Capítulo 27

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Erick

-¿Una enslada?

-Si.

-¿Es en serio?

-Si.

-Pero...

-Pero nada, ya comiste mucho y después estás vomitando por los rincones.

-Pero tengo hambre.

-Pero acabas de comer, no creas que no te sentí buscando como ratoncito en la cocina. -Este es mi momento de fingir una preciosa cara de ofendido, solo debo poner ojos de gatito y un puchero, con eso me basta para que termine haciendo lo que quiero.

-La princesa tiene hambre, solo voy a comer un poquito de tu carne y mi ensalda. ¿Si? El bebé es muy glotón y por más que le hablo, es como si no escuchara. No es mi culpa, Joey, es del bebé que no me hace caso.

-¿Es en serio? -Cuestiona riendo, se que ya gané pero aún mantengo mi puchero de emergencias.

-Si, creo que saldrá a tí. -De repente su rostro se ilumina y algunas gotitas se asoman en sus ojos, siempre se pone muy sentimental cuando le digo que quiero que nuestro hijo se parezca a él.

-¿Tú crees? -Sonrie mientras pregunta y corta un pedazo de su filete para llevarlo a mi boca.

-Mhmm...sip. -Hago un movimiento de aceptación con la cabeza mientras disfruto del sabor delicioso de la carne y amo la forma tan bonita en la que me mira.

-¿No te molestaría?

-¿Molestarme?

-Si...que se pareciera a mí.

-Claro que no. Me sentiría orgulloso de que saliera igual a tí, con tus rizos y tus labios y tu cara perfecta. Un bebé como tú, sería casi mágico, como viajar en el tiempo en el que fuiste pequeño.

-Tú tienes la cara perfecta, tus ojos, quiero que tenga tus ojos.

-Me gustan más los tuyos.

-Eso es porque no comprendes lo que siento cuando me miras, si te vieras cuando me miras... definitivamente querías que sacara tus esmeraldas.

-¿Y cómo te miro? -Cuestiono emocionado, es bastante nuevo para mí hablar de esto. Se lo que siento al mirarlo pero deseo escuchar lo que causa en él.

-Siento que realmente me ves, como si fuera  la respuesta a todas tus preguntas. Cuando me miras y veo ese brillo ahí, es como si me robaras el oxígeno, como si todo se detuviera a nuestro alrededor. Siento que me amas tanto como yo a tí y se que daría todo porque nunca me falte tu mirada.

-Nunca va a faltarte, nunca. Amo mirarte porque eres hermoso y saber que estás ahí, llena mis días de paz.

-Nunca voy a dejarte, nunca.

Sonrie para mí y con eso me basta para derretirme de amor. Es el hombre más precioso del mundo y saber que hemos evolucionado juntos en este camino nuevo, llena mi pecho de felicidad. En solo dos meses podremos tener a nuestro pequeño en brazos, nuesto retoño, el fruto del sentimiento fuerte que nos une y yo no podría imaginar a otro hombre a mi lado. Saber que hemos crecido como pareja, que hemos salido a luz pública, que mi mejor amigo dejó de lado sus dudas, que su familia me acepta pero sobre todo, que lo que tenemos es real... hace que todo lo malo que nos tocó vivir, quede en el olvido.

-¿Amor? -Hablo para él después de algunos segundos de silencio en el que solo nos observamos.

-¿Si?

-Ni creas que vas a dejar de alimentarme solo porque te pusiste cursi. Pica la carne y dámela.

-Tú si sabes romper un momento. -Habla sonriendo pero hace lo que le pido. El sabor es delicioso y se que a nuestro bebé le gusta porque no me da deseos de devolverla.

-Sip...más. -Abro la boca esperando otro pedazo, él vuelve a reir mientras lo pone y observa como mastico, haciendo un ruidito de completa satisfacción. La carne está realmente buena y ser alimentado por mi futuro esposo, hace que tenga un mejor sabor.

-Eres una pequeña princesa malcriada, no se como voy a poder con dos bebés.

-Ni te creas que me vas a cambiar por este niño, Pimentel.

-Pero...

-Pero nada, aquí la princesa soy yo.

-Bebé...

-Si, ese soy yo también.

-¿Tú en serio tienes celos de nuestro propio hijo?

-No...

-Ni siquiera ha nacido.

-Pero va a nacer en dos meses y entonces me vas a dejar de querer porque lo vas a querer más a él y yo...yo...

-Pero...

-Ya...déjame...no quiero que me mientas. Ya no me amas. -El llanto se apoderó de mí de un segundo a otro y me escurrí en el sofá como si se me acabara la vida.

-Mi amor...no seas boba, tú eres lo que más amo en la vida, no puedes ponerte así.

-No me mientas, no me mientas Joel. -Sorbí por la nariz y estiré mis manitos para que me abrazara, lo hizo enseguida y lloré con más deseos.

-Claro que no, jamás te mentiría, eres mi tesoro. Tener a nuestro hijo, solo hará que te ame más porque es un regalo que me das tú. Quiero tener mil niños contigo, aprender a ser papá a tu lado, cuidarlos, enseñarlos, verlos crecer. Obvio que los voy a amar, deseo tanto tener hijos pero el amor es diferente, princesa porque tú eres mi otra mitad, mi complemento, el motivo por el que me acuesto con una sonrisa cada noche.

-¿De verdad?

-Claro que si, no te pongas a llorar por creer que voy a dejarte cuando eres todo para mí.

-Yo te amo. -Susurré más tranquilo mientras me derretía en sus brazos, amaba la forma en que me sostenía.

-Yo te amo igual, voy a amarte cada segundo de mi vida.

-¿Sabes algo?

-Dime...

-Yo no se que habría sido de mí si no te hubiese encontrado. Realmente vivía por vivir, nada ni nadie me interesaba y aunque a veces si me sentía solo, sobre todo cuando se marchó Chris, no me permitía sentir. Es tonto ahora que lo pienso porque realmente estuve desperdiciando mi juventud. No me arrepiento de nada porque creo que cada paso que damos, nos conduce al camino que nos lleva a ser quienes somos. Si no hubiese sido un descabezado, tal vez nunca nos habríamos conocido.

-Yo creo que en algo te equivocas, si es cierto que todo pasa por algo pero cuando dos personas están destinadas a permanecer juntas, no importa el camino, las barreras, no importa si la vida se encarga de destrozarnos por separado, al final...cuando encontramos a nuestra mitad, todos los pedazos se juntan de nuevo pero esta vez, enlazados con los del otro. Tú y yo nacimos en tiempos y lugares separados, sin idea de en que nos íbamos a convertir en un futuro, ignorando por completo que la felicidad estaría un día tocando la puerta de la manera más inesperada pero eso es precisamente lo hermoso, que a pesar de haber sido noche y frío, la llama nos abrazó para derretir el hielo, para crear entre ambos esto que somos ahora y que juro hoy ante tí... seremos siempre.

Quien solía ser ll JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora