Capítulo 8

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Olivia asintió mientras Katie le contaba cómo no había dejado de hablar con Aisha en los últimos días, la sonrisa de la morena cayó al ver que su amiga no le estaba prestando atención

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Olivia asintió mientras Katie le contaba cómo no había dejado de hablar con Aisha en los últimos días, la sonrisa de la morena cayó al ver que su amiga no le estaba prestando atención.

–Espero que tengas una buena razón para estar ignorándome.

–Estoy preocupada, es el primer entrenamiento de Eli y Demetri en Cobra Kai.

–Aisha también está ahí, dice que su sensei es genial.

–¿Piensas unirte? –aquella pregunta no causó más que risas en la rizada

–¿Hacer esfuerzo físico voluntariamente? De ninguna forma, lo que me sorprende es que tú no estés allí.

Olivia se tiró de espaldas a la cama de su amiga, revisando las notificaciones de su celular, con la esperanza de ver algún mensaje de sus amigos contándoles qué tal había estado.

–Voy a probarme para el equipo de natación, no tendré tiempo.

–Bueno, quizás es lo mejor, tampoco creo que necesites mucha ayuda, Yasmine no se te acerca desde el puñetazo.

–Tienes razón –comentó con una sonrisa–, ¿pedimos pizza?

La morena sonrió levantando su celular y llamando inmediatamente. Cuando Olivia llegó a su casa, después de haber devorado el último pedazo de pizza para decepción de su amiga, recién recibió mensajes de los chicos sobre el entrenamiento. No eran buenas noticias. Demetri aseguró de forma efusiva lo poco profesional y violento que era el sensei y que incluso este se había burlado de Eli, Miguel insistió en que le dieran otra oportunidad y Eli aseguró que volvería al día siguiente para sorpresa de todos.

–Si quieres te puedo acompañar al entrenamiento... –comentó la pelirroja mientras terminaba de guardar sus libros, ambos estaban más que listos para retirarse del lugar después de un cansado día.

–¿No tienes lo de natación? –murmuró Eli, había pasado un día del primer entrenamiento y no podía mentir, estaba nervioso de volver a enfrentarse al sensei Lawrence.

–Este año entrenan en la noche por disponibilidad del entrenador–respondió Liv cerrando su locker para poder fijarse en él– entonces, ¿te acompaño?

El chico asintió con una sonrisa, feliz porque pasaría más tiempo con ella, pero nervioso porque no quería ser humillado públicamente en frente de ella, otra vez. Cuando las clases terminaron, la pelirroja dejó que él guiara el camino, hasta llegar al local donde otros chicos de su edad ingresaban con indecisión.

Todos se retiraron su calzado y se posicionaron sobre el tatami mientras esperaban al maestro, por su parte, Olivia se sentó en un rincón desde donde podría observar con tranquilidad la clase.

–Hey, tú, roja, levántate, no admitimos vagos en este dojo.

La muchacha alzó la mirada de inmediato, sorprendida por la hostilidad, y se encontró a un señor mayor rubio vestido con un gui negro y una cinta del mismo color en la frente.

–Hoy solo he venido a ver –respondió directamente, sin dejarse intimidar ni abandonando su sitio.

–Esto no es un estadio ni una obra de teatro, o entrenas o te vas.

–Eso significaría tener que pagar ¿Por qué lo haría por una clase que aún no compruebo si vale la pena? Hoy veo, y si me gusta, regreso.

El sensei gruñó algo entre dientes, cansado de su insolencia, se dio la vuelta y recién pudo percatarse de la disminución en el estudiantado.

–¿Dónde está todo el mundo? ¿Cara de cráter? ¿Anillo de nariz? ¿Honda?

–Renunciaron, sensei –respondió Miguel

–¿Hablas en serio? –se le vio descolocado, pero se recuperó con rapidez–, digo, bien. Era una prueba, quería ver quiénes abandonaban. Ustedes no, se quedan para ganar. Hasta Labio es más duro que esos tipos, no se rinde.

Todos se giraron inmediatamente a ver a Eli, quien se incomodó por la atención recibida y dudó antes de hablar.

–¿Por favor, podrías dejar de llamarme así?

–Disculpa, ¿qué?

–¿Estás sordo? –intervino Liv, pero su amigo negó en su dirección, quería defenderse solo.

–Le pedí que no me llamara así.

–Los calentaré, sensei –comentó Miguel, intentando aligerar la tensión, pero ya era muy tarde, el maestro estaba empecinado en tener la última palabra.

–No, espera, Labio tiene algo que decir. Habla, ¿O se te trabó la lengua? ¿Eres discapacitado?

–El doctor dijo que podría estar en el espectro.

La chica bajó la mirada a sus manos, enojada era poco para describir cómo se sentía, no tenía ningún derecho a maltratar a sus alumnos de esa forma.

–No sé qué es eso, pero quítatelo pronto ¿Sí? Si no quieres que te llame "Labio" no tengas eso. ¿No puedes tener cirugía?

–Nací con labio leporino, es la cicatriz de la cirugía.

–¿O sea que antes era peor? ¿O el doctor se equivocó? Porque si esta es la foto posterior, apesta. Deberías demandarlos.

–¿Podríamos cambiar de tema?

Ella conocía a Eli, podía ver cómo estaba intentando aguantar para no desmoronarse en frente de todos, se levantó de inmediato, pero antes de que pudiera acercarse, el sensei volvió a hablar.

–Eso quiero. Pero está a la vista, si quieres ser más que un cerebrito con una cicatriz, debes cambiar el guion. Hazte un tatuaje o sácate el ojo, te llamaremos "Parche" ¿Sí? Espera, mejor no hagas eso, seguirás pareciendo un fenómeno.

El castaño no pudo sostenerse un segundo más y abandonó de prisa el dojo.

–Si necesitas humillar adolescentes para sentirte bien contigo mismo, probablemente el perdedor seas tú.

Tomó las cosas de Eli, sin siquiera dirigirle una mirada al rubio, y corrió en dirección de la puerta trasera.

–Hey, ni siquiera recogiste tus zapatos –comentó apenas abrió la puerta y pudo verlo de pie en el callejón, el muchacho intentó secarse las lágrimas con rapidez al ser descubierto–, es un imbécil, no lo escuches, estoy segura de que hay más dojos, si hay mejores senseis, incluso podríamos unirnos juntos.

–No, tiene razón, si no cambio, siempre me verán como un fenómeno –comentó aún cabizbajo, negué con la cabeza, eso era absurdo.

–Quienes tienen que cambiar son ellos, no tú. No hay nada malo con cómo eres, a mí me gusta.

–Pero no como a mí me gustaría –el castaño miró a sus pies, con temor, al percibir la sorpresa en la chica–, nunca podría gustarte de verdad por esto –ahora sí levantó la mirada, señalando con resentimiento la cicatriz en su rostro–, la única razón por la que hablamos fue por un reto que consistía en besarme, solo por lo humillante que lo consideraron tus amigos.

–No son mis amigos –murmuró la chica inmediatamente, consiguiendo un efecto contrario al deseado, porque el adolescente lo tomó como una confirmación, cogió sus cosas y se fue en la otra dirección–, Eli, para, nada de lo que dijiste es cierto, es más complicado que eso.

Ella sabía que la había escuchado, la distancia entre ambos aún no era tan grande, pero no volteó. Y la pelirroja quedó sola en el callejón, con la cabeza hecha un lío, el corazón palpitando fuertemente contra su pecho y el sonido de los alumnos de Cobra Kai dentro del dojo como un ligero susurro.

𝕹𝖔𝖙 𝖆𝖓 𝖔𝖕𝖙𝖎𝖔𝖓 - 𝑯𝒂𝒘𝒌 /𝑪𝒐𝒃𝒓𝒂 𝑲𝒂𝒊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora