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Los últimos días verano pasaron mas rápido de lo que Percy esperaba, miles de escenarios se formaban en su mente, ya que en todas las escuelas que ha asistido siempre pasa algo y lo terminaban expulsando, los príncipes trataban de calmarlo diciendo que la escuela ya había soportado cinco semidioses y que soportaría otro. El primero de Septiembre Sally se despidió de su hijo, también James se despidió de Harry en la mansión Malfoy, con todo listo, Draco y Nico tomaron a su respectiva pareja en la estación King Cross, Draco y Nico tuvieron que dejarlos con sus amigos ya que el castillo pedía su presencias para darles la bienvenida a todos los alumnos. Ambos chicos aparecieron fuera del catillo de Hogwarts, al entrar una ola de aire cálido les dio la bienvenida, ambos subieron directamente a su habitación, y empezaron a desempaquetar después de ordenaron todo bajaron y revisaron cada sala común y también visitaron a los elfos que estaban preparando el banquete. Draco y Nico se acercaron al comedor después de reforzar las barreras de la escuela, en el comedor ya estaban los profesores platicando, les preguntaron que hacían ahí y su única excusa fue que Hogwarts los llamo, ya era de noche cuando los alumnos de Hogwarts hicieron su aparición

-Yo pasaré con Ginny, y ustedes dos nos siguen - dijo la señora Weasley a Harry y Ron

Molly tomo a Ginny de la mano y empezando a caminar. En un abrir y cerrar de ojos ya no estaban.

-Vamos juntos, sólo nos queda un minuto-dijo Ron a Harry.

Harry se aseguró de que la jaula de Hedwig estuviera bien sujetada encima del baúl, y empujó el carrito contra la barrera. No le daba miedo, era 49% mucho más seguro que usar los polvos flu. Se inclinaron sobre la barra de sus carritos y se encaminaron con determinación hacia la barrera, cogiendo velocidad. A un metro de la barrera, empezaron a correr y...

¡PATAPUM!

Los dos carritos chocaron contra la barrera y rebotaron. El baúl de Ron saltó y se estrelló contra el suelo con gran estruendo, Harry se cayó y la jaula de Hedwig, al dar en el suelo, rebotó y salió rodando, con la lechuza dentro dando unos terribles chillidos.

-¿Qué demonios estas haciendo?-Un guardia les gritó.

-He perdido el control del carrito- dijo Harry entre jadeos, sujetándose las costillas mientras se levantaba.

Ron salió corriendo detrás de la jaula de Hedwig, que estaba provocando tal escena que la multitud hacía comentarios sobre la crueldad con los animales.

-¿Por qué no hemos podido pasar?- preguntó Harry a Ron.

-Ni idea.

Ron miró furioso a su alrededor. Una docena de curiosos todavía los estaban mirando.

-Vamos a perder el tren. No comprendo por qué se nos ha cerrado el paso.- Dijo Harry alterado.

-Ha partido-dijo Ron, atónito. -El tren ya ha partido. ¿Qué pasará si mis padres no pueden volver a recogernos?-Ron pegó la cabeza a la fría barrera. -No escucho nada ¿Qué vamos a hacer? Puedes hablarle a tu novio o algo así?

-Puedo llamarle y decirle que venga por nosotros-dijo Harry -Pero hay que ir al coche Hedwig llama mucho la atención

-¡Harry!- dijo Ron, con los ojos refulgentes. -¡El coche!

-¿Qué pasa con él?

-¡Podemos llegar a Hogwarts volando!

-Si Draco me mata, será tu culpa Ron- dijo Harry, antes de preguntar con emoción -¿Sabes hacerlo volar?

-Por supuesto- dijo Ron, dirigiendo su carrito hacia la salida -Venga, vamos, si nos damos prisa podremos seguir al expreso de Hogwarts.

Y abriéndose paso a través de la multitud de muggles curiosos, salieron de la estación y regresaron a la calle lateral donde habían aparcado el viejo Ford Anglia. Ron abrió el gran maletero con unos golpes de varita mágica. Metieron dentro los baúles, dejaron a Hedwig en el asiento de atrás y se acomodaron delante.

La historia de los hermanos D'OlympusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora