Capitulo 33: Algo ha de quedar

3.5K 515 181
                                    

Quise hacerme fuerte pero no pude. Pretendí hacer como si el hecho de que el hombre que amaba hubiera hecho el amor con otra mujer no me doliera pero la verdad es que me había devastado. Asentí con la cabeza y secando mis lágrimas suspiré.

— Bien..., tengo una buena noticia para ti. Al menos no te faltará sexo. Tengo que irme.

— No estoy orgulloso de lo que hice. Ni siquiera sé cómo pasó.

Encogí los hombros

— No tienes que darme explicaciones Alessandro. Tú y yo no estamos juntos, no lo estamos y puedes follar con quien quieras. ¿que tal folla? ¿Al menos complace?

Pensé que se defendería, que buscaría cualquier cosa para convencerme de su amor. Pero no, no dijo nada y en cambio se sirvió una copa de whisky. Se quedó callado contemplando la noche y rogando que sus culpas se ahogaran en aquella copa.

— No me hables así por favor.

— ¿Cómo?

— Como si fueras una amiga a la que le estoy contando como tuve relaciones con una mujer.

— Después de esto..., creo que es a lo más que podemos aspirar.

— Llegó hace cuatro días. Tocó mi puerta y cuando la abrí apenas podía sostenerme en pie. Ya he perdido la cuenta de cuánto he bebido. Aún así seguí sintiendo dolor. Carla solo vino a ayudarme con una de mis empresas pero ella..., se las ingenió para intentar subirme el ánimo aunque poco o nada consiguió. — Carraspeó — Pensé esa estupidez de un clavo saca otro clavo. Quizá podría funcionar, tal vez podía olvidarte.

Arqueé una ceja desilusionada totalmente

— Veo que funcionó.

— Ojalá..., no tuviera este whisky en las manos y no me afectaría tenerte tan cerca y a la vez tan lejos. El clavo terminó más clavado que antes y solo terminé haciendo el ridículo. Ni siquiera pude terminar y no pasaron ni dos segundos cuando tu nombre se me había escapado de mis labios. La humille y me humille a mi mismo. Hablé con ella, quedamos en que no se volvería a repetir, fue un error del cual me arrepiento día y noche. Carla es solo mi amiga, y ella.., espero que así lo vea también.

Volví  a sentirme mareada y el corazón latía más rápido de lo normal. No se que seguía haciendo de pie ante él. No sabe como manejar la noticia de que había estado con otra mujer. Aunque debí admitir que tuvo el coraje de ser sincero y decírmelo. No tenía mucho que reclamar, por un momento el enojo se disipó, pensé y pensé en todo; era increíble cómo las cosas cambiaban. Cuando estaba casada, nos amamos como nunca, teniamos sexo y yo juraba conocer al hombre que se hundía entre mis piernas. Ahora que estaba divorciada, parecíamos dos extraños.

— Quizá viste en ella lo que viste en tu esposa y lo que nunca pudiste ver en mi. Sé que no debí hacerlo, se que estuvo mal pero gracias a que lo hice, pude conocer una parte de ti que jamás conocería de tu boca. Encontré una habitación en tu casa la cual jamás imaginé que tendrías. Tienes gustos sadomasoquistas y fetichismos que nunca te has tomado la molestia de compartirme. Quizá porque crees que soy muy débil o no lo suficientemente excitante como para incluirme en lo que te gusta. — Sintiéndome cada vez peor y que en cualquier momento me desvanecería añadí — Somos tóxicos, nos amamos pero nos dañamos. Somos algo así como una droga. Nos hace daño, nos destruye por dentro pero aún así seguimos consumiéndola porque nos gusta como nos hace sentir aunque nos destruya al mismo tiempo. Pero ya no quiero seguir destruyendome y si para ello tengo que dejar de sentirme "bien" también renunciaré a eso.

Terminando su copa de whisky dispuesto a servirse otra algo impactado por el hecho de que yo sabía de su "pequeño secreto" buscando la forma menos vergonzosa de responder, resopló.

La Teoría Del Perdón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora