Aquel día era el del examen que Bokuto con mucho esfuerzo había estudiado. Estaba nervioso y a la vez ansioso por la misma, quería rendirla lo antes posible, porque se sentía seguro de sus conocimiento y lo que había estudiado con Akaashi.
Oh, Akaashi.
No pudo evitar sonreír al recordar lo que había pasado aquella noche, pero aún así estaba algo preocupado por el mismo. Realmente lo habían hecho. Ambos se habían confesado y correspondieron a sus sentimientos. Mientras iba caminando a su salón, sintió unos pasos más rápidos detrás de él, a lo que se giró para ver. Era Akaashi.
—Bokuto-san.
—¡Akaashi! —saludó con alegría acercándose a él para abrazarlo con fuerza. El pelinegro correspondió con cierta timidez al abrazo, pero se separaron a los segundos. No querían causar sospechas ni nada. Solo eran amigos.
Caminaron juntos hasta el salón, mantenido una distancia normal, mientras que de vez en cuando sus manos rozaban por el movimiento. Eso ponía nervioso a Akaashi, a lo que metió su mano en su bolsillo.
—¿Estás listo para el examen? —preguntó el ojiazul.
—¡Síp! Creo que me irá bien... —respondió sin más.
Akaashi sonrió con calidez.
...
Bokuto realizaba los ejercicios sin muchos problemas, escribía y anotaba números en el borde de la hoja para cálculos, incluso se llegó a impresionar de él mismo. Ya cuando terminó, entregó con confianza su examen al maestro, quien comenzó a echarle una ojeada, para luego asentir con la cabeza y una sonrisa.
A la hora del receso, Bokuto habló de cómo le había ido a sus amigos, quienes reían por su forma de expresarse, pero al mismo tiempo estaban felices de que estuviera así, ya que después de los exámenes siempre solía deprimirse. Akaashi miraba al más alto con ojos de enamorado, sonriendo todo el tiempo ante sus palabras. Konoha y Sarukui notaban aquello, pero no querían decir nada por si incomodaban.
—Ah, Akaashi, ¿puedes venir un poco? —preguntó tomándolo de la muñeca. Este no rechistó y se dejó guiar por el más alto—. ¡Volvemos en seguida!
Konoha y Sarukui se quedaron mirando uno al otro.
—¿Crees que ya se besaron? —preguntó Konoha.
—No lo creo. Es muy pronto, Bokuto no es así —respondió, aunque se quedó pensativo—. O tal vez sí...
—Hagamos una apuesta.
—Okey.
...
Bokuto y Akaashi habían ido a una parte donde no solía concurrir mucha gente. A Akaashi le pareció algo extraño, pero estaba con él. Y si estaba con él no iba a pasar nada malo.
—Estaba pensando... en que quizás podríamos salir a alguna parte hoy después del club... —propuso con las mejillas con un leve rubor.
—¿A dónde? —preguntó, aunque la idea de salir no le desagradaba del todo, dependía del lugar. No le gustaban los lugares con mucha gente.
—Uhm... no lo sé... podríamos... ¡Oh, mucho mejor! Compramos algo y vamos a mi casa a ver películas.
Eso le parecía mejor.
—Sí... mejor en tu casa.
—¡Además estamos más cómodos!
Akaashi sonrió con levedad mirando de reojo al más alto. Esa extraña sensación en su vientre se hacía nuevamente presente, pero ahora estaba algo nervioso, estaba ansioso. ¿No lo había dicho? Adoraba estar con Bokuto. Sentía que era mucho mejor que todas esas medicinas que le habían hecho tomar y todas las sesiones al sicólogo, que por cierto, ya había dejado de ir por un tiempo para ver como progresaba. Y la verdad es que lo hacía de maravilla.
—¿Qué deberíamos comprar? —preguntó Akaashi con voz dulce, aunque sin darse cuenta. Bokuto sintió sus mejillas calientes.
—Mmh, podríamos... comprar algunos dulces, ¿te gustan los dulces? —preguntó de la misma manera.
La conversación se tornó un poco melosa, pero ninguno se dio cuenta de aquello.
—Cualquier cosa estaría bien, aunque me gustarían más onigiris...
—¡Akaashi, eso lo comimos ayer! —exclamó el peligris, aunque luego vio el pequeño puchero del nombrado, a lo que no pudo evitar retractarse—. Está bien, podemos comprar.
...
El entrenamiento había ido bastante bien. De hecho, Akaashi se desenvolvía bien en el club, sin embargo aún le faltaba por practicar. No se sentía tan cansado como en las clases de deporte común, además la gente que le rodeaba era amable con él. ¿Quizás era porque sabían que debían ser cuidadosos con lo que decían? Después de todo, se sentía bien.
—Hey, Akaashi. ¿Puedes hacer la colocación más arriba? —preguntó Konoha con una sonrisa ladina, apoyando su mano en su cadera.
—Está bien.
Bokuto miró unos segundos al chico, viendo como hablaba con los demás del club, aunque ya era la hora de irse, por lo que se acercó por detrás de él y colocó ambas manos en sus hombros, jalándolo con suavidad hacia atrás.
—¿Vamos, Akaashi?
—Ya lo vinieron a buscar... —murmuró Sarukui a modo de broma junto Konoha, este último rio con levedad viendo como ambos amigos desaparecían por la puerta.
—Ah... se hizo tarde —murmuró Bokuto mientras secaba la leve capa de sudor sobre su rostro y cuello con su toalla blanca. Akaashi caminaba con sus manos juntas atrás, en su espalda baja.
—Sí... ¿está bien que sigamos con lo de juntarnos? —preguntó calmado mientras entraban al camarín.
—¡Claro que sí! No importa si estamos poco tiempo, lo importante... es que estemos juntos —respondió a medida que iba bajando la voz. Abrió su casillero para cambiarse con ropa limpia.
Akaashi miró de reojo la espalda del chico mientras imitaba su acción. Tenía un gran cuerpo, cosa que le llamaba la atención. Le daban ganas de abrazarlo. Apretó sus labios ante sus pensamientos y rápidamente comenzó a cambiarse con ropa limpia. Acto seguido ambos salieron de la habitación en silencio, pero no era uno incómodo.
—¡Adiós, Konoha, Sarukui! —se despidió Bokuto con su característico ánimo, moviendo su mano de un lado a otro. Akaashi imitó su acción, solo que no mostró el mismo nivel de emoción que el más alto.
—¡Adiós, Bokuto, Akaashi!
Ahora caminaban en dirección a la casa de Bokuto, aunque primero habían pasado a una tienda a comprar algunas cosas.
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Distante | BokuAka [CANCELADA]
FanfictionAkaashi ha sufrido toda su vida por las relaciones sociales. Ha vivido traumado. Un día llega Bokuto a su vida, haciendo que tuviera una montaña rusa de emociones. Estado: CANCELADA.