Capítulo 4

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"Tengo un mal presentimiento"

Si Christopher pensaba que iba a intimidarme con esas palabras, pues la llevaba clara. En un principio si debo admitir que estaba asustado pero con el paso de los días, poco a poco esa sensación extraña se había ido disipando hasta quedar solo un leve recuerdo infame de una mala interpretación de los hechos. Tres semanas transcurrieron desde la entrevista a ese arrogante magnate, un mes desde el incidente malinterpretado y nada había pasado, así que aquí estaba yo, alistándome para asistir a un encuentro programado.

"Media hora"

                                                     "Ahí estaré"

Contesté el mensaje del tipo que había pagado por mí y salí del apartamento con rumbo al hotel de lujo en el que se concertaría el encuentro. Era primera vez que hacía algo como esto, mis encuentros sexuales, pagados o no, eran cosa del momento, surgían por el alcohol y la calentura pero llevaba tiempo sin salir, sin tener una buena revolcada y este tipo me contactó por Instagram, su perfil era todo lo que necesité para aceptar ir a ese hotel y pasar una noche loca.

Mientras conducía, iba recordando como fue, desde esa notificación, empezamos a hablar y resulta que me había visto en varios clubs y carreras pero no se había acercado porque le parecía muy...ocupado siempre, así que hizo algunas averiguaciones hasta encontrarme. Era bastante retorcido si lo pensaba bien, una especie de psicópata que va persiguiendo pistas hasta dar conmigo pero ya estaba a mitad de camino y no iba a retirarme, además, estaba bueno de cojones y aunque no mostraba la cara en ninguna foto...su gran pene se marcaba en cada una de sus publicaciones.

"Nico de León"

Hasta el nombre era sexy.

Unos veinte minutos después, dejé el auto con el chico que lo estacionaría y me adentré al lujoso, en exceso, hotel. Caminé los metros que llevaban a la recepción, el dinero se notaba en cada pequeño detalle, en la lámpara gigante que colgaba en el alto techo pintado a mano, en la alfombra color rojo sangre que cubría la totalidad del piso, se notaba en en la ropa elegante y cara que llevaba cada una de las personas que iban de aquí para allá, se notaba en el espejo enmarcado en madera que cubría la pared de fondo detrás del mesón de recepción.

-Buenas noches señor. Bienvenido al Red Palace. -Casi que me daba asco el exceso de formalidad de la impecablemente vestida chica pero a pesar de ser un adicto al "bajo mundo" sabía comportarme cuando era necesario.

-Buenas noches señorita. Debe haber una reservación a nombre de Erick Colón o a nombre del señor Nicolás de León.

-Permítame unos segundos. -Habló ella sonriente y mientras tecleaba en la computadora, yo me dediqué a seguir observando el lugar, aún estaba impresionado por tanto lujo. Yo siempre había estado rodeado de dinero pero esto estaba a un nivel superior. -¿Caballero? Está listo, la reserva está a nombre del señor De León. -Me volteé a mirarla fingiendo que no estaba nervioso y me metí en el personaje de chico que no iba a pasar la noche empotrado contra una cama y gritando como zorra.

-Muchas gracias. -Sonreí de vuelta en espera de su resto de información.

-Esta es la tarjeta que abre la puerta, es la Suite 3002. El señor De León avisó que llegaría después. -Habló leyendo algunos datos en la pantalla y yo me sentí extraño. -Menciona que dejó una lista de ciertos puntos que son necesarios para usted leer y que espere por él. -Alzó la vista hacia mí, sonriendo y traté de devolverle el gesto pero había quedado sorprendido.

-Gracias, buenas noches.

Me despedí tomando la tarjeta y caminé a los ascensores, algo estaba raro aquí, se suponía que venía a follar no a recibir órdenes de un tipo. Me introduje en el amplio elevador con espejos hasta en el techo y marqué el piso treinta. Iba solo y eso me daba tiempo a seguir pensado, estaba ansioso por llegar a la habitación, por saber que eran esos dichosos puntos que tenía que leer, tal vez el tipo era un loco que tenía ciertas manías o algún fetiche extraño.

