Epílogo

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Seis años después…

EMMA:

—¡Mamá! Estamos intentando no llorar para no estropear el maquillaje, pero no ayudas—La riño ya cansada y con las lágrimas amenazando por salir igual.

—Lo siento, pero no puedo evitarlo—Toma un pañuelo que la encargada de maquillarnos le pasa.

—Vamos, vamos. Deben intentar estar al menos un poco tranquilas—Aparece Lili con más pañuelos y dos vasos de agua.

—Es que, se casan—Alcanza a decir Maggie, la madre de Lili al tomar el vaso que su hija le ha pasado junto a unos pañuelos.

Las pobres están echas mares de agua de tanto llorar.

Paseo por el lugar y tomo asiento en uno de los tantos sofás para observar a Lili tomar asiento en donde yo estaba anteriormente para darse unos retoques.

—Seguramente Rebecca está más serena que ustedes, debería darles vergüen…

No termina la frase porque la puerta del pequeño lugar en el que nos encontramos se abre de golpe dejando ver a Rebecca, la madre de Ryan, entrar con la cara igual de empapada en lágrimas.

—¡No me juzguen!—Es lo primero que dice al pasar—Mi bebé se va a casar, ¡Y está más que guapo!

—¿Qué decías?—Me burlo y Lili me ignora.

Suspira con pesadez y se levanta del lugar.

—¿Saben qué? Me largo, seguramente el padre de Dennis está mejor.

Y con eso, sale del lugar sosteniendo la parte baja del vestido azul celeste igual al mío que trae puesto. Pero, cinco minutos después, la puerta vuelve a abrirse dejando ver a una Lili cansada, apenas nos ve, pone los ojos en blanco.

—Retiro lo dicho. Ver a un hombre casi llorar es más incómodo.

Suelto una risita que callo apenas y veo su mirada con un claro de mensaje de que opte por el silencio.

Y, entrando en contexto. Hoy, estamos a punto de ver realizarse una de las cosas que estando Lili, Ryan y yo, dijimos medio en broma; la boda de Ryan y Dennis.

Sí, así es. Hoy es el preciado día de ver a Ryan temblar por segunda vez. Lili y yo somos damas de honor, y estamos las dos junto a nuestras madres y la madre se Ryan en el cuarto en el que nos alistamos.

—Siendo damas de honor, deberían estar con la novia—Opina Maggie, que está más tranquila ahora.

Tanto Lili como yo no lo pensamos dos veces antes de asentir y salir prácticamente corriendo de allí. Sus sollozos de emoción nos iban a volver locas.

Han pasado seis años desde aquella despedida con Izan, y le llamo despedida porque luego de aquello no lo pude volver a ver, fue como si hubiese desaparecido, varios meses después, nos encontramos a Andrew y él nos contó que había decidido viajar para hacer sus estudios de la universidad en Italia.

Nada cambió. Nuestra rutina en el instituto continuó siendo la misma, a excepción de que faltaba uno en nuestro grupo. Andrew seguía molestando a Lili, Dennis y Ryan tenían sus encuentros. Y, en el último año, Ryan le pidió al fin ser su novia. Casi lloramos de la emoción, Lili también, pero se negaba a admitirlo.

Jugar a perder © (Borrador) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora