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Una nueva semana comenzaba en la academia.

Bokuto estaba muy ansioso por saber como sería la relación con Akaashi luego de aquellas confesión el sábado. Le alegraba tener un nuevo amigo y que le haya dicho aquello, aunque por lo que recordaba había algo que este no pudo terminar de decir.

Mientras caminaba, pudo escuchar como unos pasos se hicieron próximos a él, a lo que miró hacia atrás y sonrió al ver a Akaashi.

—¡Akaashi, buenos días! —saludó con una amplia sonrisa.

El nombrado solo le miró.

—Buenos días.

Bokuto supuso que sería muy raro verle sonreír.

—¿Vas a inscribirte al club? ¡Tienes que hacerlo! —dijo con entusiasmo moviendo sus manos. Akaashi asintió con su cabeza.

—Lo haré, aunque... no sé cómo...

—¡Yo te acompaño, vamos! Hablaremos con el entrenador —tomó la muñeca del pelinegro, jalándolo hacia dentro de la academia con paso rápido

Akaashi solo se dejó llevar, siguiendo a Bokuto... o más bien siendo arrastrado por este.

Ya cuando llegaron a la sala de profesores, tocaron la puerta y la abrieron.

—¿Qué haces aquí? No puedes entrar —dijo uno de los profesores.

—¡Estamos buscando al entrenador! —aclaró el peligrisáceo. Akaashi solo podía mirar como el contrario seguía agarrando su muñeca.

—No ha llegado todavía —respondió el mismo profesor.

—Oh... ¡Está bien, gracias! —cuando cerrando la puerta, Bokuto abultó sus labios y soltó la muñeca de Akaashi como si nada hubiese pasado—. Supongo que lo veremos más tarde...

—Sí, no te preocupes por eso... —respondió metiendo ambas manos en sus bolsillos.

Bokuto miró al pelinegro, y soltó una risita genuina.

—¿Vas a ser armador? —preguntó ya más tranquilo.

—Sí... pero no sé muy bien como elevar el balón y calcular.

—¡No es tan difícil! Eso creo... no soy armador así que no podría decirte —dijo rascando su nuca mientras nuevamente reía. Akaashi sonrió con levedad.

—Está bien.

...

El día pasó con rapidez. Ambos jóvenes querían que llegara la tarde para que pudieran ir al club. Bokuto estaba más emocionado que Akaashi, o eso era lo que aparentaba, pero en el fondo él estaba casi igual de emocionado que el más alto.

Antes de que Bokuto se fuera a cambiar de su uniforme a su atuendo deportivo, fueron hasta donde estaba el entrenador que ya había llegado. No se negó, de hecho le gustó que este se uniera.

—Akaashi, no te preocupes si no eres muy bueno por ahora. Estás recién aprendiendo, aunque creo que deberías aprender las cosas básicas del voleibol, como las reglas y la forma de recibir el balón. ¡No son tantas! —dijo Bokuto mientras se cambiaba de ropa.

Akaashi asintió con su cabeza.

—Se algunas cosas básicas... también estuve viendo videos en internet sobre los armadores y creo saber como se hace —le contestó mientras también se vestía.

Ya cuando ambos estuvieron vestidos salieron de la habitación. Eran los últimos y debían apresurarse.

—¡Eso es genial, Akaashi!

El pelinegro pudo notar con cierta levedad el cambio de "personalidad" de Bokuto, que era un poco más escandalosa. Si bien no estaba tan acostumbrado a eso, no le molestaba tanto.

Apenas entraron al gimnasio se unieron a sus compañeros para comenzar a calentar.

Ya cuando por fin estaban en la cancha, el entrenador le pidió a Bokuto que le ayudara al pelinegro en las colocaciones.

—¡Tienes que poner las manos así! —Bokuto colocó sus manos hacia arriba y con los dedos separados.

Y así estuvieron un largo tiempo dándose pases, hasta que decidieron jugar un partido amistoso para demostrar las habilidades de Akaashi.

El entrenador estaba notablemente sorprendido ante los movimientos del pelinegro. Sus colocaciones estaban muy bien, y lo más importante era que sus compañeros anotaran. Su papel como armador estaba más que bien, aunque a veces bloqueaban a Bokuto y Akaashi tenía que alentarlo, pero no era muy bueno en eso.

—Vamos, Bokuto-san... tal vez si pruebas con hacer cruzados no te bloquearan —en ese entonces Bokuto solamente estaba haciendo rectos.

—¡Buena idea, Akaashi!

Cuando Bokuto entraba a la cancha, se volvía la persona más motivada de todas, dando todo de sí mismo y era algo que Akaashi admiraba profundamente.

Cuando Akaashi colocó el balón Bokuto hizo un remate cruzado, haciendo que su equipo ganara un punto.

—¡Hey, hey, hey! —exclamó el peligrisáceo con las manos en alto—. ¡Akaashi!

El más alto se giró dramáticamente hasta su compañero, quien le miraba atento.

—¡Tus colocaciones son las mejores! —exclamó nuevamente moviendo sus manos con entusiasmos. Parecía un niño cuando le daban un juguete nuevo.

Akaashi nunca en su vida se había sentido tan feliz como en ese momento.

—¡Un poco de alegría, Akaashi! —escuchó al entrenador. Suponía que los había escuchado.

—Ah, sí... estoy muy feliz —dijo, pero sin ninguna expresión en su rostro, a lo que el hombre mayor se golpeó su rostro con la palma de su mano.

En cambio Bokuto sabía que este lo decía de verdad, aunque no se viera en su rostro.

—¡Dame más colocaciones, Akaashi! —dijo dando saltitos.

—Está bien, Bokuto-san.

La tarde se pasó con rapidez para Akaashi, quien se la había pasado muy bien. Incluso se había quedado un rato más para practicar con Bokuto, aunque fue él el que le dijo que lo hiciera. Akaashi no se opuso.

Ya cuando el entrenador dijo que debían irse, Bokuto se quedó guardando los últimos balones mientras que Akaashi salía del gimnasio, encontrándose con los amigos de Bokuto quien le miraron con una sonrisa.

—Oye, si algún día te cansas de Bokuto, solo dilo —dijo Konoha colocando sus manos en su cadera—. No te voy a reemplazar, ¡pero puedo ayudarte a buscar excusas!

Akaashi se quedó unos segundos pensativos.

—Estoy bien, es divertido practicar con... una estrella como él.

—¿Una estrella? —interrogó Sarukui metiendo sus manos en sus bolsillos.

—Sí, una estrella —aseguró el mismo, para luego irse caminado hacia los vestidores.

Ya cuando estuvo allí, se cambió a ropa fresca, y mientras estaba allí pudo escuchar la puerta abrirse, a lo que miró por acto reflejo.

—¡Estoy tan emocionado porque puedas jugar voleibol! —fue lo primero que dijo sacando su camiseta, acercándose hacia su casillero donde estaban sus cosas personales.

Akaashi sonrió con levedad.

—Sí...

Cuando ya estuvieron listos, caminaron hacia la salida de la academia, caminando juntos y hablando hasta que sus caminos tuvieron que separarse.

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Distante | BokuAka [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora