El departamento de Camille estaba en uno de los pisos más altos del edificio, por lo que al llegar su respiración era un tanto agitada. El ascensor se había averiado.
La cocina retumbaba de sonidos, seguramente su madre ya estaba allí y cocinaba.
-Ya llegué, ma -anunció cerrando la puerta tras de ella.
Dejó con cuidado sus llaves y su bolso cuando le llegó una idea que pasó por alto; ¿Cómo le explicaría a su mamá que iría una semana con la familia de Timothée?
Ella lo conocía, pero Camille dudaba que a su madre le hiciera mucha gracia una situación como esa.
Tenía que pensar en algo mejor para decir.
-Hola, cariño -saludó la mujer, asomando la cabeza al comedor-. ¿Tienes hambre? Estoy preparando algo que podría gustarte.
-Eso suena estupendo. -Sonrió y siguió a su mamá.
Era una mujer espléndida, de figura esbelta y con un excelente estilo. Caminaba con un porte que Camille siempre deseó tener, aunque si a los veintitrés años no lo hacía, dudaba que saliera más adelante.
-¿Y qué tal el trabajo? -cuestionó ella, volviendo a menear lo que tenía en el fuego.
-Ah, très bien -musitó ella. Continuaba indecisa sobre si contarle la verdad, aunque corría con la posibilidad de que ella lo desaprobara. No podía dejar que Timothée se ahogara solo cuando ella ya había decidido meter las manos.
-Ma -volvió a decir-, ¿Recuerdas que Emily práctica danza Ori? -su madre sintió-. Pues, este fin de semana empezará una de sus competencias, pero no quiere ir sola y ya sabes, sus padres están demasiado ocupados por lo que me pidió que la acompañara.
La mujer le dirigió una mirada de soslayo por encima del hombro y le sonrió.
-¿Y tú quieres ir?
-Claro que sí -soltó Camille en un delgado tono de voz.
Odiaba mentir por la manera en que su voz se agudizaba y lo torpe que podía sentirse de un momento para otro. Mentalmente se prometió que no volvería a hacerlo.
-¿Y cuánto dura?
-Dijo que máximo sería una semana.-Aguardó a ver la expresión de su mamá, pero ella continuaba tan serena como hacía minutos.
-Por mí está perfecto, Cami -contestó y puso en los platos su comida que aún humeaba-. Tengo una sesión de fotos de la chica que se va a casar en unas semanas, ¿la recuerdas? Así que estaré ocupada. Además, te servirá para conocer más de esa cultura, ¿No? La tahitiana.
Camille asintió y escrutó con la mirada su comida, tenía una forma bastante extraña pero desprendía un delicioso aroma.
-Les llaman Hot dogs, algo así -le explicó su mamá-. Inventos del otro lado del mar.
Ambas rieron y Camille se retiró rápidamente al baño, para poder avisar a Emily de su mentira. Consideraba que si metías a alguien en tus rollos, lo menos que podías hacer era informarla y evitar malos entendidos.
Cuando encendió la pantalla de su teléfono, un mensaje de Tim brillaba al centro de la pantalla.«Gracias por la ayuda.
Te deberé mil.»Camille rió entre dientes y veloz le respondió un sencillo emoji de un hombre en sombrero. Honestamente no sabía que decir y agregar que sí le debería bastante era muy engreído.
Ella podía llegar a serlo en varias ocasiones, pero no lo demostraba en todo momento.
Volvió a la cocina pronto y comió el exquisito platillo que tenía. Era sencillo pero generaba placer a cada mordida.
El siguiente día transcurrió con normalidad. Emily comentó que no habría problema, que guardaría su secreto y Timothée junto con ella se pusieron a discutir la hora de salir a Marsella.
Por una extraña e indescifrable razón, la noche del viernes le costó demasiado dormir. Tal vez era el remordimiento que tenía por mentirle a su mamá, pero también también sentía que era el pánico por actuar frente a demás personas una realidad completamente distinta.
¿Sería capaz de conseguir que alguien se creyera ser la novia de Tim?
Hacía bastante tiempo que no tenía una relación sentimental auténtica, la mayoría constaban de situaciones muy pasajeras, vergonzosas y de las cuales no quería saber nada más después.
Dudaba saber actuar la manera adecuada de parecer enamorada, porque ya ni recordaba como se sentía estarlo.
Suspiró pesarosamente y se sacudió para despejar la mente.
Seguramente durmió unas cuatro o cinco horas por haber dado vuelta tras vuelta en la cama, pero al día siguiente, a penas sonó el reloj y se levantó de un salto para corroborar que todas sus pertenencias estaban listas dentro de la maleta.
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Amándote En Silencio || Timothée Chalamet
RomanceCamille Dumont tenía una vida tranquila. Solo ella, su trabajo y su madre en París. Un día su mejor amigo y compañero de trabajo; Timothée Chalamet le pide ayuda para ocultar uno de sus secretos y tiene que vivir una experiencia bastante desordenad...