Hilos

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Las hojas bailaban al compas de la pequeña ráfaga que ventilaba  la ventana. Era un día significativo y mi mente no era ajena a pasarlo por desapercibido y según Yuri tenia que hacer un sacrificio y abstenerme a hacer una tontearía ¡Vaya amiga!.
Me encontraba al frente de mi escritorio con intenciones de realizar mi trabajo pero era imposible, mis manos no reaccionaban y mi cuerpo estaba cansado de hacer cualquier movimiento, no era un buen día para ser una jefa responsable.
Los años habían pasado desde la ultima vez que la había visto su hermoso rostro, su imagen se guardaba al  recorrer la playa entrelazada de mi brazo. 
Yo estaba acostumbrada a verme destrozada, cansada y martirizada pero tenia que acostumbrarme a su ausencia, tenia que caminar por el firme camino. 

-¡vamos vamos! - grito haciendo eco en mi oficina. 

-¿te puedo ayudar en algo? - Odiaba su intromisión cada día por las tardes. Debía considerar un guardia de seguridad pero también odiaba la idea de ser perseguida por gritos detrás de mi puerta, ella era una mujer terca y no se rendiría con tremendo gorila. 

-¡Entiendo que no quieras verme en tu vida!- golpeaba mi escritorio con insistencia dejando a mi secretaria boquiabierta debido a su llegada y mi posible disgusto  contra ella de su  poco profesionalismo pero verdaderamente ella sabia como escabullirse. 

-No te preocupes Seo, yo me encargo - Detenía su paso brusco analizando  cada rincón de mi nuevo espacio.  Odiaba el color marrón  y negro de la antigua oficina de mi padre y como nueva medida y sin excusas una noche anterior había quitado los muebles antiguos. 

-Lo siento señora... - Seo era una eficiente secretaria, no tenia dudas ni quejas sobre ella.
Sin mucho animo daba una reverencia intentado escapar de la inevitable pelea que se avecinaba día con día. 

-¡¿Que diablos hago con esto?! - Aventaba de su abrigo las  hojas de papel como una enorme fuente - ¡No entiendo ni una maldita palabra de esto!

-Son cuentas, debes revisarlas y checar que cuadren - aludía mi cabeza ante lo obvio - Es básico. 

-¡Amber! !Entiende,  no se que diablos es esto! ¿Administración? Pff - relajaba sus piernas tomando asiento en una de las sillas. 

-No te ayudare por siempre Mei - suspiraba pesadamente dejando a un lado sus tediosos archivos arrugados - Busca ayuda o regresa la empresa a las manos de tu padre.

-¡Que mas quisiera! - Renegó - ¡No contesta mis llamadas ! ¡Odio esto! 

-Oh si... yo también lo hacia - Sonreía sarcásticamente como un recuerdo cercano. 

-Se que estamos divorciadas pero... Te doy esta porquería de empresa... - Miro mis ojos con duda, aun sabiendo que significaba- No quiero esto.

Era una tarde nostálgica, solo en mi mente estaba aquel día donde todo lo que conocía se estaba desmoronando. La partida de Soo Jung, la fiesta de caridad y mi madre bofeteando a Mei en frente de los invitados. 
Por dias fuimos comidilla de la prensa, y con mayor razón cuando  todo el mundo se entero que había sido engañada por mi propia esposa con un hijo y una relación romántica con mi hermano.  
Mis ex suegros ante tanta humillación quitaron a Mei del testamento y sin temor le regalaron su propio negocio donde ella tenia que subsistir, aunque según ellos, solo era por el pequeño Suk, no podían abandonar a su pequeño nieto por la irresponsabilidad de su hija.

Todo había pasado tan rápido. 

-Olvídalo - no podía contener mi risa sin alguna pisca de gracia.  Mis brazos cruzados entre mi estomago eran el mejor alivio para las risas. 

- ¿Entonces que hago? 

-Pedir perdón.

-¿tienes aire en el cerebro? Nunca hare eso. - Tocaba sus cienes mientras recargaba sus codos en el nuevo escritorio. 

In you love  TEACHERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora