Día uno (Freddedy)

prólogo

Estaba de pie, pero no lo sentía así.
El suelo que le rodeaba comenzaba a caerse a pedazos, pero no hizo nada para evitarlo, no siquiera para escapar.

En cambio, se sentó donde estaba esperando que el pedazo de suelo dónde yacía cayera también.

Freddy vino a su mente una vez más, la culpa lo devoraba vivo.

El dolor.

Las lágrimas cayeron por sus mejillas hasta sus orejas, su cabeza recargada sobre la almohada le hacía más suave sobrellevar su estado. Abrió los ojos de poco en poco y parpadeó con lentitud.

Ya se había acostumbrado a la oscuridad de la noche. Ahora sólo veía las estrellas pegadas en las paredes, esas que brillan en la oscuridad.

Se preguntó sí en algún momento se apagarían.

The night we met sonaba todavía en sus audífonos, una y otra vez. Cómo sí fuera la única canción que tuviera en la lista de reproducción. Era una versión en la que llovía de fondo y sonaba una máquina que te ayuda a respirar.

Su mente lo llevó una vez más a aquella cama de hospital. Le gustaba imaginar que le quedaba poco tiempo de vida, y que no sufría más.

Su respiración tranquila le ayudo a imaginar que el olor a hospital, su cama se sintió diferente de algún modo. Las paredes se volvieron blancas.

No podía escuchar nada más que la lluvia con música que sonaba en sus auriculares.

Por eso no pudo escuchar cómo Freddy le llamaba desde la lejanía.

- Despierta.

Le decía.