CAPÍTULO 33

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Perjudicados

No tenía nada muy claro por la confusión que el dolor de cabeza no me dejaba vivir. Solo sentí agua bajar por mi cabeza y luego sostener un cepillo dental para lavar mis dientes. Envuelta en una toalla caminé con ayuda de la persona que me sostenía.

Era resaca. Era producto del medicamento. Era... agotador, delirante e impreciso, no podía captar nada a mi alrededor porque tenía la mente en blanco.

La voz de Samuel me habló diciéndome que la policía había venido en la madrugada, apenas podía pensar en que los chicos vendrían cuando nosotros nos adelantamos a la casa donde se daba la fiesta.

Entonces, cuando Jessica se acercó y gritó comencé a comprender.

—Bebiste —me reclamó Jessica—. Te dije que no podías. ¿Qué pretendes? ¡Te estás medicando! ¡Y quieres acabar con tu vida, al parecer!

—Hace casi un año, Ramiro se enojó por lo mismo —dijo Cristian de pronto.

Noté que a mi alrededor estábamos en el corredor de habitaciones de la casa de Ada.

—Me molesta, pero no en tu nivel —le dijo Duke caminado hacia nosotros con suavidad—. Esos son detalles menores.

—¿Detalles menores? ¡Es su salud, por encima de cualquier maldito policía que quiere conseguirla por culpa de sus padres que no saben cómo controlarla y también son culpables en esto! —volvió a atacar Jessica.

—Oye, yo no tengo la culpa —le contestó Duke frío y tajante

—¿Qué te pasa Jessica? —le pregunté—. ¿Estás en mi contra?

—No estoy en tu contra. Te quiero ayudar, más no te dejas ayudar. Nadie les pidió que se las dieran de héroes.

—Si fuera la misma Cloy secuestrada lo habrías hecho —le dijo Samuel.

Ella nos miro seria.

—No debimos dejarte que nos vieras... que regresaras a Brooklyn...

—¿Y qué? No seas hipócrita porque vas casi siempre. ¡Me visitas! ¿Qué te amarra si no es el tipo de ambiente con el que quieres vivir? Si eres un mal ejemplo para mí —dije sintiendo que algo se activó en mi—. Esa es la respuesta por la que yo no me alejo de ustedes.

»Ustedes se han comportado de forma egoísta como Ramiro y no se los eché en cara hasta ahora. ¡Sólo porque consumí droga! ¡No llamaron! ¡No hablaron más por el maldito chat! ¡Nunca preguntaron cómo jodidos me sentía! ¡Los llamé hasta que me bloquearon las llamadas! ¿Y yo qué? Recuerda que he peleado con Catalina para no dejarlos de ver. No me alejé como tú.

Me sentí temblar, todos mis otros amigos y unas que otras cabezas de los tatuadores se asomaron en el pasillo. La ira corroía en mis venas, como la decepción y la tristeza. Por la mirada de todos mis amigos, sabía que se sentían mal y que no lo habían pensado antes.

—Cálmate —dijo Duke tratando de tocarme, no me dejé—. Cloy no te puedes descontrolar.

—Tú tienes razón Jessica. Pero yo también la tengo —le dije con voz enronquecida—. Nadie parece darse cuenta ni apreciar que he luchado con mi madre para que los acepte al instante que me ordenó que no los vieran. Y ustedes simplemente le hicieron caso a Ramiro cuando se los pidió. ¡No es justo!

Gemí ruidosa sabiendo que lloraba, mi cabeza y oídos palpitaban, me separé un poco más... al dar cortos pasos no llegué muy lejos.

***

Descaradamente Problemática ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora