Ya era aquel día en que Akaashi llevaría a Bokuto a ese lugar, uno especial según el pelinegro. Sin embargo, este no podía evitar sentirse nervioso. Era algo muy íntimo y privado, además también intentaría pedirle ser parejas. No sabía si era el lugar correcto, ni el momento, pero según lo que Konoha le dijo, él sabría cuando sería el momento y el lugar correcto. Realmente esperaba que fuese ese. Afortunadamente no tenían entrenamiento ese día, por lo que tendrían más tiempo de ir, a pesar de que no fuese tanto tiempo en que permanecerán en ese lugar. Sumándole el hecho de que no era un lugar tan concurrido porque uno quisiera ir realmente, era uno que, en algunas historias, podrían ser escalofriantes y tenebroso.
Para Akaashi era todo lo contrario. Era un lugar donde podría encontrar la paz, los recuerdos y reflexionar. Pensar, sobre todo pensar. Con agradables brisas también.
Ambos jóvenes subieron al bus que los llevaría al lugar. Bokuto no paraba de hacer preguntas sobre a dónde iban. Akaashi solo se limitaba a quedarse callado, haciendo que las ganas de saber qué era por parte de Bokuto aumentaran de sobremanera.
—¿Queda muy lejos? —preguntó sentándose en el asiento de la ventana. Akaashi se sentó en el del pasillo.
—Un poco, no te molesta, ¿verdad? —respondió con una pregunta. Su voz era suave y calmada, como solía ser normalmente.
—¡Nop! Para nada. Iré a donde tú quieras ir, Akaashi.
El nombrado sonrió y suspiró aliviado.
—Solo... no vayas a salir gritando si no es lo que esperas.
Antes esas palabras, Bokuto se permitió sospechar hacia donde se dirigían. En su mente se decía: Akaashi está muy calmado, apenas se frota las manos así que debe ser un lugar bueno, si fuese malo estaría nervioso, aunque ¿por qué me llevaría a un lugar malo? No tiene sentido. ¡Dios, estoy muy ansioso! ¡Debe ser muy importante para Akaashi! Me siento especial.
—¿Es importante para ti, Akaashi? —preguntó de repente. Este abrió un poco los ojos, sorprendido ante la pregunta, que era algo específica.
—Sí, lo es... es muy importante.
Bokuto hizo un sonido de sorprendido. Luego se acomodó en el asiento, colocando su bolso en su regazo. Sonrió con levedad y miró de reojo al chico, quien tenía una expresión normal.
A veces se preguntaba qué pasaba por la mente de Akaashi. ¿Qué estaba pensando? Pues nada muy detallado, estaba pensando en qué flores comprar, pensaba en tulipanes anaranjados, o también calas blancas... también crisantemos verdes. Había muchas flores con significados muy similares, y todas eran hermosas.
Akaashi le gustaban mucho las flores.
Al cabo de unos cuantos minutos más de trayecto, llegaron al lugar.
"Cementerio de Aoyama"
Bokuto pudo aclarar todas las dudas que tenía al ver aquel cartel con el nombre del lugar. Akaashi le miró esperando alguna reacción negativa, pero obtuvo todo lo contrario. El más alto sonrió con calidez y miró a su alrededor, buscando algo.
—¿Quieres comprar algunas flores? —preguntó sacando su billetera de su bolsillo—. Tengo dinero.
Akaashi sonrió tranquilo y se acercó a Bokuto, tomando sus manos y bajando la billetera.
—Está bien. Yo también tengo algo de dinero...
—¿Qué flores piensas comprar?
Todo dio un vuelco muy impresionante para ambos. El ambiente se había hecho más ameno, tranquilo, silencioso. Se acercaron a los puestos de las flores de algunos vendedores ambulantes, comprando ramos de flores de crisantemos verdes y camelias blancas. Después entraron al cementerio. Akaashi agradecía que no hubiese tanta gente. Ya cuando estuvieron frente a la tumba de sus padres, dejaron las flores y se arrodillaron frente a esta. El pelinegro juntó sus manos y cerró sus ojos, Bokuto hizo lo mismo por respeto.
Ambos tenían cosas que decir.
