Capítulo 6

107 12 0
                                    

Hacía pocos días que el ejército y los reyes habían abandonado Desembarco del Rey para enfrentarse a Bran y a los muertos. En una posada se encontraban cuatro hombres hablando en una mesa, tres portaban mantos que les tapaba el rostro. El cuarto iba con la ropa harapienta y sucia, cuyos zapatos estaban destrozados. Se encontraba en medio de dos encapuchados. Quien estaba frente a él era quien le hablaba.

- Me han dicho que trabajas en las alcantarillas- dijo el encapuchado.

- Así es- respondió el hombre.

- Llegan hasta la Fortaleza Roja?- preguntó el encapuchado.

- Por supuesto- respondió el hombre.

- Entonces puedes llevarnos hasta allí sin ser vistos?- dijo el encapuchado.

- El hombre asintió sin decir nada.

- Pues nos llevarás – dijo el encapuchado.

- Eso es un suicidio - dijo el hombre.

- Tranquilo, solo nos tienes que guiar, no harás nada malo. A cambio- el encapuchado puso una gran bolsa sobre la mesa repleta de monedas, al abrirla el hombre vio que eran dragones de oro- te daré esto.

- Yo solo os guiaré y me daréis las monedas?- dijo el hombre asustado.

- El encapuchado sonrió- Así es.

- De acuerdo- dijo el hombre.

- Perfecto.- dijo el encapuchado dejando varias monedas sobre la mesa- A la siguiente invito yo. Prepárate, vendré a buscarte en dos días.

Dos días después, un banco negro de nubes inundo los cielos de la ciudad. El fuerte sonido de los truenos dio paso a la lluvia, el fuerte viento hacia que las olas chocasen contra algunas murallas. Parecía que el mar iba a tragarse la ciudad. En el interior de la Fortaleza Aerys y Joramun estaban en una de sus lecciones con Sam bajo la supervisión de Ser Podrick. La princesa Lyanna se encontraba durmiendo en los brazos de la nodriza. Los truenos no asustaban a la pequeña, se notaba que hija de Daenerys de la Tormenta. En ese momento se escuchó sonar la campana de la ciudad, eso solo podía significar una cosa. Un soldado entró a la sala y lo confirmó.

- Un ejército se acerca ser- dijo el soldado.

- Es el rey Bran y los muertos?- preguntó Podrick.

- No ser, debéis verlo vos mismo- dijo el soldado.

- Llevad a los príncipes a su habitación y poned guardias frente a su puerta, cerrad las puertas de la Fortaleza. Que nadie entre o salga- ordenó Podrick.

Cuando Podrick salió del castillo la Guardia de la Ciudad se estaba preparando en el patio.

- Escuchadme, sacad a las mujeres y los niños. Ponedlos a salvos, vamos!!- gritó Podrick mientras subía a su caballo y se iba a la muralla.

La Guardia de la ciudad salió corriendo tras él y cumplió sus órdenes, sacaban a las personas y los llevaban tras las murallas de la Fortaleza, el lugar más seguro. En su interior Davos y Sam se encargaban de que no les faltar de nada. Mientras Podrick galopaba hacia la muralla los soldados y el grueso de los inmaculados marchaban hacia las murallas.

- Deprisa, a la muralla, defended la muralla. Tomad Posiciones- dijo Podrick.

Podrick llegó y empezó a subir la muralla mientras los arqueros formaban una fila al frente y los inmaculados tras ellos. Cuando llegó pudo ver un ejército frente a las murallas y reconocía el blasón que portaba.

Cielo y Mar- Libro 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora