17. Bella durmiente

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- Queda poco. - escuchó Miriam, abrió los ojos y se encontró con Óscar, estaba en una ambulancia, camino del hospital. - ¡Ey! ¿Qué tal bella durmiente? - sonrió su compañero

Llegaron al hospital y Miriam fue atendida por su jefe. Tenía una conmoción y un golpe fuerte en el pómulo pero nada grave. Su vecino estaba con ella, la había acompañado en la ambulancia y no se separó de ella. Allí mismo, la policía quiso hablar con Miriam.

- ¿Cuánto tiempo lleva siendo acosada por ese hombre?- Le preguntó un policía al que se le notaba que no le apetecía nada estar allí.

- Unas semanas, desde que lo atendí aquí por una caída.- Contestó ella.

- ¿En algún momento le dio pie a pensar que le gustaría tener algo con el? - preguntó el policía

- ¿Perdón?. - Miriam estaba alucinando con lo que acababa de escuchar.

- Bueno, quizá dijo algo que a el le hizo pen...

Mi clienta no ha hecho nada que le hiciera pensar a ese tipo que estaba interesada en el -  Dijo Nacho poniéndose serio y sacando al abogado que lleva dentro.- Y si esta noche ha pasado esto es porque un policía incompetente con la misma actitud que usted está teniendo ahora le impidió poner una denuncia cuando intentó hacerlo. Según el hacer regalos y mandar notas a diario a casa y al trabajo no es delito si la mujer es guapa.

El policía cerró la boca y su compañero, que había estado callado hasta entonces tomó la palabra.

- Disculpe a mi compañero, sabemos que no hay nada que justifique lo que ha pasado hoy. La dejaremos descansar. Cuando pueda pásese por la comisaría para completar la denuncia.

- Así lo haremos.-  contestó Nacho. 

Los policías se marcharon y Miriam, a pesar de la insistencia de su jefe de que se quedase un par de horas en observación, también se marchó a casa acompañada por su vecino. 



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