EXTRA: EL PELOS ROJOS Y LA PELITOS DE CENICERO

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Capítulo: 12.

Ubicación: afueras de los casilleros de Madison High.

Fecha: Noviembre del 2018.


Salí para esperarlos y que me dijeran donde era la fiesta, no me quedaría en casa sabiendo que estaba castigada. Cuando todos salieron Jerry Taylor se me acercó.

—¿Me esperabas a mí? —preguntó divertido.

—Esfúmate.

—¿Sigues enojada conmigo?

—Sería demasiado sentir más de eso por ti y por los demás.

—¿Entonces si fuiste a saludarnos fue para hacer las paces con nosotros?

—Tal vez.

Me dio una media sonrisa. Bien, ya eso lo había superado, el único que parecía odiarme era Charlie, los demás hacían como si nada aunque me llamaban la atención saludándome a lo lejos. También notaba como a Logan no le parecía la eterna idea de odiarlos. Dejaría fluir las cosas, sin hacerme amiga de nadie, haciendo a un lado la rencilla. Ya no me importaba seguir en ese odio.

—¿Eso quiere decir que nos perdonas?

—Lo he superado, no quiere decir que los perdone.

—A mí eso me va bien. ¿Qué harás luego de aquí? Nosotros iremos a casa de James a celebrar nuestra victoria, estás invitada.

—Ya pensaré si voy. Debo hablar con Logan.

—Se quedó dentro. Los esperaremos afuera.

Con una sonrisa de alivio y diversión se fue detrás de los demás.



Capítulo: 24.

Ubicación: carretera neoyorquina, camino al departamento de Cloy.

Fecha: enero del 2019.

Dato extra: escena extendida.


En la salida de ese mismo día Jerry Taylor se ofreció a darme un aventón. Estaba ridículamente nervioso. Yo acepté porque Lucas seguía indiferente conmigo, Luz quien podría hacerlo menos incómodo tenía que cortar con Guzmán, sus palabras. También por el hecho de que el silencio de Ramiro me daba miedo, no pondría en peligro mi integridad, por lo que cedí a que me acompañaran.

Que Logan me preguntara todos esos días si podía llevarme al departamento no lo sentí anormal, lo cual me negué porque Duke iba a buscarme. Que también Hanck y Mary Anne me preguntaran fue bastante extraño. Así que aproveché la petición de Jerry para indagar.

—Pareces una lagartija —le dije ya fastidiada de que me miraba expectante de algo en cada semáforo.

—Estoy bien, estoy bien.

Tras un segundo de silencio, dije:

—Dime lo que quieres de decirme.

Me dio una negativa y me permití poner música en su ojeo de vez en cuando hacia mí. Había una interminable lista de músicas latinas.

—Hablas español y ni un hola te he escuchado —dije en dicho idioma.

—Claro, mamacita —respondió de la misma forma en un acento deprimente.

Descaradamente Problemática ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora