Capítulo 35

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Erick

Soy consciente del momento exacto en que Joel se rompe en pedazos, lo se porque lo conozco más de lo que yo mismo quiero admitir, por eso cuando siento su agarre afianzarse alrededor de mi cintura y su respiración desaparecer, me derrumbo junto con él. Entiendo que no lo esperaba, no tenía como imaginarlo y se que ahora que está acá, se siente mucho más culpable porque yo mejor que nadie, se lo que significa para él un embarazo.

Cuando esperábamos a Kyle, Joel fue la definición de dedicación, atención, emoción, desde el primer día estuvo a mi lado para cumplir cualquier capricho o deseo más insignificante, cada madrugada de antojos, cada patadita, cada ecografía. Joel fue quien se volcó por completo a la tarea de elegir colores y adornos para la habitación del niño, que compró cada peluche que encontraba en su camino, fue él quien eligió el nombre, simplemente no puedo poner en duda el gran padre que es y por eso ahora me duele el doble, porque se que se culpa de todo.

Los minutos pasan eternos mientras siento en silencio como sus lágrimas resbalan por mi cuello, como sigue rodeando mi cintura de forma intensa, no duele, no me hace daño pero se que está teniendo un momento emocional, que está hablando sin palabras a nuestro hijo. Joel hacía eso con Kyle, a veces, cuando él creía que yo dormía, lo escuchaba susurrarle palabras bonitas, promesas eternas de acciones futuras para con su persona, lo escuchaba decir que lo amaba aún cuando no era más que una masita pequeña de tejido dentro de mí. Nunca le dije que lo sabía, jamás quise romper esos instantes en los que abría su alma para susurrarle secretos a nuestro bebé, por eso ahora no digo nada y espero tranquilo a que sea él quien hable.

-¿Cuánto tiempo? -A penas es un lamento de voz, una porción pequeña de sílabas entrecortadas que añoran una respuesta.

-Nueve semanas.

-Nueve...

Vuelve a quedar en silencio pero esta vez pasa una de sus manos directamente por mi pancita, aún no se alcanza a distinguir a simple vista pero a esta distancia y con su tacto en mi piel, es más que evidente que estoy esperando un bebé. Roza suavemente por debajo de la tela de mi ropa y tengo que poner mucho de mi parte para no suspirar, es la primera vez que me toca en meses y el efecto es inmediato. Sería ridículo negar que lo extraño y lo deseo con cada fibra de mi ser porque no ha habido jamás, un hombre que tenga tanto poder sobre mí como él lo tiene.

-Ya... necesito comer algo porque tengo hambre, Joel. -No le miento sin embargo solo quiero poner distancia entre ambos porque me sienta mal tenerlo tan cerca, lo amo y adoro como me toca pero he sufrido mucho y no quiero solo hacer como si nada pasó.

-Lo...lo siento. Yo...yo creo que...¿Qué quieres comer? Dime lo que deseas y lo pediré. -Aún no me ha mirado, se que no le gusta que lo vean llorar y lo entiendo, por eso solo recuesto mi cabeza en su hombro y suspiro, tal vez no sería tan malo ceder un poquito.

-Pide algo rico para los dos, comeré cualquier cosa.

-¿Qué? -Ahora si levanta la mirada y me duele el alma verlo, tiene el rostro empapado de lágrimas y una expresión dolorosa, como si no creyera merecer mi respuesta.

-Comeré lo que sea, de todos modos voy a vomitarlo luego y el hambre siempre me viene. -Trato de darle una sonrisa pequeña, quisiera poder saltar a sus brazos y hacer el amor por todo este período en que hemos estado lejos pero al mismo tiempo se que debemos ir lentamente, nos hicimos daño y necesitamos trabajar en ello. Yo ya lo perdoné pero no voy a decirle.

-¿Vomitas mucho?

-Más que con Kyle.

-Entonces si es mucho. -Hace un mueca graciosa pero se pone serio enseguida, lo veo sacar el celular de uno de sus bolsillos y vuelve a mirarme, tengo que tragar grueso para no gemir, siempre he tenido debilidad por la particular forma que tiene de mirarme. -¿Está bien esa pasta que te gusta mucho?

-Si... está genial. -Ahora si se me escapa una sonrisa, de solo pensar en el delicioso sabor de esos spaghetti en mi boca, puedo cobrar un humor muchísimo más bueno.

-¿Quieres algo más?

-Si... también una crema de queso.

-Listo...

-Y unas empanadas de espinaca.

-Empanadas de espinacas.

-¡Oh! Si añaden los aros de cebolla, juro por Dios que me harán feliz.

-¿Algo más?

-No...eso es todo.

-Vale...ya veo. -Lo veo teclear en el celular el pedido y por un momento quiero olvidarme de todo lo malo, a fin de cuentas estoy sentado sobre él, con nuestros cuerpos entrelazados. -Treita minutos. ¿Crees que puedas aguantar?

-Está bien, puedo esperar media hora.

-¿Estás comiendo bien? -Ahora se ha levantado y me ha depositado en el sofá, se sienta cerca pero no lo suficiente como para tocarme y aunque es lo que quería hace unos minutos, ahora extraño su contacto. Sus ojos son opacos, el único brillo es el de las lágrimas que ya no salen pero han dejado sus huellas, es hermoso aún en ese estado.

-Si...algo. -No...he comido muy poco estos dos meses porque te extraño y estoy muriendo en vida, pienso pero no le digo.

-Tienes que comer, no se que tiempo llevas conociendo que tendremos otro bebé pero tienes que cuidarte y cuidarlo a él. -El tono serio que ocupa, hace que todo se comprima dentro de mí, se cuanto se preocupa realmente por mi salud y mucho más cuando estoy embarazado.

-Voy a comer mejor ahora.

Se que se da cuenta de que mis palabras no significan precisamente que voy a alimentarme porque pidió comida, noto en sus ojos el brillo exquisito del reconocimiento de lo que estoy admitiendo con eso. Sabe perfectamente que le estoy diciendo que lo perdono porque ambos sabemos que mi estado de malestar y desgaste, que mi mala alimentación...es porque nos separamos y ambos sabemos que la vida se nos vuelve basura si no estamos juntos.

-Voy a encargarme bien de eso, voy a encargarme de tí y de nuestros hijos. Voy a estar siempre para ustedes y debo decir gracias por permitirlo. No se que va a pasar mañana o si me has perdonado del todo pero te ruego que me permitas ver tu pancita crecer, permíteme disfrutar del día a día de ese pequeño tesoro que guardas en tu vientre. Yo he cometido errores y merezco que desees mantener un período de prueba pero te juro aquí, ahora, que eres lo que le da sentido a mi vida y que no hay un lugar en que quiera estar más que a tu lado. Te amo, princesa.

Quien solía ser ll JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora