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Miércoles 26 de febrero, 2014
Bajo de mí auto con unas cuántas bolsas por haber hecho las compras. Finalmente decidí hacerle caso a Lexie y aproveché mí día libre para abastecerme con comida de todos los tipos, ya que mí heladera y la alacena están completamente vacías, piden auxilio.
Tomo dos bolsas en cada mano mientras me quejo de lo pesadas que son. Y, cuando me acerco a la puerta del edificio, me doy cuenta que dejé las llaves en el auto y que igualmente no puedo hacer demasiado teniendo mis dos manos ocupadas.
Gruño frustrada.
—¿Quieres ayuda?
Me volteo como el exorcista para encontrarme con el rostro reluciente de Voldemort. Ya no tiene ni sentido llamarlo de esa manera.
—Puedo sola.
Aún recuerdo la manera en que me abandonó en el ascensor, ¡y que no quiso mí ayuda!
—Creo que no —dice divertido y ruedo mis ojos—. Te ayudo a entrar las bolsas y luego puedes seguir odiandome.
Me quedo unos segundos en silencio. Mis manos claman por su ayuda así que sí aceptaré, sólo que primero me haré un poco la misteriosa.
—Me vuelvo cada vez más viejo mientras espero —insiste. Quiero no reír pero se me escapa una ligera sonrisa, a lo cual sus labios también se estiran dejando al descubierto unos lindos dientes blancos.
—Ten —le digo estampando en su torso las cuatro bolsas. Él, desconcertado, las toma rápidamente y yo busco las llaves—. Es por aquí —lo guío una vez que entramos.
—¿Y tú no traerás nada? —espeta mirándome con el ceño fruncido. Me encojo de hombros.
—No, si tú te ofreciste. En el auto hay más bolsas.
Alex no me dice nada, simplemente se ríe. El ascensor aparece frente a nosotros e ingresamos al cubículo, que hasta pareciera ser mucho más grande que mí departamento.
—¿Quieres cenar conmigo hoy? —suelta. Otra vez me giro como el exorcista para mirarlo— ¿Tan malo sería eso? —inquiere arqueando una ceja.
—Sólo estoy siendo cortés contigo porque necesito que lleves mis bolsas. Nada más.
—No es necesario que nos llevemos mal —dice en un tono divertido que me fastidia.
—No lo hacemos —me encojo de hombros restándole importancia y rogando que lleguemos rápidamente—, así que no te...
Mis palabras se interrumpen porque las compuertas del ascensor se abren un piso antes que el mío. Frente a nosotros, reconozco a Joyce Smith, la nueva novia de Alex. Sus ojos lucen sorprendidos y se mueven en movimientos rápidos de mí hacía Alex y de Alex hacia mí.
Ella abre su boca para hablar y las compuertas se vuelven a cerrar. Frunzo mí ceño extrañada.
—¿Vive aquí? —le pregunto a Alex. Carraspea su garganta.
—No, no lo sé —balbucea.
—¿Cómo no lo sabes si es tu novia?
—Joyce no es mí novia.
—Pareciera que sí —murmuro.
—¿Celosa? —cuestiona en voz baja, acercándose peligrosamente a mí oído. Por un milisegundo, pienso en arrojarme a él y quedar bajo su merced, pero mí lado racional y maduro, lo empuja haciendo que su espalda golpee contra la pared del ascensor.
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ALEX [Kings #2]
Teen FictionNoah y Alex son el agua y el fuego. Son la furia y la calma. La herida y la cura. Juntos son explosivos, separados son destructivos. Ambos son orgullosos y esa será la ruina de su extraña relación.