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Tú estabas acostada en otra habitación, así ha sido desde que te habías ido a refugiar con él. John para ti era un hombre muy tranquilo e introvertido, pero eso a ti te atraía de él.
Miraste el reloj que estaba al lado de tu cama y era media noche, el clima estaba poniéndose peor y no era nada bueno porque tú eras una miedosa de primera.
—¡Ah! — gritaste
El trueno calló, su estruendo sonó tan fuerte que te habías asustado mucho, así que lo que hiciste fue pararte de su cama y dirigirte hacia la puerta.
La abriste lentamente, no había nadie. Caminaste de puntitas hasta caminar a la puerta de John.
Debo o ¿no debo? — pensaste
y mientras estabas en un debate interno, otro trueno sonó, fuerte. Brincaste del susto mientras abrías la puerta.
John estaba volteado boca arriba, no estaba dormido.
—¿Qué demonios haces? — preguntó mientras fruncia el ceño
—Lo truenos están fuertes y...
—Ya estás grande — te interrumpió
—Aun no supero mi miedo a los truenos — reprochaste mientras te abrazabas a ti misma
Caminaste lentamente hasta quedar al lado de su cama, lo miraste con una sonrisa tierna.
John no podía negar cuando tú hacías esas caras y eso era lo que él odiaba. Él se movió un poco, haciéndote un espacio justo al lado de él.
Viste como se descobijaba, diciendo que te metieras junto a él. Tú sonreíste mientras te metías entre las sábanas.
—Está calientito aquí — comentaste un poco más tranquila mientras te acorricabas
Él dió una leve, leve sonrisa por tu acción. John se acostó, mirando del otro lado, tú bufaste para después pasar tu brazo por su abdomen (obviamente encima de su camiseta blanca)
—¿Qué haces? — preguntó desconsertado mientras se volteaba para mirarte
—¿Abrazarte? — preguntaste inocentemente
—¿Por qué?
—Porque me dan miedo los truenos — boztezaste
El sueño te estaba consumiendo, tú poco a poco pusiste tu mano en su cintura para después tú quedarte dormida.
John le dió ternura verte así, así que lo que hizo fue acercarte más hacia él y finalmente dormir junto a ti