Hola, mamá, papá... primero quiero pedirles perdón por no haber venido antes. No he tenido tiempo... o ganas. Pero hoy vine sin la abuela, también perdón por eso, pero quería venir con Bokuto. Él es un chico muy importante para mí. Me enseñó lo que es el amor... porque sí, es mi primer amor, y hoy quiero pedirle ser mi pareja... pero estoy muy nervioso. Denme la fuerza para hacerlo... ¿están felices? ¿Lo aceptan? Me hace feliz, creo que es lo que importa. Aunque somos hombres, nos queremos. Muchísimo... Últimamente me he sentido mejor conmigo mismo, incluso estoy participando en el club de voleibol. Tengo amigos, como Konoha y Sarukui, aunque sigo conociéndolos. Bokuto es mi primer amor y mi mejor amigo.
Hola, señor y señora Akaashi. Soy Bokuto, Kotaro Bokuto. Soy el amigo de Keiji y también... primer amor. No tengo mucho que decir. Quiero que Akaashi sea feliz conmigo. He aprendido lo que es la paciencia con él, a tener más tacto y ser más amable de lo que ya soy. No sé como habrá sido él antes de que me conozca, pero espero que ahora sea una mejor figura de él, no solo gracias a mí, también al sicólogo y los cuidados de su abuela. Quiero lo mejor para él. Quiero que sea feliz, para eso necesito de su ayuda. Ayúdennos a ser felices los dos. Porque lo quiero, lo quiero muchísimo como para que nos separemos así como así... Creo que le preguntaré si quiere ser mi novio, ¿cuál es la flor favorita de Akaashi? Podría comprar una...
—¡Akaashi! —exclamó Bokuto levantándose, con los ojos un poco cristalizados—. ¡Vengo en seguida, si me pierdo te llamo!
Dichas esas palabras, salió corriendo a la salida. Akaashi se había quedado un tanto pasmado ante aquello. Sus ojos también estaban cristalizados y necesitaba del chico en ese momento para reconfortarse. Miró a la tumba con los labios abultados, esperando a que Bokuto llegara. En cambio, este estaba mirando la cantidad de flores que había, ¿con qué flor debía pedirle? Quizás una rosa roja, era lo más común.
—¿Qué estás buscando, jovencito? —preguntó un hombre que atendía cerca. Bokuto se acercó a él—. ¿A quién le vas a entregar una rosa roja? Tiene un gran significado, ¿sabes?
—Yo... quiero preguntarle a la persona que me gusta si quiere ser mi pareja. ¿Cuál es mejor? —preguntó con sencillez.
—Pues la rosa roja es la mejor opción. Son un símbolo de amor.
—¡La compro!
Después de eso, Bokuto a paso rápido a donde estaba Akaashi. Este seguía arrodillado, a lo que cuando llegó Bokuto se levantó. Sus mejillas se sonrosaron al ver la rosa roja. Se acercó a él.
—Bokuto-san.
—Akaashi, ¿te gustaría...
La mano de Akaashi se posó en los labios de Bokuto para silenciarlo, este abrió sus ojos en grande ante el gesto.
—No lo hagas...
Bokuto sintió su corazón estremecerse, pero no en buena forma. En sus ojos se acumularon lágrimas y se formó un puchero en sus labios, a punto de llorar.
—¡No llores! No me refería a eso... —Akaashi tomó el rostro de Bokuto con ambas manos.
—Te compré una flor.
Akaashi la miró, para luego tomarla. Una rosa roja con un olor embriagador. Soltó un suspiro y sonrió con levedad.
—Está preciosa, Bokuto-san...
—En realidad me gustaba más la azul, pero parece que era mejor la roja para este momento... —confesó comenzando a jugar con sus dedos mirando hacia otro lado, con las mejillas sonrosadas.
—¿Azul?
—¡Sí! Porque... es del color de tus ojos. Me gusta.
Akaashi sonrió con dulzura. Miró a los ambarinos ajenos e inhaló con fuerza.
—¿Quieres ser mi pareja, Bokuto-san? —preguntó finalmente.
Bokuto hizo un berrinche.
—¡Yo quería decirlo, Akaashi! —el nombrado soltó una pequeña risa. Aquello hizo que el corazón de Bokuto se estremeciera.
—Lo siento...
—¡Sí quiero!
Bokuto abrazó calurosamente el torso de Akaashi, apoyando su cabeza contra el pecho del mismo. El pelinegro correspondió a su abrazo acariciando su cabello. Miró la tumba de sus padres a su lado, y no pudo evitar soltar algunas lágrimas de la emoción.
Vean padres, soy feliz con él.
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Distante | BokuAka [CANCELADA]
أدب الهواةAkaashi ha sufrido toda su vida por las relaciones sociales. Ha vivido traumado. Un día llega Bokuto a su vida, haciendo que tuviera una montaña rusa de emociones. Estado: CANCELADA.