Con la derrota del rey Bran el dragón volvía a reinar en Poniente. Cielo y tierra le pertenecían. Pero el mar, eso era una cosa distinta. Una amenaza regresa después de muchos años fuera antes de que nuestros protagonistas puedan sentarse y sanar su...
Victarion veía como los hombres del rey Jon estaban tomando la playa así que decidió que iría a por la niña y la usaría en su contra. Mientras cruzaba los pasillos los hombres iban corriendo en todas direcciones para tomar posiciones. Al abrir la puerta se encontró a Alanna, terminaba de acunar a Lyanna.
- Que haces?- dijo asustada Alanna mientras veía como Victarion se acercaba a Lyanna.
- Me llevó a la mocosa, la usaré en su contra- dijo Victarion.
- No te lo permitiré, Alton no te lo permitirá- dijo Alanna.
- Mi hijo esta muerto idiota y muy pronto tu también, la batalla esta perdida, las tropas de la reina se acercan al castillo. Pero si yo no gano, ellos tampoco.- dijo Victarion.
Cuando Victarion se acercó para coger a la pequeña, Alanna saltó sobre él y empezó a golpearle con todas sus fuerzas. Por una parte, por proteger a la pequeña que quería como su hija, por otra parte, para vengarse la violación de Victarion.
- Maldita zorra!!!- gritó Victarion lanzándola en la cama.
Cuando Alanna intentó levantarse hundió su espada en su barriga matándola. Cuando quiso coger una a la pequeña sintió el calor de unas brasas tras él. Al girarse sintió miedo, él estaba allí, frente a él.
- No debiste hacer eso- dijo Aegon mirando a la joven muerta sobre la cama.
- Es imposible, como as llegado aquí?- preguntó Victarion lleno de miedo.
- Ni siquiera puedes imaginar lo poderoso que es el Señor de Luz- dijo Aegon tranquilamente.
- Guardias!!!- gritó Victarion.
- Jamás pensé que vería un hijo del hierro con tanto miedo. Nadie vendrá en tu ayuda están todos muertos.- dijo Aegon tranquilamente.
Aegon estaba dentro de la habitación frente a él, lo que no sabía es que fuera diez Sombras utilizadas por Kenys habían acabado con todos sus hombres.
- Me as fallado por última vez Victarion- dijo Aegon.
En ese momento Victarion cogió su gran hacha con ambas manos y la levantó dispuesto a atacar a Aegon pero este le clavó su cuchillo en el cuello en un instante y luego de caer el cuerpo en el suelo le abrió la garganta. Se acercó a la cama y le cerró los ojos a Alanna.
- Lo siento, no merecías esto- dijo Aegon.
En ese momento Kenys entró en la habitación y vio los dos cuerpos, a Aegon y a la bebé.
- Debemos irnos majestad- le dijo Kenys tranquilamente.
Aegon se acercó a la ventana y sopló el cuerno, acto seguido lo lanzó por la ventana. Luego cargo entre sus brazos a Lyanna y los tres desaparecieron en un círculo de llamas.
Presente
El sol brillaba con fuerza y la brisa del mar hacia que el barco surcase las aguas con rapidez. En la cubierta del barco, Aegon sostenía entre sus fuertes brazos a la pequeña Lyanna. La bebé al verle no paraba de sonreír y mover sus pequeños brazos y piernas
- Tranquila pequeña, ahora estas a salvo. Nadie te hará daño. Ni te imaginas lo importante que eres para el futuro.
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Los años pasaron y Lyanna creció tan fuerte como hermosa. Su carácter era el de un dragón. Y ahora se encontraba en su prueba final, su último entrenamiento. Ella sola, con una espada sin filo, se enfrentaría a cuatro paladines de Aegon. La joven se movía con elegancia y rapidez, esquivando y bloqueando cada ataque que le lacasen sus adversarios.
Desde la distancia Aegon y su hijo, observaban a Lyanna. Aegon sonreía pues veía como Lyanna estaba jugando con sus paladines, para ella no eran nada.
Cuando se canso de jugar le arrebató la espada de las manos al primer paladín que fue a por ella y se la hundió en el estomago, una vez se la quitó de una fuerte patada lo lanzó al suelo. Al segundo le clavó la espada en el rostro antes de que pudiera atacarla siquiera. Al tercero le cortó una pierna mientras esquivaba su ataque y luego lo silencio para siempre. Y al último paladín le puso la espada en su cuello. Al ver que los ojos del soldado no expresaban ningún miedo le cortó el cuello sin vacilar.
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En ese momento escuchó el sonido de los aplausos y vio como Aegon se acercaba a ella sonriendo.
- Hija mía, estás lista- las palabras de Aegon hicieron que surgiera una sonrisa en el rostro de la joven mientras que en su mente decía "por fin".