerámica del suelo es de un color madera claro y las paredes son casi blancas, me arriesgaría a decir que es un beige claro, y lleva varios cuadros como adorno.
Un enorme ventanal se abre al fondo toda la sala, donde logro distinguir una mesita con dos sillas y algunas plantas. Frunzo mi ceño entre confundido y divertido, Noah no sabe cuidar plantas.
—Espero que no te estés riendo de mi —me dice amenazante mientras camina para desaparecer por un pasillo. La sigo por detrás.
—Sólo estoy intrigado por esas plantas —le admito aún un poco consternado. Quizás sí cambió como me lo hizo saber con lo de Hayden—. ¿Tú las cuidas?
Ambos entramos a la cocina. La veo subir el fuego de la hornalla y vuelvo a inspirar el aroma de esa carne.
—Son plantas que no necesitan cuidados —confiesa y distingo una sonrisa en su rostro. Me río.
—Lo sabía.
—¿Qué sabías?
—Que tú no cuidarías esas plantas. Te olvidas de regarlas.
Ella se mantiene unos segundos en silencio.
—Supongo que hay cosas que no se te olvidan.
No cuando se tratan de ti, quiero responderle pero me limito a soltar una risa y me acerco a ella. Nuestros brazos casi se rozan, la puedo sentir y ver suspirando con pesadez y me alejo sólo un poco, no quiero agobiarla.
Creo que ambos estamos inconformes con esta tregua de ser amigos. Yo no quiero ser su amigo, pero sé que no tiene la mejor imagen sobre mi y entiendo que quiera protegerse. Fui un imbécil y lo sigo siendo, pero creo que podría hacer mis intentos para que ella vuelva a confiar en mi.
Por eso es que hablé y me peleé, también, con Hayden. Detesto que se metan en mi vida y me digan qué hacer, hasta que me den su opinión sin que yo se los pida me enoja, y ella se metió por demás. Fue una discusión acalorada porque Hayden no es de las que se queda callada, sino que sus ideas te las discute a muerte.
—Quiero disculparme en nombre de Hayden —hablo luego de unos minutos donde la observé cocinar. Siempre me gustó este rasgo de ella—. Cree que tú y yo salimos y que estoy lastimando a Joyce.
Noah hace una mueca que me parece graciosa y contengo la risa.
—Es una idiota, y con gusto volveré a golpearla.
Esta vez sí me río.
—¿Tanto te gusto que te pelearías por mi?
Me mira con sus ojos chocolates entrecerrados.
—No te la creas tanto.
Sonrío con nostalgia.
Nuestra relación siempre se basó en un ida y vuelta donde ambos intentamos ganar cualquier tipo de pelea, hasta la más absurda. La parte que más me gustaba era cuando nos besábamos y terminábamos en la cama. Creo que era en esos momentos donde me asustaba lo que estaba sintiendo y buscaba la salida fácil: estar con otra chica y que Noah terminara lo que sea que teníamos. Pero cuando la veía mal, me sentía un idiota y tenía que suplicar por su perdón.
Sin embargo, siempre fue lo mismo durante un tiempo largo. Siempre me asustó lo que Noah generaba en mi y más aún, me asustaban mis propios sentimientos. Ella no tenía ningún problema es decirme que me quería y que le gustaba, que esperaba más de nosotros, pero yo sólo quería salir corriendo, ahogado y abrumado por tantas reacciones que no podía entender.
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ALEX [Kings #2]
Ficção AdolescenteNoah y Alex son el agua y el fuego. Son la furia y la calma. La herida y la cura. Juntos son explosivos, separados son destructivos. Ambos son orgullosos y esa será la ruina de su extraña relación.