21. Solo somos amigos

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El tiempo fue pasando y la amistad entre Miriam y Carlos era cada vez mas fuerte. Quedaban de vez en cuando para comer o tomar algo ya fuera con sus compañeros o solos.

- Estás muy pesada Alma, Carlos y yo solo somos amigos, no hay nada más ni lo va a haber. - dijo Miriam con cansancio.

- Ya, Víctor y yo también éramos solo amigos...

- No es lo mismo. Vosotros os atraíais, entre Carlos y yo no hay atracción, somos colegas y ya.

-Pues yo creo que hacéis buena pareja.

-Y yo creo que llevas demasiadas horas trabajando y ya no sabes lo que dices.


Carlos estaba en la cafetería comiendo algo e intentando no matar al celador que tenia delante.

- ¿Me vas a decir que no te gusta Miriam?

- Y dale... Miriam y yo somos amigos, A MI GOS, no busques cosas donde no las hay.

- Muy amigos diría yo... ¿Cuántas veces habéis salido este último mes?

- ¿Sabes que pasa? que yo antes tenía un colega con el que salía a tomar una copa, quedaba para ver el fútbol o para hacer rutas con la bicicleta... pero ese colega se echó novia y ahora cada vez que intento quedar con el me deja tirado. 

-Eso es un golpe bajo. - dijo Víctor sabiendo que su amigo tenia razón, desde que estaba con Alma no había vuelto a quedar solo con su amigo.

- La verdad duele amigo.


Esa noche mientras hacía la cena Miriam recibió una llamada de teléfono, al mirar la pantalla vio el nombre de Carlos y contestó.

- ¿Cómo haces para no matar a Alma? - preguntó Carlos dándole un bocado al sándwich que se había preparado.

Miriam se echó a reír - No me digas que Víctor también te está dando el coñazo con eso de que hacemos buena pareja.

- Pues sí, aunque al final le he dejado callado. Si el no me dejase tirado para estar con su novia yo no tendría que haberme buscado otra amiga. 

- Osea que soy tu segundo plato... muy bonito si señor. - contestó Miriam poniendo la cena en la mesa.

- No he querido decir eso - dijo Carlos apurado. - es que... bueno... 

- Jajajajajajajajajajajaja habría dado lo que fuera por ver la cara que se te ha quedado.

Carlos se echó a reír y siguieron hablando un rato. Cuando colgaron los dos se quedaron con una sonrisa tonta en la cara y con el mismo sentimiento extraño.

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