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Ahora mismo ambos jóvenes estaban en clases de matemáticas. Estaban revisando algunos ejercicios de los que Bokuto había estado haciendo, estaba tranquilo, en parte, ya que no le gustaba mucho ir a resolver los mismo al frente. Pero hoy no era su día de suerte.

—Bokuto, pasa a realizar el ejercicio ocho, por favor —dijo su maestro. Qué mala suerte.

Miró su ejercicio en su libreta con cierta inseguridad, y tardó unos segundos en memorizarlo, o al menos recordar lo que tenía que escribir. Tomó la tiza y comenzó a hacer el ejercicio sin muchos problemas. En este momento estaban pasando ecuaciones con raíces exactas. A simple vista no era tan difícil, ya que apenas estaba comenzando con el tema, pero siempre el peligris debía hacer un esfuerzo más, cosa que no le gustaba.

Ya había llegado en la parte en que no sabía que más hacer, era aquel ejercicio que no sabía seguir.

—Maestro... no sé como hacerlo —le miró un tanto apenado.

El hombre le miró con una ceja alzada, luego miró a la pizarra, más bien el ejercicio en sí.

—Vas bien. Usa tu cabeza. Eres inteligente, Bokuto.

Bokuto pensó que se estaba burlando de él, lo cual le hizo sentir mal.

—Maestro, ¿puedo ayudarlo? —preguntó el pelinegro, levantándose de su silla. El nombrado asintió rodeando sus ojos.

Akaashi se acercó al chico con semblante serio, y comenzó a explicarle como seguir mientras el maestro hablaba de otras cosas de la clase.

—Entonces aquí simplemente tienes que sacar la raíz, primero la divides porque es una fracción... si te das cuenta da un número entero de una raíz exacta.

Bokuto se llegaba a marear con tantos conceptos, pero lograba entender lo que decía. Se sentía calmado. Confiaba en Akaashi.

—Ahora debes colocar que es verdadero, en ambos lados te dio cinco dividido dos.

—¡Oh! Entiendo... ¡gracias! —le sonrió ampliamente.

Acto seguido volvieron a sus puestos. El maestro comenzó a explicar que un examen del mismo tema estaba a la vuelta de la esquina, y que debían apresurarse para llegar a la fecha indicada en el calendario. Bokuto se puso nervioso. Quedaba poco tiempo y habían algunas cosas que no lograba por comprender por completo.

—Bokuto-san —le llamó Akaashi colocando ambas manos sobre la mesa.

—¿Si? —preguntó el mismo, mirándo a los profundos azules del contrario.

«Son tan hermosos» pensó el más alto de los dos.

—Podemos juntarnos a estudiar si quieres... te veo un poco afligido...

—¡Eso le vendría muy bien! —exclamó su amigo, Konoha mientras le daba unas palmaditas en su espalda.

—Sí... eso sería muy bueno... gracias.

...

Al final, habían quedado para estudiar todos juntos. Akaashi, Bokuto, Konoha y Sarukui. Estos últimos no tenían problemas, pero explicarle el tema a una persona que no sabía mucho les servía para estudiar también. Se habían juntado en casa del peligrisáseo. Era la más central, además tenía un salón grande para estudiar. Ya estaban todos sentados en la mesa de centro, era amplia. Cuadernos y libros encima, más lápices y calculadoras.

—Bokuto, haz estos ejercicios, puede que entren en el examen —indicó Akaashi con su índice, Bokuto le miró intrigado.

—¿Cómo sabes?

—Son ejercicios difíciles, que se realizan de una manera especifica...

Bokuto abultó sus labios, intentando realizarlos. Konoha y Sarukui miraban con atención, ellos tenía una relación distinta, y se podía ver a simple vista. La forma en que Akaashi siempre estaba "guiando" a Bokuto, y él le hacía caso sin rechistar.

—¡Aah, Akaashi! No sé como hacerlo...

Akaashi dejó de hacer lo que hacía casi de manera inmediata, concentrándose en lo que Bokuto necesitaba. Comenzó a explicarle el ejercicio sin mucho problema, de manera que el más alto entendiera por completo. Bokuto abultaba sus labios, frustrado. Odiaba las matemáticas, pero amaba el hecho de que, cuando Akaashi le explicara, no lo hacía ver como si fuese un tonto.

No supo en qué momento dejó de poner atención y se concentró en la cara de concentración del contrario, mirando a sus azules directamente.

—¿Entendiste? —preguntó al finalizar. Aunque soltó un suspiro al saber que no había puesto atención—. Bokuto, pon atención por favor.

Las mejillas del más alto se sonrosaron con levedad.

—¡A-ah, sí! Lo siento...

Konoha elevó una ceja con curiosidad, haciendo como si escribiera algo, pero en realidad simplemente los estaba mirando. La forma en que Bokuto miraba a su amigo era especial, sus ojos llegaban a brillar con levedad, sus mejillas seguían un tanto rosadas y mantenía una sonrisa tímida. Se acercó a Sarukui, quien estaba a su lado.

—Creo que Bokuto le gusta Akaashi —le susurró, lo más bajo posible para que no escucharan.

Sarukui le miró y asintió con levedad. Konoha tomó su teléfono e hizo un gesto como si hubiera olvidado algo.

—¡Oh, chicos! Tengo que irme ahora mismo, olvidé que tenía que... ¡hacer algo! —exclamó mientras guardaba sus cosas a la velocidad de la luz.

—¡Yo también! Debo ayudar a mi madre con algo —soltó una pequeña risa Sarukui—. Qué tonto... ¡bueno! Nos vemos mañana, chicos.

Bokuto y Akaashi les miraron con cierta extrañeza ante la extraña huida.

—¿Ya se van? Apenas llevamos media hora estudiando... —murmuró Bokuto separándose un poco de Akaashi. A este no parecía molestarle que ellos se fueran.

—Sí, lo sentimos, Bokuto... ¡quizás la próxima vez! —dicho aquello, ambos se fueron de la casa.

Mientras caminaban en dirección a sus hogares, Konoha no podía evitar pensar en ellos.

—¿Crees que son novios y no nos han dicho? —preguntó el mismo, aquello le tomó por sorpresa al chico.

—No lo creo... pero... están encaminados para allá.

—¿No viste la forma en que Bokuto miraba a Akaashi cuando le explicaba el ejercicio? Es demasiado obvio...

—Tampoco es como si Bokuto ocultara su emoción... pienso que se ven bien juntos.

—Opino lo mismo. Aunque... creo que es raro —murmuró Konoha, pensativo.

—¿Raro? —cuestiono Sarukui.

—No me malinterpretes, es solo... nunca pensé que Bokuto fuese gay.

Sarukui pensó, igualmente.

—De que le gusta es verdad, pero... no lo sé... solo el tiempo lo dirá.

Distante | BokuAka [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora