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Akaashi llegaba a la preparatoria. Se quedó unos segundos antes de entrar a la misma, viendo a sus demás compañeros y compañeros caminar. Tomó una bocanada de aire, como para armarse de valor y entrar. Caminó en dirección hacia su salón, y le parecía extraño que no se encontrara con Bokuto, ya que solía llegar temprano. Se sentó en su pupitre sin antes colgar su bolso.

—Buenos días —saludó alguien abriendo la puerta del salón. Akaashi giró su cabeza en dirección de donde provenía la voz, y se levantó de su silla al ver que era Konoha. Se acercó a él con timidez cuando se sentó en su pupitre.

—Konoha-san...

—Oh, hola, Akaashi. No me llames por el san, ¿si?

—Lo siento... —comenzó a jugar con sus dedos—. Yo... necesito tu ayuda.

Konoha elevó sus cejas con curiosidad y sorpresa. Él sabía que ambos no eran tan cercanos, a lo que le llamó la atención. ¿No le preguntaba a Bokuto? Se preguntaba Konoha, aunque sonrió de manera ladina.

—Claro, Akaashi. ¿Qué necesitas? Vamos a dar una vuelta, aún es temprano —sugirió levantándose de la silla, comenzando a caminar mientras era seguido por Akaashi.

Akaashi tardó un poco en responder, tenía que formular la pregunta y sus palabras. Aunque no sabía cómo, así que simplemente lo dijo.

—Me gusta alguien.

—¿Bokuto? —preguntó llevando ambas manos hacia su nuca. Soltó una pequeña carcajada al ver la expresión de "pillado" de Akaashi—. Era obvio...

—¿Demasiado? —preguntó con preocupación.

—¡N... no! Solo entre nosotros... bueno... yo y Sarukui lo notamos. No le hemos dicho a nadie, ¡lo prometo! —Konoha sonrió amablemente.

Un pequeño silencio, algo incómodo.

—Pero, ¿qué necesitas? —volvió a preguntar. Akaashi tragó duro.

—¿Cómo debería preguntarle que quiero que seamos una pareja? —preguntó algo apenado, rascando su mano—. Nunca... he salido con alguien y quiero preguntarle...

—¡Le preguntaste a la persona correcta, Akaashi! —se señaló hacia él mismo con su índice, muy orgulloso. Akaashi sonrió un poco—. Pero antes necesito hacerte una pregunta.

—¿Qué cosa?

—¿Ya se besaron?

Las mejillas de Akaashi estaban algo sonrosadas ante la pregunta. Miró hacia un lado, luego al otro para finalmente asentir con su cabeza.

—¿Y quien dio el primer paso? —preguntó acercándose a él, tomándolo por los hombros.

—Uh... no lo recuerdo... creo que fue él...

—¡¿Cómo no vas a recordar tu primer beso?! —le preguntó, un tanto exaltado.

Miró hacia otro lado. Fue la emoción del momento, además de tan solo pensar en eso se ponía nervioso.

—Ese no es el punto... —quiso volver al tema.

—Cierto, cierto... —le soltó de los hombros para colocar una mano en su cadera, llevando la otra hacia su mentón. Cerró los ojos y pensó—. Creo que solo deberías preguntarle en el momento que tú creas que es indicado.

—¿Cuándo voy a saberlo? —preguntó volviendo a juntar sus manos.

Konoha sonrió de manera ladina.

—Lo sabrás cuando sea el momento. Va a haber un sentimiento en ti que te diga: ¡este es el momento! No te preocupes, ¿si?

Era lo peor que le podría decir a una persona que tenía ataques de ansiedad, que sobre pensaba todo lo que hacía y decía. Akaashi le miró desconfiado.

—Uh...

—¡Créeme! He tenido novias siguiendo ese consejo.

—¿Aplica igual para un chico? —preguntó ladeando su cabeza.

—Conociendo a Bokuto, sí —asintió con su cabeza. Había sonado la campana que indicaba el comienzo de las clases, a lo que comenzaron a caminar—. Akaashi, cuando te digo con que no te preocupes, es porque lo siento de verdad.

Hizo una pequeña pausa.

—Bokuto te va a decir que sí, solo pregúntale si quieres que sean una pareja —dio unas pequeñas palmaditas en su espalda a modo de ánimo—. Bokuto es muy bueno. Además, creo que harán una linda pareja.

Akaashi sonrió un poco.

—Gracias, Konoha.

—De nada, Akaashi —soltó unas risas mientras revolvía el cabello del nombrado. Este se dejó hacer—. ¿Vas a quedarte a la práctica de hoy?

—Sí, eso creo.

—Tendremos un partido pronto, nuestro contrincante es la preparatoria Nekoma. Son buenos, ¡así que tenemos que entrenar mucho si queremos ganarles! Es amistoso, no te preocupes.

Akaashi asintió con su cabeza. Se dividieron al entrar al salón para ir a sus pupitres, pero hubo algo que le llamó la atención.

El pupitre de Bokuto estaba vacío.

Él no había llegado aún.

Akaashi soltó un suspiro, además tenían literatura a esa hora. La maestra, quien era la madre de Bokuto también, no había llegado.

Aunque segundos después la puerta se abrió de par en par, dejando ver la maestra de literatura y a Bokuto. Algo agitados.

—¡Buenos días, mis estudiantes! Disculpen la demora, tuve unos problemas pero nada grave. ¡Saquen sus libretas!

Akaashi sintió sus mejillas sonrosarse al ver a Bokuto con el cabello hacia abajo, y él no fue el único que lo notó... muchas personas lo vieron, pero él no se había dado cuenta. Se sentó en su pupitre y sacó su libreta para tomar apuntes, e incluso tenía una expresión algo seria. Era un Bokuto poderoso en todos los sentidos. El pelinegro suspiró y miró a la pizarra, comenzando a tomar notas.

En la hora del receso, Akaashi se acercó a Bokuto. Este levantó la mirada de la mesa a los azules de Akaashi.

—¡Akaashi! —le saludó con alegría, como siempre.

—Bokuto-san —le sonrió con levedad—. ¿Qué pasó? ¿Por que llegaron tarde?

—Ah... el despertador no sonó, pero aún así... llegamos casi a la hora —respondió sin más levantándose de la silla—. ¿Me acompañas al baño? Necesito echarme gel.

—Te ves bien así... —le comentó comenzando a caminar, aunque Bokuto se quedó unos segundos en el lugar.

—¿Con el cabello hacia abajo?

—Sí. Te ves bien —admitió Akaashi nuevamente, con las mejillas un tanto sonrosadas.

Bokuto notó aquello y sonrió de oreja a oreja, pero sin mostrar los dientes. Miró hacia ambos lados del salón, asegurándose de cerrar la puerta y cerrar las cortinas. Akaashi le miraba con una ceja alzada, un poco curioso.

—¿Qué haces? —preguntó sin más, a lo que el más alto simplemente se acercó a él y tomó su rostro entre sus manos—. Bokuto-san.

—¿Puedo darte un beso?

Akaashi jadeó y Bokuto soltó una carcajada.

—No hay nadie, además me aseguré de que no se viera nada desde afuera.

Akaashi se dejó hacer antes las caricias de Bokuto. Miró hacia un lado y otro, notablemente nervioso, pero para no hacer aquel momento más pesado, besó los labios ajenos con rapidez, sin dejar al chico reaccionar.

—¡Yo quería hacerlo, Akaashi! —se quejó haciendo uno un berrinche.

El pelinegro soltó una risa tímida. Eso hizo que el corazón de Bokuto se estremeciera por completo, a lo que simplemente atinó a abrazar el torso del mismo. Akaashi se dejó hacer y acarició su cabello.

—Bokuto-san, quiero llevarte a un lugar... muy especial para mí mañana. ¿Puedes?

El nombrado se separó inmediatamente del más bajo, haciendo una seña de militar.

—¡Sí, señor!

Distante | BokuAka [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora