Olivia Haydes no tiene interés en enamorarse, sabe perfectamente las consecuencias de un corazón roto y, sinceramente, tras pasarse años consolando a su madre por relaciones fallidas, prefiere ahorrarse problemas. Además, no la pasa tan mal, tiene u...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Hawk revisaba su celular con atención, completamente desconectado de su entorno y apenas consciente que vagaba por los corredores del supermercado, una pequeña sonrisa apareció en su rostro al ver una nueva foto publicada en su perfil, era tan solo Olivia sosteniendo un tomo de Infinity Gauntlet, reconoció el fondo inmediatamente como la tienda de comics a la que solía ir. Sin embargo, no podía apartar su mirada de ella, su cabello rojo, sus ojos divertidos y su hermosa sonrisa eran capaces de alegrar su día en instantes, incluso sin que lo supiera.
Hace tan solo un par de semanas se había burlado de Miguel por cómo actuó cuando la chica LaRusso lo bloqueó de redes, ahora era él quien revisaba las redes de su ex a escondidas y con una frecuencia preocupante. ¿Pero qué más podía hacer? Lo había arruinado todo.
Con un suspiro cansado volvió a mirar la foto, ¿desde cuándo Olivia leía comics? Y, más importante, ¿quién le había tomado la foto? Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando su carrito chocó con algo, o más bien, alguien.
–Disculpa, Katie, no te vi –dijo el chico y siguió avanzando, pero la de rizos no pensaba dejarlo ir.
–¿Qué tienes ahí? –la chica cogió el móvil de sus manos sin darle tiempo de pensar, antes de que una expresión seria se plasmara en su rostro al ver la imagen– Yo te lo dije, ¿recuerdas? Si seguías siendo un idiota la ibas a perder.
–Sí, sí, ¿has hablado con Olivia? –preguntó, intentando disimular su interés observando los estantes repletos de cereales.
–No quiere hablar del tema, dice que está perfectamente feliz.
El de cresta roja intentó disimular el dolor en su pecho al escuchar esas palabras.
–Oh, eso es bueno –la morena solo rio con sarcasmo ante lo dicho.
–¿Realmente la conoces tan poco? Eso solo significa que está mal, y es tu culpa.
–Quizás está bien y la que no la conoces eres tú –dijo a la ofensiva, Katie solo alzó una ceja.
–¿Sabes desde hace cuánto la conozco? Prácticamente toda la vida, ¿sabes cuántas veces la he visto llorar? –la de rizos café no esperó antes de seguir– Dos, una cuando se rompió la muñeca en prescolar y la otra cuando su papá la abandonó por segunda vez. ¿Sabes cuántas veces me ha hablado de algo que le ha hecho daño? Ni una. ¿Tú la has visto llorar?
Hawk recordó el incidente de la piscina, cuando su entrenador había intentado abusar de ella, un escalofrío le recorrió el cuerpo ante la memoria, asintió en silencio.
–¿Te habló de sus sentimientos después?
El chico negó lentamente con la cabeza.
–Que no hable del rompimiento solo significa que le afecta –mencionó Katie con una mirada de rencor bastante obvia.
