Olivia Haydes no tiene interés en enamorarse, sabe perfectamente las consecuencias de un corazón roto y, sinceramente, tras pasarse años consolando a su madre por relaciones fallidas, prefiere ahorrarse problemas. Además, no la pasa tan mal, tiene u...
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Frankenstein era el DJ de la noche, Olivia entro al baile de Halloween bastante satisfecha con su apariencia, la falda hacía que sintiera un poco más de frío de lo que consideraba agradable, pero no se quejaba. Vio a Katie bailando con otras personas, así que buscó con la mirada a sus otros amigos, sonrió al verlos al lado de la mesa de comida, se veía venir.
–Si no van a bailar ¿para qué vinieron?
–Para observar a los demás interactuar, por supuesto –respondió Demetri–. Cabello rojo y Gryffindor, definitivamente una Weasley.
–Gryffindor por una noche, Slytherin para toda la vida –contestó la muchacha, dirigiendo su mirada a sus otros dos amigos–. Así que hechicero, esqueleto y cirujano, me gusta.
–¿Es en serio? Soy un nigromante.
La adolescente se rio al notar que la indignación en su tono era genuina, el pelinegro levantó sus manos en el aire antes de dirigirse al otro lado de la mesa en busca de un bocadillo.
–Me gusta tu disfraz, te queda bien Ginny –comentó el castaño, bajando la mirada cuando Olivia lo miró directamente.
–Me gusta esa canción –dijo la pelirroja sonriendo en su dirección, Eli asintió sin entender la indirecta.
–Quiere que la saques a bailar –susurró Miguel a su lado, lo suficientemente alto para que ella lo escuchara y rodara los ojos.
–Ven –mencionó la chica mientras le ofrecía su mano, él la tomó con inseguridad mientras ella lo llevaba al centro de la pista–, y quítate eso, ni siquiera sé cómo puedes respirar con mascarilla.
–Es parte del disfraz –se justificó en voz baja, ante la mirada de insistencia de la joven, continuó–, y así nadie se burlará.
–Nadie nos está viendo, ¿y qué si se burlan? Que crean que lo más interesante de ti es tu cicatriz solo demuestra que no tienen nada en el cerebro.
Eli escuchó sus palabras y se quitó el cubrebocas, su tono de voz lo tranquilizaba, pero sentirla tan cerca de él hacía que su corazón latiera fuertemente, se preguntaba si ella podía escucharlo, ¿si supiera lo mucho que pensaba en ella se alejaría?
La canción cambió a una más lenta, los adolescentes a su alrededor se aproximaron unos a otros, la ojiverde colocó sus manos en el cuello de su amigo y él, instintivamente puso las suyas en su cintura, ambos sonrieron mientras se balanceaban juntos al ritmo de Put your head on my shoulder.
A unos metros de distancia, Katie sonreía a sus adentros al ver por primera vez a su amiga tan cercana con alguien, se prometió fastidiarla con aquello apenas tuviera la oportunidad, esquivó con habilidad a un chico que quería invitarla a bailar y se propuso buscar algo que comer, cuando chocó con alguien.
–Hey... cool disfraz –comentó la de rizos–, desearía haber pensado en elementos químicos, imagina el miedo que da el Arsénico, muerte con colapso cardiovascular y shock hipovolémico.
