Tras derrotar a su enemigo acérrimo, se suponía que el mal se había erradicado de la tierra de Poniente. Pero como en todo sueño, hay que despertar y enfrentarse a la realidad. Cuando Daenerys regresó a Desembarco se encontró los indicios de una gran batalla en las murallas de la ciudad, los hombres recogían los cadáveres y los depositaban en las carretas. Un sudor frío recorría la espalda de Daenerys y entendía las palabras de Bran <Mientras salvabas los reinos quien salvaba a tus hijos>. Cuando descendió de los cielos en el patio de la Fortaleza Roja nadie estaba allí para recibirla. Una vez dentro fue presta hacia la habitación de sus hijos, al llegar vio a varios miembros del consejo esperando fuera, en su rostro se veía la preocupación claramente como el agua. Cuando vieron a la reina, todos temiendo por sus vidas y la ira de la reina, obviamente justificada, agacharon la cabeza y se postraron a los pies de su soberana sin dirigirle la palabra.
Cuando Daenerys entró en la habitación lo vio. Dos guardias envolvían con una sábana el cuerpo de la nodriza, le habían cercenado la cabeza, cuando se acercó a la cuna vio el cojín y la sábanas completamente rojas por la sangre pero sin rastro de Lyanna. Cuando Daenerys se acercó a la cama la imagen de sus hijos casi la hizo desmayarse pero Sam la sujeto antes de que ocurriese.
- Dime la verdad Sam- pidió Daenerys sin ni siquiera mirarle.
- Las piernas de Joramun están rotas por varias partes, hemos tenido que dormirle para recolocar el hueso y atarlo para que no se mueva. Es muy difícil que se recupere y si lo hiciera dudo que pueda andar.
- Daenerys solo podía observar en silencio mientras las lágrimas caían por sus mejillas.
- Aerys está peor.- Dijo Sam mientras le quitaba el vendaje de la cabeza al pequeño, la imagen horrorizó a su madre- tiene parte del cráneo aplastado, sangra por dentro. El único consuelo es que se irá de este mundo sin sentir dolor- dijo Sam.
- Donde esta Ser Podrick. Juró protegerlos, traedlo ante mí!!- ordenó Daenerys gritando.
- Mi reina, ser Podrick está muerto.- dijo Sam.- Encontramos su cadáver y el de los guardias que custodiaban a los príncipes.
- Dejadme sola con mis hijos- dijo Daenerys.
Sam obedeció y abandonó la habitación. Tres días con sus noches pasaron cuando los gritos de la reina inundaron la Fortaleza Roja. Un grito de dolor únicamente comparado al de una de sus antepasadas, la reina Helaena Targaryen. Durante ese tiempo Daenerys no había abandonado la habitación, no comía ni bebía, no dormía, solo observaba. Cuando Daenerys salió de la habitación aun portaba la armadura puesta, sus ojos están rojos e hinchados, con ojeras, las lágrimas estaban secas en sus mejillas. Vio como Jon y el resto de los hombres se acercaban a ella. El rostro de Jon estaba lleno de ira, en sus ojos se podía ver el fuego pero se acercó a ella y la abrazó con fuerza.
- Mientras veníamos Kinvara ha tenido una visión en las llamas, nos ha contado lo ocurrido- dijo Jon.
- Daenerys sin decir nada se separó de Jon.
- Majestad, juro que el príncipe Joramun se recuperará y el príncipe Aerys y la princesa Lyanna volverán con nosotros. Tenéis mi palabra- dijo Kinvara.
Daenerys pudo apreciar por primera vez el rostro de Kinvara serio, marcho hacia la habitación de los príncipes con varias sacerdotisas y cerró las puertas. Daenerys ordenó al consejo privado reunirse inmediatamente. Y eso hicieron.
- Contadnos todo lo ocurrido- pidió Daenerys fría como el hielo. Sam y Davos contaron el ataque a la ciudad con todos los detalles que recordaban.
- Han atacado a nuestra familia. A nuestros hijos. No habrá piedad. Nadie toca al dragón. Sangre y Fuego es lo que tendrán, averiguad donde se esconden.- dijo Daenerys.
- Marei, la mayoría de los atacantes eran mercenarios, deben de haber salido de algún lado. Que tus espías de aquí y de Essos averigüen quien ha estado reclutando hombres.- dijo Jon.
- Así se hará mi rey.- dijo Marei.
- Nuestra armada fue destruida. Según los hombres por una criatura más grande que Drogon.- dijo Davos.
- Sam intenta averiguar que criatura es. Aquí hay muchos libros seguro que hay algo en ellos. Y sino pueden traerte libros de la Ciudadela- dijo Jon.
- Empezaré de inmediato- dijo Sam.
- Deberíamos reconstruir la armada- dijo Noho Dimittis.
- No podemos perder el tiempo construyendo naves.- dijo Jon.
- Tenéis razón majestad. Por eso aporto una idea. La casa Velaryon tiene una armada tan grande como en los tiempos de la Danza de los Dragones majestad.- dijo Davos.
- Entonces nos la dejarán- dijo Daenerys.
- Hay un conflicto entre dos de sus integrantes, ambos reclaman el título de señor de Marcaderiva: Auranne Mares y Monterys Velaryon.- dijo Davos.
- Encargaos vosotros, no pienso perder el tiempo con eso.- dijo Daenerys.
- Que vas a hacer?- preguntó Jon.
- Los hombres que entraron en la Fortaleza, el que los dirigía portaba en su peto el kraken de los Greyjoy.- dijo Daenerys.
- No puedes ir a las Islas del Hierro sola.- dijo Jon. Su tono de voz parecía más una orden que un comentario.
- No iré sola.- dijo Daenerys y todos entendieron con quien iría- Necesitamos respuestas. Yara me las dará. Tal vez incluso tenga a Lyanna o sepa quien la tiene- dijo Daenerys poniéndose de pie y abandonando la estancia.
- Y si fue ella? – preguntó Sam haciendo que esta se detuviera en seco, se giró y vio a Sam a los ojos. Sam sintió miedo.
- Arderá.- dijo Daenerys antes de abandonar la habitación.
- Jon..- dijo Sam preocupado.
- No habrá piedad Sam, vamos a matarlos a todos. Si estuvieras en nuestro lugar que harías. Qué harías por tus hijos?- le preguntó Jon.
- Sam no respondió
- El dragón ha despertado. No te pongas en su camino.- dijo Jon mirando la puerta abierta.
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Cielo y Mar- Libro 2
FanfictionCon la derrota del rey Bran el dragón volvía a reinar en Poniente. Cielo y tierra le pertenecían. Pero el mar, eso era una cosa distinta. Una amenaza regresa después de muchos años fuera antes de que nuestros protagonistas puedan sentarse y sanar su...