Las puertas se abrieron dejándome en un pasillo color oro, con cuadros impresionantes y una alfombra dorado claro que otorgaban una vista impecable e impoluta. El pasillo conducía directamente a la Suite, elegante y privado, me gusta. Puse la tarjeta en el lector y la magia se hizo cuando la puerta se abrió. Prácticamente quedé boquiabierto ante la cantidad desmesurada de lujo y brillo del lugar. Era gigante, lleno de jarrones con flores naturales y cortinas gruesas con bordados en oro. A penas podía respirar correctamente, todo era demasiado deslumbrante.

Cuando volteé a ver la cama, quedé detenido en seco, era una king size con barrotes altos, casi tocando el techo, un respaldar tallado en madera oscura y esas cortinas extrañas que le daban un toque de estilo de los apocentos de antiguos reyes. Llevé mis dedos a la gruesa tela y casi gemí de gusto, era suave, exquicita, cara. Antes de seguir mi inspección del lugar en el que me follarían por una buena cantidad de dinero, un papel blaco que descansaba sobre la seda de las sábanas, llamó mi atención.

"Espérame despojado de tu ropa, solo colócate la diadema en el cabello y la venda en tus ojos. No tardo, no temas, no vas a olvidar esta noche".

Un escalofrío subió por todo el largo de mi culumna vertebral, una mezcla entre desconcierto y excitación. Mis latidos se aceleraron, llenando de adrenalina mis venas, creando una sensación nueva por probar lo desconocido. Era la primera vez que haría algo como esto, como cada detalle de hoy y aunque en el fondo me asustaba un poco, estaba dispuesto a cumplir con su pedido, a fin de cuentas, ya tenía una buena cantidad de dinero depositada previamente en mi cuenta de banco y además, el tipo estaba bien bueno.

Procedí a despojarme de mi ropa, pieza a pieza fui quedando completamente desnudo, sintiéndome expuesto pero excitado. Coloqué la bonita diadema de...¿Diamantes? En mi pelo y después de acostarme cómodamente sobre la seda exquicita, tapé mis ojos con la fina pieza negra. Una música suave sonaba en la habitación, relajante, cadenciosa, enviando deseos de bailar de forma sensual a cada fibra de mi cuerpo pero tampoco quería que mi comparador llegara me viera, así que esperé.

Unas tres canciones pasaron, mi cuerpo estaba completamente a gusto, yo lo estaba hasta que escuché una puerta cerrarse. Automáticamente me puse tenso, había llegado, estaba aquí y me ponía nervioso. ¿Qué me haría? ¿Me gustaría? Claro que iba a gustarme, estaba bueno como el infierno y tenía un pene enorme que con gusto tragaría con mi boca y mi trasero. Jadeé al sentir su cercanía, no había hablado pero sabía que estaba observando, quise sacar la venda de mis ojos pero preferí esperar, dejaría que se diera gusto con la vista de mi depilado y desnudo cuerpo, era consciente de lo bien que estaba mi físico, por algo pagó tanto.

Un movimiento repentino me hizo saber que estaba desvistiéndose también, era callado, me gustaba que lo fuera aunque no me vendría mal un halago. Cuando al parecer estuvo listo, subió a la cama, pude sentir como pasó una de sus manos por mi pierna derecha, jadeé, su tacto era suave, delicado, casi como una caricia de ángel. Me reprendí por ese pensamiento idiota y esperé, él aún seguía sin hablar. Subió su mano hasta mi pezón derecho, él estaba de ese lado de la cama pero no hacía más que acariciarme hasta que apretó con fuerza, no tanto para causar un dolor insoportable pero si lo suficiente para hacerme gritar.

-¡Ahhh! -Grité alto, dolorido, excitado, todo junto. Si dolía pero me gustaba, me calentaba.

-Shhh...

Fue su respuesta acompañada de sus dedos sobre mis labios y después de eso, lo próximo que sentí fue su lengua.

Quien solía ser ll JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora