CAPÍTULO 40

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Explosión de deseo

Antes de la fiesta tuve con Logan las tensiones sexuales más latentes y evidentes de la historia. Siento por él, sí, pero no me siento enamorada para nada. Me he puesto a prueba escenarios donde vuelve con Chelsea y he sentido celos y escozor, pero sé que puedo vivir con la idea, aunque Lauren me diga que tengo que experimentarlo para saberlo y que ella cree que sí siento por Logan pero me condeno a una idea absurda de no enamoramiento adolescente para no salir lastimada, ya que por mis traumas no me he permitido confiar para abrirme a una persona.

Yo pensé que me abierto con muchas personas. Sin embargo, Logan y yo hemos mantenido la idea de que estamos muy quebrados para pensar en algo más, por lo que nos habíamos limitado a saludarnos como idiotas cuando nos encontramos en los pasillos, compartir mesa en la cafetería y reuniones con helados de vez en cuando en la terraza de su casa.

Antes de la fiesta

Luego de la fiesta no aguantamos ni tres días.

Le envié un mensaje pidiéndole que nos viéramos, él accedió y como lugar tranquilo me invitó a su casa.

Nos detuvimos en el salón principal, yo observé el detalle del decorado grabado de las escaleras que eran caballitos de mar, hasta que la cara incómoda de él me hizo prestarle atención. A casi dos metros delante de mí estuvo doblando su brazo para acariciarse las puntas del cabello de la nuca.

Mirábamos algo comiendo chucherías, él se sentó lejos en un sillón individual dejándome acostarme en el mueble, nuestro mueble de helado.

No soporté la tensión y hablé:

—Yo no vine a ver series y lo sabes —dije demostrando determinación y no impaciencia.

Se quedó mirándome lelo con una gominola en su mano unos segundos hasta que dejó caer el dulce, rodé los ojos y puse las manos en el sofá para subirlas al brazo de su sillón.

—¿No la quieres? —preguntó tomándola y metiéndosela a la boca. Lo que me dio a entender que esquivaba la conversación.

—Creíste que la quería pero te la comiste.

Me crucé de brazos. Se sonrojó y ocupó su vista en el paquete de Doritos sin abrir en sus piernas.

—Lo siento —habló con voz suave.

—¿No es solo por eso?

—Por desearte más que querer hablar contigo de lo que sentimos. Te dije que esperáramos pero es imposible seguir teniendo esa vibra de querer besarnos.

Me miro con la cara deformada en desesperación.

—Es lo mismo a lo que vine.

—Desde que me besaste, no he podido sacar ese beso de mis recuerdos, se incrementan mis imaginaciones Cloy. Tú eres la única en mis inquietudes, no puedo superarlo.

Se levantó y caminó al ventanal cruzándolo para apoyarse en el borde de la terraza. Con eso quería decirme que anhelaba un encuentro, pero no quería faltarme el respeto y a nuestra amistad. Me levanté y me apoyé a su lado.

—Me dijiste que solo querías ser mi amigo —hablé en voz suave a su derecha.

—No era correcto.

—¿Y si no hubieses tenido a Chelsea de novia?

Lo mire, e hizo lo mismo conmigo.

—Ahora pensándolo. Te hubiese correspondido. Si querías sexo, habría accedido. Si no hubiera ido por mis sentimientos que sentía por Chelsea, porque estaba avergonzado por el beso en tu casa, por pensar que te deshonré. Por eso le pedí una cita.

Descaradamente Problemática ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora