Definitivamente me había vuelto loca. Alessandro me miraba y yo no sabía qué cara poner o qué decir después de pedirle que me follara como animal. Insistió en llevarme a su casa para secarme y luego ir al penthouse y no asustar a Aitana. No tenía idea de que éramos después de aquel encuentro. Estar a solas con él me ponía a cien, y después de haber tenido nuevamente su cuerpo, había vuelto a caer en sus redes.
— Alicia...
— Fue un error— Respondí aleatoriamente
— No, no lo fue. Te amo, tu me amas.
Negué con la cabeza
— Solo fue sexo, sexo nada más.
Tiro de mis brazos y haciendo que mi cuerpo estuviera a su merced contra la pared, contradijo.
— No..., no solo fue sexo. Eres mía, aunque quieras negarlo, me amas.
— Puede ser, pero de amor solamente no se compone una relación.
Me miró y sus ojos se veían profundos y llenos de esperanza. Acarició mi rostro y sonriendo sugirió.
— Hagamos algo, vayamos con calma. Déjame seducirte, conquistarte nuevamente. Déjame mostrarte lo loco que estoy por ti.
Negarme sería ser masoquista. Deseaba más que él, esa propuesta. Quería comenzar de nuevo pero me tomaría tiempo confiar nuevamente en que él realmente me amaba. Curvé la comisura de mis labios asintiendo con la cabeza y solo rogaba no estar equivocándome nuevamente. Me prestó algo de ropa de su hermana y ya viéndome algo presentable me llevó hasta el penthouse. Me escoltó hasta la puerta y el despedirnos era algo amargo para mi. Quería que se quedara pero no encontraba la forma de decírselo sin que me viera lanzada. Aún deseaba mostrarme algo distante con él.
— Gracias
— ¿Por qué me agradeces?
— Hacerte el amor, me devolvió el alma al cuerpo
Mis mejillas ardieron rápidamente
— Tengo que entrar
— Que descanses
Abrí la puerta y él se alejó yendo al ascensor pero aquí fui de blandengue a ceder. Lo invité a cenar conmigo y Aitana con el pretexto de que sobraría mucha cena. Lo pensó un poco pero terminó aceptando algo tímido. Según él no quería importunar, algo absurdo ya que hace media hora me había clavado su polla como bestia y ahí no le importo la timidez. Aitana al verlo se le iluminó el rostro porque eso significaba una cosa: Salvatore era todo suyo o al menos podía hacer su lucha.
— Alessandro sólo se quedará a cenar. Luego se va
— Ordené sushi, quiero complacer a mi mami.
Fui a la habitación a ponerme algo más cómodo sintiéndome como adolescente. Estaba abajo, me lo había follado, ¡Quería más! Caminé de lado a lado entrando en conflicto con mi mente y mi corazón. Volver con Alessandro sería volver a creer en él y volver a dejar que me pisoteara el corazón si quería. Me senté en la cama suspirando triste, quería una familia normal, quería un esposo amoroso, quería poder vivir sin huir. ¿Era mucho pedir? Sentía que estaba pidiendo un imposible. Me sentía perdida, necesitaba una luz, alguna señal para saber qué debía hacer. Haberme ido de la casa fue una declaración de guerra directa a Ryan y lo conocía, era capaz de todo con tal de hacerme tocar el inframundo. Tenía un poder que era difícil contrarrestarlo. Alessandro y todos pensaban que era miedo, pero no..., era más que miedo. Era precaución, sensatez y cautela. Retar a Ryan era como retar al diablo. Tenía miedo, estaba muy tranquilo y cuando estaba tranquilo era porque algo maquiavélico estaba planeando. No quería volver, no quería tener que regresar a su lado pero sentía que en cualquier momento lo iba a conseguir.
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La Teoría Del Perdón
RomanceAlicia no volvió a ser la misma tras leer aquella carta. Había quedado destruída y condenada a regresar a una vida llena de amargura y maltrato. Quería olvidar, pretendía seguir su vida como si Alessandro no hubiera parecido nunca y se había resign...