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—No puedes seguir asi— susurro Draco a un lado de Nico

—Mira quien lo dice— mencionó Nico —Recuerdas? cuando Harry fue tras la falsa piedra?

—Por lo menos duerme, te avisaré cuando despierte— respondió Draco derrotado sentándose a su lado.

—Pero...

Draco pasó su brazo por el hombro de Nico, antes de empezar a cantar la canción de Nico, el pelinegro se empezó a dormir sin saber que cierto hijo de Poseidon los había escuchado y con el canto de Draco, la pareja que aún no lo era, cayeron en brazos de los dioses del sueño.

Cuando Nico desperto ya habían pasado unas horas, Draco ya no estaba con el a lo que supuso que fue a dar clases, a regañadientes camino hacia su cabaña evitando a cualquier persona, camino hacia la pequeña cocina integrada para buscar algo que comer, se dio un baño rápido, se puso algo de ropa, con su espada en la cintura salió de la cabaña, encontrándose a cara con un hijo de Apolo.

—Tu hermano me envió a buscarte esta con el Sr. D— dijo el chico

—Gracias— dijo Nico y el chico se dio la vuelta  —Sabes si el chico nuevo ya despertó?

—Se fue con Grover.

Con eso el hijo de Apolo se fue, Nico camino hacia la casa grande, ahí estaba Draco con Dioniosio, Quiron y un satiro jugando pinacle, mientras el dios hablaba con Percy, Draco noto a Nico y le dio un guiño, sintiendo que el menor estaba nervioso, el pelinegro se acercó al grupo apareciendo una silla para sentarse entre Percy y Deaco, el rubio le dirigió una mirada burlona, Nico hizo lo más maduro que se le ocurrió y le sacó la lengua.

—Usted es Dioniso —dijo Percy—. El dios del vino.

—¿Cómo se dice en esta época, Grover? ¿Dicen los niños «menuda lumbrera»?

—S-sí, señor D.

—Pues menuda lumbrera, Percy Jackson. ¿Quién creías que era? ¿Afrodita, quizá?

—¿Usted es un dios?

—Sí, niño.

—¿Un dios? ¿Usted?

—Tío— hablo Draco interrumpiendo la conversación, volviéndose a Percy —Si, el es un dios

—¿Quieres comprobarlo, niño? —preguntó con ceño.

—No. No, señor.

—Me parece que he ganado —dijo Dionisio

—Un momento, señor D —repuso Quirón. Mostró una escalera, contó los puntos y dijo—: El juego es
para mí.

—Estoy cansado —comentó el señor D—. Creo que voy a echarme una siestecita antes de la fiesta de
esta noche. Pero primero, Grover, tendremos que hablar otra vez de tus fallos.

—S-sí, señor.

—No seas tan duro con el sátiro, lo trajo vivo ¿no es así?— dijo Nico

—Lo que digas mocoso— murmuró Dionisio —Cabaña once, Percy Jackson. Y ojo con tus modales.

—Altezas— Grover le dio una sonrisa a los príncipes antes de seguir a Dionisio.

La historia de los hermanos D'OlympusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora