CHAPTER 18

21 5 9
                                    


¡Me tienen que estar jodiendo!

Todo mi ser quiso desaparecer en ese instante; de ese lugar, del instituto, del planeta tierra completo si es necesario, pero definitivamente desaparecer.

Aquella figura era la de un hombre con gran porte, su pelo rojo tenía hebras un poco más claras que su color natural como evidencia de que la edad avanzaba sin miramientos. Su rostro, a pesar de no ser tan pálido dejaba ver una que otra peca alrededor de sus mejillas, sus ojos tan claros como los de ella y la expresión completamente contraria a la de él. A su lado se encontraba una señora que a la distancia en qué estoy podría notar que es mucho más joven que aquel hombre, iba vestida con un traje gris acompañado de una -casi- mini falda del mismo color, su cabello es rubio y cae con gracia sobre su espalda totalmente ondulado.

Los murmullos no se hicieron esperar al notar esas dos figuras posicionadas a aquella altura visible para todos los presentes.

La mujer alzó la mano con la palma abierta de forma demandante, acción que hizo que todo murmullo que se había creado cesara en cuestión de segundos, el hombre sonrió satisfecho.

—Buenas tardes estudiantes—Habló la mujer al descender su mano, podría apostar que era ella quien había hablado a través de los altavoces hace un momento—La razón por la que están todos aquí, es para darles una información—Todos, absolutamente todos quedaron a la espera de lo que diría esa mujer — Por razones que ustedes no deben saber de ahora en adelante se harán unos cambios en Smith Soniano. Desde ahora me presento, soy April Wisse, la nueva secretaria. Y, él es…

El hombre tocó el hombro de la -ahora conocida como April- y negó con la cabeza, la mujer pareció entender lo que indicaba y guardó silencio dejando aquella última oración a medias.
Nuevos murmullos se hicieron escuchar por todo el campus, todos nos preguntábamos a qué se refería aquella mujer. Miré de soslayo a Izan, y solo al mirarlo recordé que nuestras manos aún estaban unidas. Observé nuestras manos y medite si debía o no retirar la mía, lo medite tanto, que simplemente lo preferí así y no hice nada, hasta que sentí y ví su mano soltar la mía lentamente y alejarla de mí. Dejé de ver el lugar en que habían estado nuestras manos para verlo a él.

—Perdón por tomarte la mano, fue un impulso.

Lo estaba mirando a la cara, evidentemente confundida y con un deje de decepción, asentí y volví mi vista justo cuando aquel hombre tenía la mano alzada y el silencio estaba haciendo paso entre la multitud  ya confundida. Esa escena me distrajo de aquel sentimiento extraño que me invadió al sentir las manos vacías.

—También me presento estudiantes. Soy Benjamín Grainger, su nuevo director.

Reitero: ¡Me tienen que estar jodiendo!

Sabía que era él, aquel Grainger que conocí una vez y jamás me gustó aquella presencia extraña que amaba toda su personalidad. Pero, volver a encontrarlo y ahora que sea director del instituto en el que todo ha estado bien, eso sin duda es que me quieren joder, pero joder enserio.

Todos exclamaron en sorpresa, y estoy más que segura que sus expresiones sorpresivas solo se trataban del nuevo acontecimiento acerca de un director, yo solo estaba sumida en aquel hombre que desde un principio sabía de quién se trataba.

¿Un nuevo director?

¿Qué pasó con… como se llamaba?

Cierto, no recuerdo haberlo visto.

Yo tampoco.

¿Será que no existía uno?

Todos esos murmullos eran audibles para mí, aquellos estudiantes supongo que estaban en lo cierto. No recuerdo haber visto al que haya Sido director ni siquiera una vez.

Jugar a perder © (Borrador) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora