Bokuto caminaba en dirección a su hogar de manera solitaria. La primera semana no habían clubes, a lo que tendría que esperar. Cuando llegó, se recostó en el sofá, algo cansado a pesar de que pasara el día sentado en una silla. Tenía muchas emociones por momentos, provocando que se mareara un poco, a lo que nuevamente se levantó del sofá y tomó un vaso de agua fría, entretanto pensaba en Akaashi. Pensaba que era alguien demasiado formal y tranquilo, además de que al no hablar mucho, no podía sacarle 'información'. Quería conocerlo en lo más profundo, pero tampoco iba a obligarlo a ser su amigo. Lo hacía también porque su madre le había dicho, que por cierto ella se quedaba trabajando hasta bastante tarde, por lo que Bokuto pasaba la mayor parte del tiempo en casa sólo. No le disgustaba del todo.
Subió por las escaleras a su habitación, cambiándose de ropa a una más cómoda. Ya se había hecho un hábito cambiarse al llegar, ya que algunas veces manchaba su ropa con comida. Se recostó en su cama y le envió un mensaje a su madre diciendo que ya había llegado a casa, para finalmente quedarse mirando el techo de su habitación.
—Akaashi... —murmuró soltando un suspiro—. Es tan lindo.
Segundos después se dio cuenta de lo que había dicho, a lo que no pudo evitar reír ante eso. «No soy gay» pensó...
Se sentó de golpe en la cama con los ojos muy abiertos.
«No me hace gay pensar que un chico es lindo, ¿no? Claro que no, sólo me parece atractivo... no es nada más» se dijo a sí mismo. Sin embargo, se quedó pensando un buen rato.
Nunca había cuestionado su sexualidad. Sabía que eso no era malo, y que su madre desde muy pequeño le enseñaba que habían personas que les gustaba su mismo sexo y que no tenía nada de malo. Tenía eso tan normalizado, pero sus compañeros no tanto, lo cual le molestaba.
Suponía que la crianza no era igual en todos casos.
«¿Qué pensará Akaashi sobre eso?» se preguntó Bokuto. También se preguntaba cómo serían sus padres si él era tan bonito físicamente. Notaba que jugaba mucho con sus manos, y que no solía expresarse. «¿Cómo será su sonrisa?» se volvió a preguntar.
Luego de divagar tanto por su cabeza, no supo en qué momento cayó rendido en el sueño.
...
—¡Hijo, ya llegué! —dijo la mujer anunciando su llegada—. Baja, por favor y ayúdame con la cena.
Al no obtener respuesta decidió subir las escaleras, encontrándose al menor durmiendo boca abajo mientras abrazaba su almohada. La madre suspiró y se acercó a este, moviéndolo del brazo para que despertara.
—Kotaro, despierta, mi niño. Ayúdame con la cena, ¿quieres?
El chico despertaba con lentitud ante los movimientos de la mujer. Esta sólo se fue y él se quedó allí, tallando sus ojos con sus manos para despertar. Acto seguido bajó las escaleras y ayudó a su madre con la cena.
—¿Cómo te fue con Akaashi? ¿Pudiste hablarle? —preguntó.
Bokuto pelaba con algo de pereza el tomate.
—Uh, sí... Somos juntos para los proyectos de biología y en matemáticas está conmigo y los chicos.
—¡¿En serio?! ¡Ah, me alegro mucho! —dijo mientras revolvía los fideos un poco—. Eso es muy bueno, gracias, hijo.
Bokuto comenzó a cortar en trocitos el tomate.
—¿Por qué insistes tanto en que sea su amigo? —preguntó con cierta curiosidad, colocando los cubitos en un plato.
La mujer se quedó en silencio unos segundos.
—Su abuela me dijo que necesitaba amigos, él no tiene ninguno... —respondió—. Tiene problemas para relacionarse, es muy distante incluso con ella, así que estoy feliz de que te acerques más a él.
—¿Por qué? —la mujer rio con levedad.
—Creo que él mismo debería responderte eso, no soy la persona indicada —dijo mientras colocaba una porción de fideos en los platos—. Sé paciente, ¿si? Y no te separes de él.
Bokuto seguía preguntándose por qué tanta insistencia, y sabía que aunque le preguntara ella no respondería. Sería muy difícil preguntarle algo así a una persona introvertida porqué lo es, siendo que simplemente a veces es parte de su personalidad... pero si lo recalcaba tanto, suponía que en el caso de Akaashi no era así.
Al final, ambos cenaron mientras miraban las noticias.
...
Ahora mismo Bokuto lavaba los platos sucios que habían quedado de la cena, hasta que su madre le mostró un pequeño fajo de billetes.
—Esto es para ti —dijo dejándoselo en el bolsillo trasero de su pantalón.
—¿Para qué? —preguntó Bokuto.
—Es la mesada... el pago de tu padre. Quiero que lo uses para salir a comer algo con Akaashi, podrías invitarlo a comer un helado —respondió dándole unas palmadas en su espalda—. Me iré a dormir, buenas noches, mi niño.
La mujer besó a su hijo en su mejilla y subió las escaleras. Bokuto secó sus manos con la toalla del baño y miró en su bolsillo. Había bastante dinero, que debía invertir en alguna salida con Akaashi. Si hablarle de por si era complicado, invitarlo a comer un helado iba a serlo más.
Caminó hacia su habitación y se acostó en su cama, aunque le costó consolidar el sueño debido a esa larga siesta que se había dado por la tarde.
Había sido un largo día.
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Distante | BokuAka [CANCELADA]
FanfictionAkaashi ha sufrido toda su vida por las relaciones sociales. Ha vivido traumado. Un día llega Bokuto a su vida, haciendo que tuviera una montaña rusa de emociones. Estado: CANCELADA.