Capítulo 025

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Sábado 8 de marzo, 2014

Neels besa lentamente mi boca y correspondo el beso acariciando su rostro con mis manos.

Luego de su horrorosa declaración, nos hemos acercado más. Me permití sentir lo que sea que sintiera por él y dejar que todo fluya. Si sale mal, no será la primera vez que me rompan el corazón y que llore por amor, pero al menos pude sentir lo lindo que es amar y ser amado.

Son las doce de la noche. Sólo puedo pensar en que ya es el cumpleaños de Lexie y que quisiera saludarla, pero primero tengo que separarme del rubio y entrar al hospital a trabajar.

Sin ánimos de querer hacerlo, me alejo de él y nos miramos sonrientes.

—Te vendré a buscar —me avisa y asiento—, dormiremos todo el día juntos y luego iremos a la casa de Lexie.

—No te olvides del regalo —le recuerdo casi implorando. Yo ya lo compré pero tengo que pasar a retirarlo.

—No lo haré —me promete y vuelve a dejar un corto beso en mis labios—. Ve y salva vidas.

Luego de una corta despedida, ingreso al hospital mientras le envío mensajes a mi mejor amiga deseándole un feliz cumpleaños. También le envío fotos mías con el uniforme y diciéndole que estoy haciendo horas extras porque su regalo es muy costoso. No me contesta en el momento, seguro está teniendo sexo candente de cumpleaños con James, así que no voy a interrumpir.

Mi trabajo de esta noche consiste en vigilar a una paciente de Stevens y Allan después de una peligrosa cirugía, tiene que pasar la noche en terapia intensiva y registrar los cambios cada media hora. En veinticuatro horas esa paciente debe mostrar algún signo que nos diga que va a vivir, de lo contrario tendremos que declararle una muerte cerebral y, por consiguiente, su fallecimiento en general.

No tengo problema de hacerlo, yo misma participé en la cirugía que duró quince horas. Fue muy interesante. Y como sólo se trata de acompañar y ganar dinero extra, acepté gustosamente.

Luego de dos horas, me levanto del sofá para ir a buscarme un café, es el primero que voy a tomar en todo mi turno y espero que me dure unas cuantas horas más hasta que Allan aparezca, según él dijo que vendría en la mañana, al mediodía si es que se le complicaba, pero que de eso no va a pasar. Ya en la máquina de café introduzco un billete, coloco la taza debajo del tubo por el que sale el líquido caliente y espero a que este se llene.

Sin embargo, yo no soy la única persona que está aquí y puedo escuchar una conversación que no sé si estar agradecida de escuchar o molestarme.

—¿Por qué no vamos a dormir? Ya está todo encaminado...

—Suena tentador, pero no, tengo que quedarme aquí.

No puedo verlos pero sí puedo escuchar sus voces. A esta hora casi nadie pasa por terapia intensiva, son las dos con quince de la madrugada, sólo entran algunos doctores para comprobar el estado de sus pacientes y, además de mi, hay otro residente cuidando y vigilando a otro paciente, pero luego nada más a excepción de cinco enfermeras.

—¿Y si descansamos en alguno de los cuartos?

—Joy... —no escucho más nada, supongo que se toma una pausa— Está bien.

ALEX [Kings #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora