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Habían pasado varios días sin ver a tu novio Neo. Para ti era comprensible, ya que él tenía mucho trabajo, aquí y allá. Era muy bueno en la computadora y todos querían a él de trabajador.
Tú estabas en una tienda, veías cual lencería comprarías, ya que querías darle una sorpresa.
Ya llevaban saliendo mucho tiempo, así que él te había dado un copia de su departamento, por si algún día te sentías incómoda dónde tú vivías.
Tú aún seguías en la universidad y como eres de otro lado, pudiste conseguir una beca para poder unirte a una fraternidad. Y él lo decía porque tú no se sentías tan cómoda, a veces.
Compraste una de color negro, la pagaste y te dirigiste hacia su departamento
Eran las 7:00, tú sabías su horario y él ya estaba ahí por las 8:00.
El edificio donde vivía él te daba algo de miedo, parecía de mala muerte pero en realidad no era así. Sacaste la llave y abriste.
—Por dios — susurraste
Viste que Neo tenía desorden. Su cama destendida, varias basuras de frituras en el piso, platos sucios en el fregadero, y a computadora prendida.
Tú rodaste los ojos. Pusiste la bolsa de tu comprar en el piso, te quitaste tu saco y lo dejaste encima de compra, después, te pusiste manos a la obra.
Neo había entrado el último trabajo, algunos de ellos eran malos pero le daban mucho dinero, y bueno, él lo necesitaba.
Muchos le decían que por qué no se conseguía un mejor departamento, a él no le importaba, ahí se sentía cómodo, no era grande y además la renta era casi regalada.
A él me gustaba tener dinero porque quería invitarte a muchos lados. Llevarte a comer, al cine, al parque de diversiones, etc. Pero a lo que más le gustaba él es que tú no pedías todo ese tipo de cosas. A ti te bastaba con acostarse en su cama y ver películas. O tan sólo tomar un café y platicar.
Y eso le recordó mucho cuando se habían conocido. Neo te ganaba por 5 años, se conocieron en la universidad, él ya se había graduado pero iba porque a veces daba clases de apoyo en dónde él estudiaba. Tú no estudiabas la carrera pero siempre lo veías a misma hora. Tú estabas sentada desayunando a cierta hora y él, siempre pasaba, otra veces apurado. Nunca fue un chico popular, siempre era callado. Y eso a ti te había gustado mucho.
Neo estaba feliz, su plan era ir por ti y comprarse una pizza para pasar la noche juntos.
Sacó su teléfono y te llamó. No contestaste. Frunció el ceño
—Seguramente esté estudiando — se dijo a si mismo
Tú siempre tenías el celular en modo silencio, y además, estaban tan entretenida cambiándote que no te importaba otra cosa.
Neo saludó al portero y subió por las escaleras, ya que el elevador era pura mierda, caminó por el pasillo y sacó sus llaves.
Abrió y se veía todo oscuro, él olió y su cuarto no olía mal. Frunció el ceño
Prendió la luz y te vió a ti
Tú estabas sentada en si silla de computadora, tenías las piernas cruzadas y los brazos cruzados.
—Hola cariño — saludaste
—Hola amor — respondió sorprendido mientras dejaba sus cosas en el piso, sin dejar de mirarte — te llamé
—¿Si? — preguntaste confusa — no me di cuenta, no he visto mi celular
—Te llamaba porque quería que fuéramos por una pizza y ver una película
Tú sonreíste para después pararte
Neo quedó con la boca-abierta, él nunca te había visto con lencería. Le gustaba mucho
—Te extrañé — dijiste
—Woah — dijo para después acercarse hacia tí y besarte
Tú le ayudaste a quitarse su saco negro, después, su camiseta. Él te cargó y te depositó cuidadosamente en la cama de él
—Por dios...— comentó mientras acariaba tú mejilla — te ves preciosa
