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Bokuto llegaba a su hogar después de la salida. Estaba feliz, había hecho avances en su relación con Akaashi, pero aún así faltaba mucho. Quería conocerlo lo más que pudiera. Al cabo de unas horas llegó su madre, quien le llenó de preguntas por su salida.

—Fue muy bien... ¡lo más que me sorprendió es que me dijo que no le gustaba el helado! Se me hizo muy raro, pero al final pidió uno de menta, se lo comió todo —explicó Bokuto.

—Podrías invitarlo otro día, ¿te queda algo dinero? —preguntó tomando su cartera.

—¡Todavía tengo dinero! No te preocupes —le respondió con una sonrisa honesta.

—Está bien —se levantó del sofá para acercarse al teléfono de la casa, que estaba incrustado en la pared—. ¿Quieres que pidamos sushi?

Bokuto asintió con su cabeza con rapidez.

—Sí, por favor.

...

Ya volvía a ser lunes de nuevo, aunque no iba a ser una semana como la otra. Era una especial ya que su club comenzaba, Bokuto estaba muy ansioso, también esperaba que Akaashi pudiera arreglar sus horarios para que uniera también. Esperaba que con su charla lo alentara.

Cuando estaba caminando en dirección al salón se encontró con Akaashi, a lo que caminó con rapidez para alcanzarlo.

—¡Akaashi! —le saludó. Akaashi le miró.

—Buenos días, Bokuto-san —el nombrado le sonrió.

—¿Cómo fue tu fin de semana? —preguntó.

—Estuvo bien... —respondió rascando su mejilla con su dedo índice—. Me gustó mucho el helado de menta.

Bokuto abrió sus ojos como platos, aunque tampoco no quería exagerar.

—¿En serio?

—Sí... con salsa de chocolate... ese mismo día... fui a comprar... —dijo con un poco de timidez.

—¡Ah! ¿Por qué no me dijiste que querías más? Pude haberte comprado otro —murmuró pasando su brazo por los hombros de Akaashi.

El pelinegro se alejó ante el roce. Bokuto entendió que aún no estaban en el siguiente nivel para poder tocarse.

—Lo siento —se disculpó Bokuto.

—Está bien.

Sin más caminaron hasta el salón. Cuando entraron, segundos después tocó la campana indicando que las clases comenzarían pronto. La primera clase que tenían era biología, por lo que debían unirse en parejas para poder hacer la guía que la maestra había traído. Bokuto se acercó al puesto de Akaashi con mesa y silla. Este sólo le miró.

—¿Quieres que lea el texto en voz alta? —preguntó Bokuto tomando la guía.

—Hay mucho ruido... podemos leerlo juntos.

Al final ambos juntaron las sillas para estar juntos. Solamente que a Bokuto se le hizo un poco incómodo la cercanía, esperaba que a Akaashi no le molestara... miró al mismo de reojo, pero no había ningún signo de incomodidad en su rostro, es más, estaba completamente relajado. Ya un poco más seguro, siguió con la lectura.

Akaashi se alejó de Bokuto para leer las preguntas de la guía, este seguía leyendo.

Ya minutos después ambos estaban respondiendo en su libreta. La verdad es que eran una buena pareja, aunque Bokuto sentía que Akaashi podría hacer la guía solo fácilmente. Ya cuando terminaron de responder la última pregunta, dejaron sus libretas para que la maestra los revisara.

—¡Hacemos una buena pareja, Akaashi! —dijo con una amplia sonrisa apoyando sus manos en la mesa.

El nombrado miró a los ambarinos.

—Supongo...

Bokuto soltó una pequeña risa.

—Hoy tengo club de voleibol... ¡podrías ir a ver si es que te gusta! —sugirió el más alto mientras movía su mesa y silla a su lugar.

—Tengo que quedarme... no podré ir a verte —respondió mientras sacaba algo de dinero de su bolso.

—Nos quedamos hasta tarde practicando, yo creo que estarás libre a esa hora...

Akaashi simplemente salió del salón en dirección a la máquina expendedora.

Mientras caminaba, por alguna razón sentía que todos, absolutamente todos lo miraban. Algunas personas se reían, y él pensaba que lo hacían de él.

En su cabeza él pensaba así.

Por eso es que le cuesta tanto relacionarse.

Siempre piensan que se burlan de él.

Todo comenzó cuando tenía alrededor de doce años... cuando pasó todo ese catastrófico día.

No le gusta recordarlo.

Ya cuando llegó a la máquina, colocó el dinero y presionó el botón que indicaba el jugo de naranja, le gustaba bastante aunque prefería el durazno, era más suave pero no había en ese entonces.

Cuando sacó el jugo se quedó mirándolo un poco.

—¿Puedes moverte? Yo también quiero comprar.

Akaashi escuchó a la lejanía la voz, pero al darse media vuelta esa persona estaba literalmente atrás de él.

—Lo... siento... —respondió, caminando en dirección al salón otra vez.

Otra vez. Algunas veces no podía escuchar bien. Era esa una de las excusas por las que no le gustaba hablar con personas, no tenía un muy buen oído, y algunas veces escuchaba a las personas de muy cerca. Era muy raro.

Cuando volvió al salón, vio a Bokuto hablando con sus amigos y riendo.

«¿De qué se ríen?» pensó Akaashi. No podía confiar en que Bokuto hablara de él con sus amigos, y tampoco podía oír lo que decían.

Soltó un suspiro y comenzó a tomar su jugo mirando al frente. Cuando terminó simplemente esperó al siguiente bloque.

No tenía mucho que hacer, y su único compañero con el que solía hablar no estaba.

Pero era mejor para él.

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Distante | BokuAka [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora