19. La apuesta

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Las semanas fueron pasando y la relación entre Miriam y Carlos era cada día más buena, ya no se evitaban y no tenían problema en quedar con sus compañeros cuando iba el otro. Pero siempre que Carlos intentaba invitarla a tomar algo a solas ella siempre le respondía lo mismo ¡sigue soñando!.


- Es imposible - le dijo Miriam con pereza. - Es mi mejor amiga, yo lo sabría.

- Te digo yo que esos dos están liados.- contestó Carlos mientras metía la mano en la bolsa de patatas de Miriam.

- Mira, si Alma tuviese algo con alguien me lo habría contado. Víctor y ella solo son amigos, se llevan bien y ya está.

- ¿Qué te apuestas? 

Miriam arqueó la ceja pero no contestó.

- Si están juntos cenas conmigo fuera del hospital, vestidos de persona, sin uniforme. - La retó Carlos.

- Ni de broma 

- ¿Pero no estás tan convencida de que no están juntos? 

- Vale, ¿Y si yo tengo razón?

- Si tu tienes razón te cubro las dos próximas guardias.

Miriam lo pensó, estaba convencida de que su amiga y Víctor no tenían nada, de ser así ella lo sabría, Alma se lo cuenta todo.

- Hecho, No hagas planes para el fin de semana, tendrás guardia sábado y domingo. - Dijo Miriam sonriendo.


Miriam y Carlos se pasaron toda la mañana intentando tener pruebas de esa supuesta relación, a la hora de comer se vieron en la cafetería.

- Alma no dice nada, te lo he dicho, no están juntos.-  le informó Miriam dejando su bandeja de comida en la mesa.

-¿Le has preguntado directamente?

- ¿Cómo voy a hacer eso? la he tanteado.

Carlos puso los ojos en blanco - Eso no significa nada, esta evitando el tema y punto - Dijo al tiempo que veía entrar a Víctor en la cafetería. Entonces se le ocurrió una cosa.

- ¡Víctor! - Carlos le hizo señas para que se sentase con ellos - déjame a mi.- le dijo a Miriam.

- Hola chicos, día tranquilito hoy eh, menos mal.

- Si, eso estábamos comentando antes. Oye, tengo entradas para el partido de esta noche ¿te vienes? - preguntó Carlos a su amigo.

-¿Hoy? no lo siento, hoy imposible - contestó el celador distraído.

- Vaya tela macho, desde que estás con Alma dejas siempre a tu colega colgado. 

- Me lo paso mejor con ella que contigo - respondió sin pensar quedándose serio al momento.

Carlos sonrió ampliamente mientras que Miriam estaba con la boca abierta.

- Que cabrón eres - dijo el celador - oye de esto ni una palabra eh, no queremos que se entere nadie de momento.

- Tranquilo hermano que de aquí no sale - Contestó Carlos mirando a Miriam.

Cuando salieron de la cafetería Carlos seguía con esa sonrisa de superioridad en la cara y Miriam llevaba consigo una mezcla de sorpresa y fastidio.

- Te recojo el viernes a las 21.30 en la puerta de tu casa.- Dijo Carlos metiéndose en el ascensor y diciéndole adiós con la mano como un niño pequeño.

Miriam pasó el resto de la semana intentando anular esa cena, pero Carlos no lo permitió y le repetía que si la anulaba se convertiría en una mujer sin palabra.








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