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.Bokuto estaba comiendo su almuerzo junto sus compañeros sentados en una zona donde la gran parte de los estudiantes de segundo año estaban. De repente vio a Akaashi asomarse con su bolsa en la mano, buscando algún sitio.
—¿Puede Akaashi sentarse con nosotros? —preguntó el chico de ojos ambarinos mirando a sus amigos, levantándose de la silla.
—Claro que sí —respondió Sarukui con una pequeña sonrisa.
Se levantó de la mesa y fue en dirección al chico con una sonrisa. Este sólo le miró.
—¡Akaashi, ven a comer con nosotros! —lo invitó pasando su brazo por sus hombros, señalando la mesa con su dedo índice.
—No, gracias —respondió separándose del chico con algo de brusquedad, mirándole con extrañeza debido a la cercanía física. No le gustaba, en absoluto.
—Pero... ¿con quien vas a comer? No puedes hacerlo en el salón —comentó—. ¡Vamos, Akaashi!
El nombrado sintió sus manos temblar, a lo que simplemente se fue corriendo dentro del establecimiento. Bokuto se quedó totalmente sorprendido por su comportamiento, a lo que soltó un suspiro jalando su cabello, golpeando su cabeza intentando buscar alguna otra idea. Sin embargo, dejó que el chico se fuera. Tampoco podía obligarlo.
Caminó en dirección a la mesa donde estaban sus amigos, quienes le miraban divertido.
—¿Te dijo que no? —preguntó Konoha, dándole un sorbo a su botella con agua.
—Sí... tampoco puedo obligarlo —respondió picando con sus palillos su comida, para así llevarla a su boca.
—¿Por qué tan interesado en él? —preguntó Sarukui ladeando su cabeza.
—Mi madre dijo que tenía que hacerlo, que necesitaba un amigo... pero no pensé que fuese tan difícil —respondió. Sus amigos miraron con atención como su cabello también se desanimaba.
—Tienes que tener paciencia —sugirió Konoha estirando sus brazos, haciendo que estos tronaran—. Por lo menos son compañeros de proyectos, ahí podrías hablar más con él.
—Eso espero. ¡Intentaré que seamos los mejores amigos! —exclamó con entusiasmo apretando su puño.
Konoha y Sarukui sabían que cuando Bokuto se proponía algo, lo haría de la mejor manera, porque él siempre se esforzaba al máximo. Siempre daba todo de él. Era algo inspirador.
...
La última clase comenzaba, y era la más larga ya que tenía tres bloques de 45 minutos. Era matemáticas, la asignatura que más le costaba a Bokuto. Apenas pudo pasar el año pasado por esta.
—Este año se me ocurrió la fantástica idea de hacer grupo de cuatro personas para que resuelvan estos ciento veinte ejercicios —dijo el maestro mientras comenzaba a entregar la guía con los tantos ejercicios—. No es necesario que los hagan todos en una clase, pueden hacer cinco todos los días. Además no son tan complejos.
Bokuto soltó un quejido cayendo rendido en la mesa. No quería, realmente no quería hacer cinco ejercicios todos los días de matemáticas. Cuando tuvo la guía en sus manos, comenzó a mirarla. «Bueno, tampoco se ven tan difícil» pensó. Eran ejercicios de números imaginarios.
—Dejaré la hoja aquí para que anoten a los integrantes de su grupo, recuerden que son de cuatro personas, ni más ni menos —aclaró, alzando su voz en la última frase.
Konoha, Sarakui y Bokuto estaban juntos, pero les faltaba un integrante, a lo que los dos primeros le sugirieron a Bokuto que invitara a Akaashi. Este no rechistó ni un segundo y fue a su puesto, notando que este ya había comenzando a hacer los ejercicios.
—¡Qué rápido, Akaashi! —exclamó parándose frente al chico, este le miró sin expresión alguna—. ¿Quieres ser con mis amigos? Están allí.
Akaashi miró nuevamente su libreta, apretando sus labios al no poder negarse realmente, aunque seguía desconfiando del chico y su extraño interés en él.
—Está bien —aceptó.
—¡¿En serio?! ¡Genial, Akaashi! —dijo con entusiasmo—. Entonces iré a inscribirnos.
Bokuto se puso a pensar en por qué el chico era tan tímido. Quería conocerlo en lo más profundo y ser su mejor amigo, y no sólo porque su madre le dicho que lo fuera. Tenía curiosidad. Se veía interesante.
Bokuto se agachó frente de Akaashi, mirando como este hacía los ejercicios matemáticos.
—Soy muy malo en matemáticas, así que... ¿podría pedirte ayuda algunas veces? —preguntó, en un intento de meterle conversa.
Akaashi se le quedó mirando unos segundos. Entrecerró sus ojos. Bokuto sintió que lo estaba analizando, a lo que se puso algo nervioso.
—Supongo que... está bien... —respondió finalmente.
—¡Genial! Ven a sentarte con nosotros, Konoha y Sarukui están esperándonos.
Ambos jóvenes fueron a sentarse junto a los nombrados, quienes estaban riendo mientras que escribían algo en sus libretas.
—Ah, hola, Akaashi —saludó Konoha al ver al pelinegro.
—Hola.
Bokuto sonrió con levedad, estaba contento de que Akaashi pudiera interactuar con más personas. Ya cuando estaban bien instalados, comenzaron a adelantar unos cuantos ejercicios. Bokuto siempre le preguntaba a Sarukui si el resultado del ejercicio estaba correcto. El chico de cabello marrón soltó una carcajada, negando con su cabeza.
—Inténtalo de nuevo —Bokuto se llevó las manos a su cabeza, revolviendo su cabello, como si eso lo ayudara a pensar mejor.
Akaashi miró de reojo al chico a su lado, pudiendo identificar el error en su desarrollo. No sabía si ayudarlo, aunque pareciera obvio. Llevó su dedo hacia donde estaba el error.
—Aquí —dijo.
Bokuto miró con atención en donde señalaba, abriendo sus ojos en grande al darse cuenta.
—¡Ah, gracias, Akaashi!
El nombrado le miró unos segundos, para luego escuchar la risa de uno de sus compañeros. «¿Se están riendo de mí?» se preguntó a sí mismo. Apretó sus labios y comenzó a jugar con sus manos, inseguro mientras miraba los ejercicios en su libreta. Soltó un suspiro pesado y se levantó de la silla. Bokuto le siguió con la mirada, viendo como este hacía un intercambio de palabras con el maestro y salía del salón.
Akaashi frotaba sus manos con algo de brusquedad, y cuando llegó al baño, comenzó a lavar sus manos. Cuando sabía que iba a tener un ataque de pánico limpiaba sus manos con agua solamente, ya que dentro de su cabeza sentía que se 'limpiaba' de este. Ya cuando terminó se quedó mirándose al espejo y ordenó un poco su cabello.
Acto seguido, volvió al salón, agradecido de que la clase ya terminara. Vio que Bokuto estaba moviendo su mesa junto su silla.
Aquello le pareció un gesto muy amable.
—Gracias, Bokuto-san —dijo caminando detrás de él.
Bokuto se sintió un poco nervioso.
—¡N...no es necesario que uses el san! Sólo con Bokuto está bien —murmuró con una sonrisa.
Akaashi sólo le miró. No iba a dejar de usarlo tan fácilmente.
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Distante | BokuAka [CANCELADA]
FanfictionAkaashi ha sufrido toda su vida por las relaciones sociales. Ha vivido traumado. Un día llega Bokuto a su vida, haciendo que tuviera una montaña rusa de emociones. Estado: CANCELADA.