No pude dormir en toda la noche. En mi mente solo estaba Alessandro y ese encuentro en la tina. No sé porqué pero sentía necesidad de protegerlo. La noche anterior que lo vi, más que un borracho, vi alguien que la vida le pesaba. Me había hecho mucho daño, pero seguía siendo el hombre que amaba y eso, no podía cambiarlo por más que quisiera. Me levanté más temprano de lo normal, aún no me acostumbraba a ver como las heridas y moretones de mi cuerpo se estaban sanando poco a poco. Hacía años que no veía el tono de mi piel uniforme. Sentí a mi bollito moverse y tocando mi vientre sonreí llena de ternura.— Buenos días bollito, estás hoy muy inquieto. Dime..., ¿acaso sientes lo que mamá? ¿Crees que deba ir a ver a tu papi? Tú mami está hecha un lío sabes...
No sabía explicarlo..., pero sentía que mi bollito era una niña hermosa. Ansiaba verla, por tenerla en mis brazos y poder besarla y acariciarla. Apenas eran las siete de la mañana y aún Aitana dormía. Fui a verla a su habitación y estaba profundamente dormida y en su rostro podía ver lágrimas secas. Agarré su móvil y cuidando que no despertara busqué en el navegador y sus búsquedas recientes me partían el alma. Desde cómo realizarse abortos caseros hasta maneras más rápidas de morir sin dolor. Era una mujer tan joven que no tenía que estar pasando por nada de esto. Era mi culpa que no la supe cuidar ni proteger. Entre a su galería de fotos y tenía varias de Salvatore. Sonreí tenue proponiéndome en la mente al menos hacer el intento en que Salvatore la invitara a tomar un café o algo parecido. Me faltaban los mensajes, abrí la bandeja de entrada y creo que quedé más que horrorizada con lo que leí.
Aitana a las 9:30pm
Ya déjame en paz por favor, te lo suplico.
Ryan a las 9:32pm
No entiendes nada aún. Si tú intento de madre aún vive y espera a ese bastardo es porque has cumplido con tu parte. No me hagas cansarme y de repente tengan un accidente.
Aitana a las 9:35pm
¿Qué quieres que haga?
Ryan a las 9:33pm
Mañana a las seis de la tarde vendrás a la casa. La pasaremos rico, y a cambio la perra de tu madre vive y además recibes tu dosis, adicta de mierda.
Aitana a las 9:40pm
Ahí estaré
Solté el móvil despavorida y miré a todos lados buscando algo que me sacara de aquel trance y de aquel infierno que era mucho peor que el que yo llevaba. Mi hija lo llevaba en silencio, seguía aguantando esos abusos ¿Por mi? No entendía porque era capaz de aguantar tanto daño sin decirme nada, sin confiar en mí y pedir ayuda. Busqué en su mesa de noche por alguna droga o algo que explicara porque Ryan la llamó "adicta de mierda" quizá esa era la razón por la cual siempre estaba en blanco sin reacciones ni emociones en su rostro. Abrí la gaveta de su mesa de noche y dentro de la misma había prácticamente una farmacia. Vicodin, Xanax, Percocet entre otros medicamentos para los cuales ella jamás había tenido prescripción médica. Quería despertarla y reclamarle el porqué había callado. Las lágrimas no dejaban de bajar por mis mejillas pero dentro de todo aquel aturdimiento mi mente se decidió a pensar. No podía actuar por impulsos más si tenía que tomar cartas en el asunto. Decidí enviar un mensaje haciéndome pasar por Aitana, le daría un ultimátum a ese imbécil.
Aitana a las 7:00am
¿Podemos vernos a las cinco? Es cuando único podré salir sin que mamá se de cuenta.
Pocos minutos después recibí un mensaje de ese cerdo aceptando el cambio de hora para el encuentro. Borré el mensaje que había enviado y sacando todos los botes de medicamentos de la mesa de noche me dispuse a terminar de una buena vez con el reinado de maldad que tenía ese maldito. Salí silenciosa de la habitación, ya las lágrimas se habían secado y algo extraño comenzaba a suceder. Antes, lloraba..., lloraba mucho, tanto que parecía Magdalena. Quizá por llorar tanto y actuar poco es que mi vida y la de mi hija era una mierda. Muchos en mi lugar ya lo hubieran mandado a matar, le hubieran cortado las pelotas o quizá peor, le hubieran seguido teniendo miedo, lo cierto es que ninguna de esas opciones eran acertadas para un tipo como Ryan Cariddi. Era difícil, era como llevar dentro corriendo por las venas ácido y sentir como te corroía pero aún así tenías que soportar el dolor. Algo así se sentía la espera por ver a Ryan Cariddi pagar por sus crímenes. Matarlo o castrarlo eran formas muy fáciles y poco creativas de acabar con él. Tenía algo mucho mejor en mente, le demostraría que él mismo formó por diez años a su verdugo. Lo hizo a su medida, con el odio necesario para enfrentar a alguien de su talla. Me vestí con un vestido holgado y cada vez me quedaba más chica la ropa. Me miré al espejo y no me reconocía, era otra y no sabía diferenciar si aquel reflejo era bueno o malo. Me veía más fuerte, más perra, más insensible y menos imbecil. Eso también era un problema, volverse insensible puede volverte hija de puta y ser hija de puta puede hacer que ya no diferencies lo justo de lo injusto. Poco a poco sentí que la sensibilidad era escasa en mis pensamientos. Miré mis antebrazos y ver los moretones casi inexistentes y mi rostro maquillado por gusto no por tener que esconder golpes me daban fuerzas para seguir con el plan que tenía en mente. Bajé al vestíbulo del edificio y mientras esperaba a que me trajeran el coche, mi móvil sonó. Era temprano, muy temprano como para recibir una llamada. No era Sandra, solía llegar tarde a la empresa, mucho menos Alessandro..., él ya no me llamaba y respetaba mi espacio además de la borrachera que se había pegado el día anterior, seguramente seguía durmiendo. Salvatore era una posibilidad aunque era muy reciente nuestra separación y conociéndolo, era más de dar un espacio de tiempo antes de retomar la amistad inicial. No tenía idea de quién podía ser y ceñuda contesté la llamada.
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La Teoría Del Perdón
RomanceAlicia no volvió a ser la misma tras leer aquella carta. Había quedado destruída y condenada a regresar a una vida llena de amargura y maltrato. Quería olvidar, pretendía seguir su vida como si Alessandro no hubiera parecido nunca y se había resign...