3. Este tío es imbécil

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-¡Chist, eh, morena! - escucha Miriam a su espalda al salir de la habitación de su paciente.

Al darse la vuelta se encuentra con Carlos, el nuevo, que le sonríe de oreja a oreja mientras con la mano le pide que se pare. 

- Me llamo Miriam, ni chist, ni eh, ni morena, Miriam - contestó seria.

Carlos sonrió aún más y levantó las manos en son de paz. - Vale, Miriam, ¿Cómo está la chica? - le preguntó con real interés.

- Bien, tiene un par de costillas fisuradas pero por lo demás todo bien. Voy a dejarla un par de horas en observación y luego le doy el alta. - contestó con profesionalidad. 

-Genial, oye... ¿sabes si tiene novio? ¿ha venido alguien a verla? - preguntó en voz baja

- ¿Cómo dices? - dijo Miriam incrédula. 

- Bueno, es una chica guapa y me cayó bien el rato que charlamos antes de que llegara la ambulancia - Contestó el como si tal cosa.

Si hubiese podido le habría cruzado la cara allí mismo pero Miriam prefirió dar la vuelta y seguir a lo suyo dejando al nuevo en mitad del pasillo.


Eran las 4 de la tarde cuando por fin Miriam pudo sentarse en la cafetería para comer algo. allí se encontró con Alma, una enfermera con la que había entablado una gran amistad.

- Hola Almita, me muero de hambre - dijo mientras abría con ansias el bocadillo que acababa de comprar.

- ¿Y cuando no? - preguntó su amiga burlándose de ella - oye ¿has visto al nuevo? no se como se llama pero por aquí ya lo llaman El Cañón.

-Si hija si, he tenido la desgracia de cruzarmelo... y de cañón nada, es un tío normalito, como Óscar o Nacho - contestó Miriam con desgana.

En ese instante Carlos entra por la puerta de la cafetería y va directo a la mesa donde Miriam y Alma comen tranquilas. 

- ¡Buenas!  A ti no te conozco, soy Carlos, encantado.

- Alma, igualmente - contestó la enfermera con una sonrisa. 

Miriam se comía su bocadillo sin querer prestar atención al nuevo cuando este le dijo: - Oye María siento lo de antes, no quiero que te lleves una mala impresión de mi. Solo bromeaba.

Miriam, que estaba a punto de darle un nuevo mordisco a su bocadillo de tortilla lo apartó y dijo molesta: - Miriam, mi nombre es Miriam. 

- Eso, bueno que no me malinterpretes, estaba de coña. Mira para compensar el malentendido te invito a tomar algo al salir de aquí ¿Qué te parece? - dijo con esa sonrisa chulesca. - Bien a las 8 te veo en la puerta. 

Y dicho esto se levantó y salió por donde había entrado.

- ¡Este tío es imbécil! - exclamó Miriam al ver el descaro de ese caradura mientras su amiga se partía de la risa. - Deja de reírte, hace un rato quería saber si mi paciente tenía novio y ahora esto... Es increíble. Miriam se levantó y salió de la cafetería muy enfadada dejando a Alma muerta de risa.

Cuando acabó su turno se fue a casa contenta por no haberse vuelto a cruzar con el nuevo. Sin duda no le había caído y no tenia pinta de que la cosa fuera a mejorar. 


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